FRANCISCO CARRIÓN
@fcarrionmolina
Tres ataúdes con coloridas decoraciones e inscripciones
jeroglíficas acaban de aparecer en un lugar insospechado, según ha descubierto
un equipo francés de investigadores
Uno de los ataúdes encontrado en Luxor MINISTERIO DE ANTIGÜEDADES
DE EGIPTO
Tres ataúdes faraónicos con coloridas decoraciones e inscripciones
jeroglíficas han aparecido enterrados en un lugar insospechado. Un hallazgo
insólito, en el suelo de una calzada sagrada, que una misión francesa acaba de
firmar en los confines de la antigua Tebas, la actual Luxor.
"Nuestro trabajo revela por primera vez una práctica funeraria
desconocida, el entierro en el pavimento sagrado", señala a EL MUNDO
Frédéric Colin, profesor de Egiptología de la Universidad de Estrasburgo y
director de la misión conjunta del Instituto Francés de Arqueología Oriental.
"La hipótesis es que la posición bajo esa calzada era un lugar
preciado porque las procesiones del dios Amón pasaron justo por encima de estas
tumbas durante los grandes festejos, en los que se visitaba la necrópolis y los
templos de Deir el Bahari", agrega el experto.
Colin considera probable que este modelo de sepultura se hallara
hace un siglo por las primeras misiones arqueológicas que excavaron la calzada
de Hatshepsut, "pero, realmente, no entendieron" su peculiaridad.
"Desde el punto de vista antropológico, es una práctica funeraria no
reconocida, debido posiblemente a que no existieron métodos para documentar los
resultados de la excavación a principios del siglo XX".
Sólo ahora el proyecto galo ha logrado levantar acta de una
práctica funeraria que afectó a enterramientos que fueron exhumados de una
localización previa y que pudieron incluso pasar por una sepultura colectiva
antes de encontrar reposo bajo la calle. "La decisión de volver a enterrar
a estos difuntos tuvo que tomarse de una manera oportunista durante la
construcción de la vía", desliza Colin.
La posición en la que hallaron descaso eterno era privilegiada,
bajo la calzada que conducía a los peregrinos desde la llanura aluvial del Nilo
hasta el templo de Tutmosis III, la construcción que, desde hace más de una
década, excava la arqueóloga española Myriam Seco en la orilla occidental de
Luxor, a unos 600 kilómetros al sur de El Cairo.
LABERÍNTICA TUMBA
DEL ESCRIBA
Los tres sarcófagos fueron hallados enterrados en un movimiento de
tierra muy grueso perteneciente a la construcción de un suelo conservado en el
patio exterior de la laberíntica tumba del escriba real Pediamenopet TT33), el
mayor enterramiento de un cortesano en la necrópolis del Asasif. "Que esta
tumba haya permanecido intacta es un milagro porque escapó a la profunda
trinchera cavada en el siglo VII a.C. para instalar el pilón de
Pediamenopet", admite Colin.
Los investigadores que han trabajado en el hallazgo sitúan a los
tres ataúdes en la dinastía XVIII del Reino Nuevo, unos 800 años antes de la
construcción del enterramiento del escriba. Realizados en madera y bien
conservados, los sarcófagos albergaban a dos mujeres -Rau y Ta-abu- y un hombre
del que se desconoce el nombre. El de Ta-abu tiene 195 centímetros de longitud.
El tercer ataúd, que exhibe una barba, tiene 180 centímetros.
"Llaman la atención por la calidad de su preservación y su
relativa rareza. Algunos modelos similares fueron hallados en la primera mitad
del siglo XX, pero son escasos", avanza Colin. La identidad de los finados
sigue resultando una incógnita. "El estatus de los difuntos es
precisamente una de las cuestiones que nuestra siguiente investigación deberá
resolver. Probablemente eran personas de nivel intermedio, con riqueza pero sin
ocupar la cima de la jerarquía social", concluye.
https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/ciencia/2020/01/07/5dfd206921efa04b668b4848.html
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