En esa ocasión, tuvimos el placer de
recoger sus palabras para la revista Raíces, que rescatamos ahora:
Entrevista con Osvaldo Golijov,
compositor argentino autor de Ainadamar, estrenada ese verano con éxito para
clausurar la temporada del Teatro Real de Madrid. Viernes 6 de julio de 2012.
Noticias Biográficas
El compositor Osvaldo Golijov nació
en La Plata, “hace un poco más de 50 años”, como él mismo dice, en una familia
judía de origen rumano y ucraniano que dejó esos países en los años 20 del
siglo pasado.
Su padre era médico y su madre
profesora de piano. Golijov se educó en contacto con la música klezmer, el
tango, la tradición clásica que aprendió a conocer y amar en el conservatorio
de su ciudad natal, mientras estudiaba composición con Gerardo Gandini.
Vivió tres años en Jerusalem y allí
siguió estudios en la Academia Rubin con Mark Kopytman. Continuó sus clases en
Estados Unidos y trabajó en el entorno de Tanglewood. Compositor permanente de
varias universidades norteamericanas, obtuvo varios premios y en el 2000 fue
comisionado junto a los compositores Sofia Gubaidulina, Tan Dun y Wolfang Rihm,
para componer obras celebrando la memoria de Johan Sebastian Bach. De esta
propuesta surgió su La Pasión según San Marcos. Ha colaborado con diversos
intérpretes y en tres ocasiones con el director angloamericano Francis Ford
Coppola.
Obtuvo dos premios Grammy por
Ainadamar en 2007, que comenzó su andadura en el Teatro Real el día 6 de julio,
cuando se llevó a cabo su exitoso Ensayo General. Muy pocos momentos antes de
esta primera confrontación con el público de Madrid y en medio de una gran
animación en la sala, mantuvimos una entrevista de casi media hora, gracias a
la amabilidad del maestro Golijov y a la incansable dedicación y entrega de
Graça Ramos de Prensa y Comunicación del Teatro Real, que hasta el último
momento pensó que sería inviable, debido a los compromisos del maestro y al
corto lapso de tiempo que pudo estar en Madrid.
Entrevista con Osvaldo Golijov
Desandando la carretera de los
pantanos que me devuelve a Madrid, voy meditando en las preguntas que me
sugieren las lecturas y la información que el propio Teatro Real ha puesto a
disposición de los medios de prensa para presentar el estreno en Madrid de
Ainadamar. Y agradezco a la suerte y a los actores de ese encuentro el que éste
haya sido posible.
Nos sentamos en unos espaciosos
sillones de unas de las plantas superiores del Real, por donde muy poco tiempo
después, circularán los asistentes al Ensayo General de la ópera del maestro
Golijov. La sensación de amplitud es enorme y la comodidad del espacio es
también psicológica. Nos ofrecen unas aguas minerales para paliar los primeros
calores del verano y empezamos.
A.P. Maestro Golijov, ¿es inevitable hablar de la inmigración, de la trashumancia, una vez más?
A.P. Maestro Golijov, ¿es inevitable hablar de la inmigración, de la trashumancia, una vez más?
O.G. Creo que no es tanta la carga que se le supone. Tanto
yo como mis hermanos nos fuimos de Argentina. Ahora que tengo más de 50 años,
veo que la mayor parte de la gente ha tenido esa experiencia: migraciones
internas, externas, en China por ejemplo, es algo habitual, incluso en España
hay mucha gente que ha salido de sus pueblos.
A.P. ¿Qué representa el fenómeno de
Ainadamar en su trayectoria?
O.G. Es la ópera como arte vivo que
se sigue renovando. El título es “fuente de lágrimas” y si la ópera misma puede
seguir siendo un manantial, una ópera
cubista donde está la poesía como parte de la obra.
A.P. ¿Cómo le influyó aprender una
lengua tan afectiva como el yiddish?
O.G. Pienso que mucho. Como dijo
Isaac Bashevis Singer es un idioma donde los matices para descubrir la
naturaleza humana son tan finos, creo que más finos que en ninguna otra lengua.
La condición humana, no la nostalgia, la mirada filosófica se expresa en
yiddish mejor que en ningún otro idioma y es una lengua muy dulce hecha de
inmigraciones.
A.P. Cuando la escuchaba hablar en
mi infancia a mis vecinos, mientras preparaban el gefilte fish u otras comidas
tan propias, me sonaba una lengua íntima, como de puertas adentro, familiar…
O.G. Sí, parece que se derrite en la
boca.
A.P. ¿Qué representó y sigue
representando para Usted la Plata?
O.G. Se trata de una ciudad que en
mi alma sigue estando muy viva, yo fui muy feliz de niño allí. Por supuesto que
cuando voy de visita, es una nueva fuente de reflexiones. Uno trata de buscar y parece que excavamos ruinas. No es que esté
en ruinas, sino que pasaron dos generaciones desde que me fui, hay otra
población incluso.
