George Frideric Haendel (1685-1759). Giulio Cesare in Egitto, HWV 17 ** (1724, versión de 1725). La Cetra Barockorchester Basel. 23 de mayo, 2021. Sala Sinfónica, Auditorio Nacional de Madrid.
ELENCO
Andrea Marcon (director)
Emöke Baráth (soprano - Cleopatra)
Beth Taylor (contralto - Cornelia)
Carlo Vistoli (contratenor - Giulio Cesare)
Carlos Mena (contratenor - Tolomeo)
Juan Sancho (tenor - Sesto Pompeo)
José Antonio López (barítono - Achilla)
LA CETRA
BAROCKORCHESTER BASEL dirigida por ANDREA MARCON,
director y clavecinista, llegan a Madrid, en el Ciclo Universo Barroco en el Auditorio Nacional, con George Frideric Haendel y su ópera Julio César en Egipto, estreno en
España, en tres actos, con libreto de Nicola
Francesco Haym, basado en el de Giacomo
Francesco Bussani (Venecia, 1677). Fue estrenada el 20 de febrero de 1724
en el King’s Theatre, Haymarket, de Londres. La edición crítica de Giulio
Cesare in Egitto utilizada en este concierto es de Hans Dieter Clausen (Kassel,
editorial Bärenreiter).
INSTRUMENTISTAS DE
LA CETRA BAROCKORCHESTER BASEL
Eva Saladin, Johannes Frisch, Cecilie Valter Y Claudio Rado
VIOLINES I. Germán Echeverri Chamorro, Sonoko Asabuki, Lathika Vithanage Y
Aliza Vicente, VIOLINES II.J oanna Michalak Y Sara Gómez, VIOLAS. Jonathan
Pešek Y Amélie Chemin, VIOLONCHELOS. Fred Uhlig, CONTRABAJO. Guillermo
Peñalver, Sarazin TRAVERSO. Janine Jonker y Georg Fritz, OBOES. Robin Billet,
FAGOT. Alexandre Zanetta, Elisa Bognetti, Jairo Pablo Gimeno Veses Y Pepe
Reche, TROMPAS. Daniele Caminiti, TIORBA. Andrea Buccarella, CLAVE y Vera
Schnider, ARPA.
Jugosa propuesta ésta de la ópera de Haendel, en versión concierto,
con una pequeña pausa sin salida de la sala entre el I y el II acto y una más
larga, de media hora, antes del último. Esta versión en primicia, cumple con
tres horas y media de canto y arte vocal, en tiempos en que la pandemia, que
afloja lentamente por estas tierras, parece permitir veladas o atardeceres
líricos más extensos que la hora y media que se dedicaba hasta este exhaustivo
y complejo Julio César en Egipto, en la Sala Sinfónica del Auditorio madrileño.
LA CETRA BAROCKORCHESTER BASEL fue Fundada en 1999 por iniciativa del entonces director de la Schola Cantorum Basiliensis, Peter Reidemeister. Su nombre se toma de los Conciertos para violín ‘La cetra’, op. 9 de Antonio Vivaldi. Si bien la música instrumental italiana del siglo XVIII es ciertamente su repertorio central, su programación abarca desde el Renacimiento tardío hasta el Barroco y el clasicismo temprano. La Cetra se encuentra entre los conjuntos de música antigua más importantes del mundo. Su asociación con el Theater Basel ha establecido su presencia y residencia en Basilea.
Desde 2009, su director musical es Andrea Marcon; en 2017, actuó
por primera vez en Asia y en 2021 está realizando giras por Norteamérica y
Australia. La Cetra colabora con intérpretes como María Espada, Franco Fagioli,
Ann Hallenberg, Roberta Invernizzi, Magdalena Kožená, Carlos Mena, Patricia
Petibon y Andreas Scholl, así como con instrumentistas como Nicola Benedetti,
Giuliano Carmignola y Maurice Steger; lo hace, asimismo, con nuevos intérpretes
como Vasilisa Berzhanskaya, Anna Aglatova, David Hansen o Kangmin Justin Kim.
