CHRISTIAN BLACKSHAW, PIANO. Jueves, 15 de Octubre de 2015, 19:30 h.
Auditorio Nacional de Madrid.
PROGRAMA
BEETHOVEN (1770- 1827), Obertura de
"Egmont".
MOZART (1756-1791),Concierto para piano
núm. 20, K. 466.
BEETHOVEN, Sinfonía núm. 6,
"Pastoral".
No podía haberse elegido un repertorio
más agradecido, equilibrado y terapéutico, de verdad, para inaugurar la cuarta
temporada de La Filarmónica en el Auditorio Nacional. Este año, la organización
musical visitará también la sala del
Teatro Real, donde el maestro Pablo Heras-Casado dirigirá una velada de Mahler.
La Sinfónica de Bamberg nos ofrece en esta ocasión la "Pastoral" y la Obertura de Egmont de Beethoven acompañando también al pianista Christian Blackshaw, con el Concierto número 20 en Re Menor , K. 466 (1785) de Mozart.
Este intérprete, que desde su retorno a
los escenarios está causando sensación entre el público, ha sido descrito por
la crítica como "El gigante que emergió de las sombras". Ha
hecho gala de una acertada digitación y una contenida interpretación de Mozart.
Es elegante y sabio en la administración del componente emocional, siempre de
un gran clasicismo en el caso de Mozart, sobre todo.
Casi rozando las fronteras del gran
maestro de Bonn, el concierto que Blackshaw interpretó en la velada del jueves,
fluctúa entre la impetuosidad que abrió la noche con esta obertura, llena de
fuerza y apasionado arrebato y una ensoñación que enlaza con la posterior Pastoral
enhebrada como por encanto en un clima sinfónico que en ningún momento se
quebró durante el concierto, ni siquiera debido a la pausa reglamentaria.
Mozart despliega aquí un diálogo lleno
de matices entre el pianista y la orquesta, perfectamente ensamblada con la
batuta de un Nott entregado, en estado de gracia.
Se trata de una partitura con unas
dinámicas que se subrayan con delicadeza, envolventes y un dramatismo que
domina unas páginas llenas de vehemencia, hasta donde la geografía mozartiana
nos permite llegar.
La Obertura de Egmont y la Pastoral son
largamente visitadas en todas las salas de concierto, pero con la Orquesta
Sinfónica de Bamberg y su director, Jonathan Nott, han alcanzado una dimensión
especial. El todo suena como un único instrumento sabiamente trabajado,
mientras los pasajes para los solistas permiten disfrutar de una audición, como
en el caso del lucimiento de la flauta, oboe o clarinete antes del tema
principal de segundo movimiento de la Sexta Sinfonía, de una exquisita
demostración de virtuosismo y musicalidad.
Podría decirse que la Filarmónica
empieza a encontrar su espacio en las convocatorias anuales de las propuestas
de temporada en Madrid. Cada año se afianza su capacidad para elegir un
repertorio inobjetable que el público disfruta con agrado, a la vez que realiza
una labor pedagógica en la presentación de sus programas de mano, en este caso,
obra de Juan manuel Viana y sus sugerencias para escuchar y respetar la música
en un concierto, que aparecen aquí: “móviles apagados, alarmas desconectadas,
contengan las toses”. Este recuerdo didáctico hace falta en nuestras salas de
concierto.
Podría decirse que a la primera velada
de la temporada asistió el “tout Madrid”. No faltaron los habituales,
conocedores, patrocinadores, críticos de postín y hasta políticos de conocida
trayectoria. Blackshaw ofreció Chopin de propina y la Orquesta de Bamberg y Nott al mando, una fulgurante versión de la Obertura de las Bodas de Figaro, de Mozart. El público aplaudió fervorosamente y sonó un coro interminable de "bravos".
Entre los próximos descubrimientos de
esta temporada, la Orquesta Sinfónica de Radio Suecia, el Trío Ludwig, Natalia Gutman
al violonchelo, la Orquesta Sinfónica de Viena, Varvara, al piano y la Royal
Philarmonic Orchestra localizada en el Teatro Real. Un patrocinio por todo lo
alto y un deleite para atravesar el curso que nos espera con otras perspectivas.
Lo dicho, terapéutico. Como comentábamos con Marcos Amat antes del concierto, “c´est
parti”.
Alicia Perris
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