A.P. ¿Está en su “palacio de la
memoria”?
O.G. Sí, está intacta ahí pero
diferente en la realidad.
A.P. Hábleme maestro por favor de la
influencia de los años que usted pasó en Jerusalem.
O.G. Para mí fue una segunda
infancia. Caminar por sus calles durante tres años fue un nuevo asombro
cotidiano con la simple realidad de la ciudad.
A.P. Hay artistas como Daniel Barenboim
que se han involucrado y dado una respuesta al conflicto de Oriente Medio.
¿Usted cómo lo ve?
O.G. Yo admiro lo que está haciendo
y tomó muchos riesgos incomodando a las estructuras del poder, a lo que
malamente se llama el “sentido común”, que está hecho de temores y él no tiene
temores. El está en situación privilegiada para trascender el miedo al otro que
es el origen de todo los problemas que tenemos en Oriente Medio y en la vida.
(Nos traen las bebidas pero ni por esa circunstancia interrumpimos la charla,
sabiendo fehacientemente, que el tiempo no perdona y esto es a destajo).
A.P. ¿Qué recuerdo conserva de su
colaboración en las películas de Coppola?
O.G. Hay una nueva que todavía no se
ha estrenado. Esta será la tercera. Un recuerdo de gratitud porque ha expandido
mi visión artística y fue como tener unas becas permanentes. Aprendí a que todo
lo que uno imagina se puede realizar. Y soluciones artísticas a problemas
expresivos, dramáticos, una experiencia que recordaré siempre con infinita
gratitud.
A.P. Dos premios Grammy por
Ainadamar en 2007. ¿Se puede aspirar a más?
O.G. En la música clásica no es
tanto, lo que aspiras es que las obras se sigan representando durante siglos
después que uno ha muerto… y proyectando emoción. El año pasado con mi esposa
nos fuimos a Toscana y en pueblos pequeñísimos se hacía Don Giovanni. Eso es
muchísimo más que un Grammy.
A.P. Supone grandes diferencias trabajar con compatriotas directores como
Alejo Pérez o Andrés Máspero?
O.G. Es un placer, es hermoso que
aunque en algunos casos sean de otra generación, se pueda dialogar.
A.P. Si pudiera hacer un viaje en el
tiempo, volvería a la España de las tres culturas, al Toledo del siglo XII?
O.G. Sí, me encantaría, entre otras
muchas paradas e iría también al futuro.… (Se ríe, como a menudo, durante toda la
entrevista, este hombre es muy risueño y da muchas facilidades en la
comunicación con el interlocutor).
A-P- ¿Por qué su obsesión con el
mar? ¿Tiene otras obsesiones confesables?
O.G. El mar… (y se queda pensando
como reviviendo experiencias físicas acuáticas, porque acaba de aterrizar de
Atenas y tiene a la Grecia eterna en el pulso y en la mirada).
A.P. En La Plata no hay mar, le
comento, pero está el Museo Paleontológico donde me llevaba mi madre de paseo…
O.G. El mar es mi obsesión y nadar.
Antes de ayer estuve nadando en una isla griega.
A.P. (Pienso que los hay afortunados
y nosotros aquí en la casi canícula madrileña de todos los veranos). Es volver
al líquido amniótico, le digo…
O.G. El mar para mí es donde yo
podría vivir, saliendo a respirar un poquito de vez en cuando.
A.P. Usted dijo en una entrevista
que “no hay territorios geográficos para la música solo zonas emocionales…”.
O.G. Lo que quise decir es que
muchas veces, territorios geográficos representan zonas emocionales: lo que
Lorca llamaba “la eterna soledad del ser humano”. Está muy explorado en
Andalucía este tema, más, mucho más que en otros lugares del planeta, la
provocación sexual está expresada en el tango en Buenos Aires, más que en otros
lugares que yo conozca.
A.P. El teatro y la poesía también
tienen una carga sexual…
O.G. Totalmente. El teatro es todo:
desde filosofía, hasta sexo, amistad, temor o aceptación de la muerte. Es la
vida toda.
A.P. ¿Pueden convivir la música klezmer,
el tango, Schubert?
O.G. Sí, todo está en estados a
veces muy sublimados y a veces muy reconocibles.
A.P. Esto no estaba pensado para la
entrevista, pero tuve un flash de la película “Up in the air” con George
Clooney cuando él dice que lo ideal es llevar la maleta muy vacía. Nosotros
somos “multitaskers”, ¿no vamos con el equipaje un poco cargado a veces, sin
detenernos en esta filosofía? ¿Deberíamos producirnos con lo puesto, también en
lo emocional?