Con los años, también ha trabajado con directores como Gustav Leonhardt, René
Jacobs, Jordi Savall y Attilio Cremonesi.
El planteamiento de este grupo musical, basado en una investigación
profunda, es un intercambio intensivo en todas las facetas de la práctica de la
interpretación instrumental histórica y un examen minucioso del contexto en el
que se concibieron en origen las obras, para que la música antigua sea
accesible para las audiencias actuales con interpretaciones frescas, apasionantes
y contemporáneas.
Andrea Marcon, el director de
esta formación, inició sus estudios musicales con Vanni Ussardi y se diplomó en
Órgano y Clave. En 1983, se trasladó a Basilea, donde obtuvo el diploma en
Música Antigua. Se dedica también a actividades pedagógicas.
Realizó una dirección solvente y cuidadosa de su orquesta, aunque
quizá el sonido desbordó por momentos a los cantantes, que debieron responder,
todos, a una exigencia esperable en partituras compuestas para el lucimiento de
gargantas como la de Gaetano Berenstadt, el castrato que en tiempos de Haendel
defendió el rol de Ptolomeo, o el de Senesino, llamado realmente Francesco
Bernardi, que descolló en su día como Julio César.
Esta ópera se convirtió inmediatamente en un éxito y fue representada
(con algunos cambios) en 1725, 1730, y 1732. Fue estrenada también en París,
Hamburgo y Brunswick, pero al igual que
otras óperas serias de Händel, Julio César cayó en el olvido durante todo el
siglo XIX.
Los papeles de César y Cleopatra, cantados por el castrato Senesino
y la famosa soprano Francesca Cuzzoni respectivamente, y que abarca ocho arias
y dos recitativos accompagnati cada una, agotaban completamente las capacidades
vocales de los cantantes. Cornelia y Sesto son más estáticos debido a que están
totalmente tomados por sus emociones primarias, ella con el dolor debido a la
muerte de su esposo y constantemente obligada a defenderse de Achilla y
Tolomeo, y él consumido por la venganza por la muerte de su padre.
Sin embargo, Cleopatra es un personaje con varias facetas: usa al
principio sus habilidades femeninas para seducir a César y ganar el trono de
Egipto, y luego se implica totalmente en su historia amorosa con el dictador
romano. Tiene grandes arias de inmensa intensidad dramática, como “Se pietà di
me non sentí” y “Piangerò la sorte mia”. El carácter sensual es descrito
magníficamente en el aria ”V'adoro, pupille”, en la que Cleopatra, disfrazada
de Lidia, se aparece a César rodeada por las musas del Parnaso.
Históricamente, Cleopatra VII Thea Filopátor —en griego antiguo,
Κλεοπᾰ́τρᾱ Φιλοπάτωρ, romanizado:
Kleopátrā Philopátōr (69 a. C.-10 o 12 de agosto de 30 a. C.) fue la última
gobernante de la dinastía ptolemaica del Antiguo Egipto, aunque nominalmente le
sobrevivió como faraón su hijo Cesarión, este fue asesinado por las tropas de
Augusto, como presumiblemente la descendencia que la reina tuvo con Marco
Antonio, sucesor de Julio César al frente de los territorio de Oriente. También fue
diplomática, comandante naval, lingüista y escritora de tratados médicos. Era descendiente de
Ptolomeo I Sóter, fundador de la dinastía, un general de origen macedonio de Alejandro Magno.
Tras la muerte de Cleopatra, al perder junto con su amado Marco Antonio la
batalla naval de Actium, Egipto se convirtió en provincia del Imperio romano,
lo que marcó el final del período helenístico que se había iniciado con el
reinado de Alejandro (336-323 a. C.). Su lengua materna era la koiné griega,
aunque fue la primera soberana ptolemaica en aprender el idioma egipcio.
