El director Andris Nelsons en un momento del concierto. AFP
El recorrido de la San Silvestre vienesa comprende unos pocos
metros: los que separan las escalinatas de la entrada del Musikverein de su
Sala Dorada, donde cada 31 de diciembre se celebra un maratón sinfónico
que sirve de anticipo al Concierto de Año Nuevo. Allí compareció
anoche, y de nuevo esta mañana, el maestro letón Andris Nelsons (Riga,
1978) con una levita de terciopelo azul, que no era un guiño a Lynch aunque su
debut en el podio tanto apelaba al fetichismo straussiano como
a la fascinación voyeur por repertorios nunca antes explorados
en la cita sinfónica más famosa del mundo. Nada menos que nueve de las
16 obras del programa sonaron por primera vez en el Concierto de Año Nuevo,
que en su 80ª edición arrancó con la obertura de la ópera Los
vagabundos de Carl Michael Ziehrer para recrearse después en los
muchos homenajes y efemérides que se anuncian para este 2020, empezando por el
150º aniversario de la muerte de Josef Strauss, siguiendo por el centenario del
Festival de Salzburgo (cuyas imágenes aéreas se acompasaron al vals Saludos
amorosos) y terminando con los 150 años de la inauguración del Musikverein, cuya
excelente caja de resonancia volvió a ajustarse al milímetro a las
características de una de las mejores orquestas del mundo.
Hubo entre el público quienes cerraron los ojos para deleitarse
con La fiesta de las flores, pero no pudieron identificar entre sus
notas lluvias de pétalos ni jardines exuberantes, pues Johann Strauss II elegía
los títulos de sus polcas y valses en base a criterios puramente nemotécnicos
que facilitaran su popularización entre el público de la época. Lo mismo ocurre
con Donde florecen los limoneros, una obra tan poco programática
como habitual en la matiné vienesa (soberbia la lectura que
ofreció Zubin Mehta en 2007) y a cuyas páginas finales Nelsons aplicó
más dosis de rubato del que acostumbran las huestes austriacas. Fue
tal el nivel de precisión y virtuosismo del que hicieron gala los músicos
durante la polca rápida De golpe y porrazo de Eduard Strauss
que por momentos daba la sensación de que el engranaje de esa maquinaria casi
perfecta llamada Filarmónica de Viena no requiriera de ninguna batuta para
funcionar. Nada más lejos de la realidad, tal y como se encargaría de
demostrar el propio Nelsons en la segunda parte del concierto.
Es más que probable que a Larry Lipton, el protagonista de Misterioso
asesinato en Manhattan, le hubieran entrado ganas de invadir Hungría
después de escuchar la obertura de Caballería ligera, cuyo libreto
parodia a los militares austríacos tras la humillante derrota frente a las
tropas prusianas en 1867. Nelsons aprovechó el inciso dramatúrgico de
la obra Franz von Suppé (también de aniversario aunque tristemente olvidado por
los programadores) para reivindicarse como factotum operístico y hasta médium
de las esencias wagnerianas de Bayreuth. La polca francesa Cupido de
Josef Strauss dio paso a varias escenas de ballet primorosamente engarzadas
por José Carlos Martínez mientras de fondo sonaba el vals ¡Abrazaos
por millones! de Johann Strauss II. El ex director de la Compañía
Nacional de Danza se convirtió así en el primer español de la historia
en coreografiar el Concierto de Año Nuevo. La primera parte estaba
ambientada en el Palacio de Invierno del príncipe Eugenio de Saboya mientras
que en la segunda, inspirada en los musicales americanos de los años 50, los
bailarines recorrieron diferentes espacios de la Viena de Beethoven al ritmo de
una selección de seis de las Doce contradanzas del genio de
Bonn, que debutó también en el programa del primero de enero con motivo
del 250 aniversario de su nacimiento, que se celebrará por todo lo alto
a lo largo de 2020.
Entre medias, la Gavota de Josef Hellmesberger
y El galope del postillón de Hans Christian Lumbye rindieron
tributo a la arquitectura clásica del Musikverein y a las circunstancias en las
que fue concebida su inimitable acústica. En la segunda de las obras, Nelsons
saldó la cuota cómica del concierto y desenfundó una trompeta, instrumento
con el que se desempeñó en sus primeros años como integrante de la Orquesta de
la Ópera Nacional de Letonia antes de dar el salto al podio. La
siguiente de las piezas, el vals Disfrutad de la vida de
Johann Strauss II, estaba dedicada a la memoria del que fuera su amigo y
valedor, el también director Mariss Jansons, que falleció el pasado 30 de
noviembre. Y como remate final, la archiconocida polca rápida Tritsch
Tratsch y el vals Dínamos de Josef Strauss, cuya
melodía se cuela irónicamente en los pentagramas de la ópera El
caballero de la rosa del «otro Strauss», Richard, compositor vetado en
el Concierto de Año Nuevo y al que sólo Kubrick se atrevió a emparentar con la
larga saga de músicos vieneses, custodios todos ellos de la sacrosanta tradición
tonal centroeuropea.
Tras la entrega de las flores al director, la primera de las
propinas (la «sorpresa») corrió una vez más por cuenta de Josef Strauss y su
polca rápida Al vuelo. A continuación sonó el vals En el
bello Danubio Azul de Johan Strauss II, cuyos primeros compases, tal y
como manda la tradición, Nelsons interrumpió para que los músicos de la
orquesta felicitaran el año a los cerca de 55 millones de espectadores
congregados frente al televisor. Para acabar, el público siguió con
palmas el desarrollo de la Marcha Radetzky de Johann Strauss,
que este año ha subido a los atriles con un arreglo colectivo firmado por todos
los miembros de la orquesta que sustituye a la versión del compositor y miembro
del partido nazi Leopold Weninger.
EN 2021, RICCARDO MUTI
El director italiano Riccardo Muti ocupará el 1 de enero de 2021 el
atril para dirigir a la Orquesta Filarmónica de Viena en el Concierto de Año
Nuevo, según anunció este miércoles la compañía en un comunicado.
Será la sexta vez que Muti se encargue de conducir el famoso
recital de bienvenida al año, con lo que será el cuarto director que más veces
lo ha hecho desde que comenzó la tradición en 1939.
"Riccardo Muti tiene un valor extraordinario en la historia de
la Filarmónica de Viena", ha destacado el presidente de la orquesta,
Daniel Froschauer, al anunciar la decisión.
El italiano, que cumple 80 años en julio, ha dirigido el concierto
en cinco ocasiones: 1993, 1997, 2000, 2004 y 2018, informa Efe.
https://www.elmundo.es/cultura/musica/2020/01/01/5e0c9c75fc6c831d288b458c.html
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