Cleopatra, cuya tumba se busca de manera infatigable en Alejandría
todavía y Julio César, asesinado durante los idus en el senado romano en la
actual zona romana de Largo Argentina, sumados al general marco Antonio, forman
un trío que ha hecho soñar a muchísimas generaciones de amantes de la historia,
de la literatura y del arte a lo largo de la historia.
Julio César, el del paso del Rubicón, gran conquistador, arúspice,
mago, demiurgo que fascinó a su época, se atrevió a entreabir las puertas del
Imperio, y fue asesinado por ello, cerrando farragosamente el periodo de la
República romana, diferente y fundacional. Carlo
Vistoli (contratenor), encarna con soltura el papel del “imperator” (“general en jefe”, que no emperador). Posee
un registro majestuoso, con notables graves y agudos fáciles y habilidad para
las fiorituras que se le suponen a una tesitura como la suya en los tiempos de
los famosos castrati.
Cleopatra fue la última de los Lágidas, y está aquí en toda su
belleza y lozanía representada en la voz, que se adapta bien a las coloraturas
y exigencias un rol total: la gran seductora, madre, esposa y soberana culta en
la voz polifacética y fresca, llena de “nuances”emocionales de la soprano
húngara Emöke Baráth. Forma un
fantástico dúo vocal como Vístoli, aunque interactúa con el resto de los
personajes, entre los que destacan Beth
Taylor (contralto) como Cornelia, la viuda de Pompeyo con una hermosa voz,
aunque al comienzo de la función pareciera apabullada por el peso de la pérdida
del esposo, la compañía de unas voces en general descollantes y unos
instrumentos que sonaba a tutta orchestra.
Carlos Mena, también
contratenor, español, construyó un creíble Tolomeo, decidido, insidioso como
hermano y competidor de Cleopatra, una hermana mejor dotada y acompañada para
las labores del reino. Cuenta con una dilatada experiencia profesional y su voz
empasta bien con el resto.
Juan Sancho es un joven tenor local que desempeñó con fluidez y seguridad el rol de un Sesto Pompeo joven pero protector de la madre despojada de todo.
José Antonio López (barítono) aportó
como Achilla seguridad y galanura vocales, con una presencia escénica elegante
y eficiente. Destacó, aunque su rol no era de los más protagonistas.
Como alguien comentó, le faltó al director de La Cetra, André
Marcon, dedicarle algo más de esfuerzo y dirección a la labor de los cantantes,
inmerso como estaba en una orquesta destacada en número, en requerimientos y
tocando además el clave, con una partitura nada evidente.
El público aplaudió entusiasmado una propuesta extensa y de mucha
enjundia. La duración del concierto, con 105 minutos al comienzo, 90 al final y
una pausa de media hora para abandonar la sala, requirió de los artistas un esfuerzo
sostenido e importante, que solventaron con absoluta disposición y saber hacer.
La audiencia estuvo allí, en todo momento, siguiendo la evolución
de un drama, que, a pesar de ser tantas veces glosado y representado, pintado,
filmado y cantado, como a los niños, aunque ya no lo seamos, nos sigue
seduciendo a través de los tiempos y nunca nos cansa.
Como dice en la escena I del Acto I, el Julio César de Haendel,
“Venne, e vide e vinse”. O mejor, en el original latino, expresando a los
optimates (patricios) del Senado romano (que lo asesinarían a cuchilladas
posteriormente), “Veni, vidi, vici”, en el año 47 a.c., a propósito de su
victoria reciente sobre Farnaces II, rey del Ponto, en la batalla de Zela.
Y la cita podría generalizarse de nuevo en esta ocasión, ya que el
éxito de Caius Iulius Caesar ha vuelto a repetirse otra vez, ahora, mágicamente,
en el Auditorio Nacional de Madrid y con holgura.
Alicia Perris
Foto 1, Julio Serrano, 2, 3 y 4, Rafa Martín
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