O.G. Es posible quizás, pero toda
esa carga se puede transformar en aire, la cuestión es destilar todo lo que se
lleva en la maleta y quedarse con la esencia y no con los trastos viejos.
A.P. Usted también es un poeta
solitario como Lorca?
O.G. (se ríe una vez más). No sé, me
gustaría decir que sí.
A.P,
“Not only for pleasure”, for what else, maestro?
O.G. Para reflexionar, aprender,
porque gracias al teatro y a la música se puede enfrentar la vida con más
sabiduría. La música es también una fuente de vida.
A.P. ¿Cómo fue en el Teatro Colón La
Pasión según San Marcos? Para mí el Colón también es como mi casa, años de
años…
O.G. Yo iba al “paraíso” y de
repente tener una obra mía abriendo la temporada lírica fue sentirme parte de
esa tradición, de ese universo mágico que es el Teatro Colón.
A.P. ¿Cómo vive en Estados Unidos
alguien con un bagaje como el suyo?
O.G. Muy bien, vivo al lado de
Newton.
A.P. Pero qué frío por allá, ¿no?
O.G. El frío me molesta pero la
gente es fabulosa. El nivel cultural… la investigación médica…. Me fascina
vivir en ese lugar con tanta gente dedicada a estos temas.
A.P. ¿Qué diferencias hay entre
estar al frente de una orquesta en Chicago o en La Plata? Y no quiero hablar de
presupuestos, de dinero, como siempre. Sino del trato,
los rituales, los ensayos, los autores, el repertorio, la gente…
O.G. Es diferente en Chicago. La
orquesta es un contexto donde siempre se han creado versiones definitivas de
ciertos compositores. Cuando ellos hacen Bruckner, Mahler… y se hace mucha
música contemporánea. La Plata es una ciudad chica pero de repente lo que está
sucediendo ahora con Marcelo Lombardero al frente del Teatro Argentino es
fabuloso…una ciudad de esa escala está tomando riesgos más importantes que
ciudades más grandes no toman. El está haciendo algo con mucha convicción y mi experiencia
es haber visto una dedicación, una entrega de parte de todos, que me emocionó
el nivel al que se llegó. Con Ainadamar fue altísimo.
A.P. Alguien escribió que el fútbol
se vincula al sexo y a la muerte. (Un ruido ensordecedor se une a la entrevista.
Están probando el sistema de llamada a la sala luego de las pausas. Parece que
nos habíamos olvidado de dónde estábamos con la conversación). ¿Y Estudiantes
de La Plata?
O.G. El equipo que amé desde chico y
sigo amando. Y siempre me ha inspirado mucho que un equipo modesto haya logrado
glorias tan grandes, equiparable al mundo musical: algo pequeño que ha
funcionado por el esfuerzo, por el trabajo. Como ve, la cultura del trabajo en
música es fundamental.
A.P. (¡Ay maestro, si yo le contara,
también pasé mis horas en el conservatorio López Buchardo de Buenos Aires,
desafinando mientras el pobre Carlos Guastavino se desesperaba porque
cantábamos mal. Y muchas horas al piano, después del colegio y del francés).
-La crisis, de la que todos hablamos
y algunos padecen o padecemos, ¿puede opacar sus planes?
O.G. La crisis es dolorosa pero
puede llevar con la imaginación a nuevos lugares: los últimos cuartetos de
Beethoven fueron hechos para cuatro personas, el “Viaje de Invierno” de
Schubert para dos, las Variaciones Goldberg para una persona con dos manos. La
“Historia de un soldado” inspirada en la primera Guerra Mundial es bellísima.
La crisis puede llevar a inesperadas sendas en el Arte, pero claro que se
sufre.
A.P. De las depresiones pueden salir
grandes cosas, maestro?
O.G. ¡Ojalá!
A.P. Lo que más odia y lo que más ama?
O.G. En realidad…
A.P. Como dicen los franceses cuando
exclaman “je déteste…”
O.G. Ehmm, cuanto más pasa el tiempo
no se me ocurre nada que me despierte odio. Hay cosas que me molestan pero me
estoy volviendo menos colérico, incluso cuando hay gente que no toca bien lo
que hago. Soy más comprensivo que antes. Cosas que amo, estar con mi esposa,
con mis hijos, con el mar, el acto de escribir.
A.P. ¿Sus hijos hacen música
también?
O.G. Han hecho pero no van a ser músicos.
A.P. ¿Lo lamenta?
O.G. No, es difícil para hijos con
padres exitosos en algo, seguir ese camino. Ellos necesitan su propia
identidad.
A.P. ¿Tiene algún proyecto en
marcha?
O.G. Tengo un concierto para violín
y estoy empezando una ópera para el Met.
A.P. Seguro que no me puede contar
por cábala…
O.G. Por cábala y por contrato.
A.P. El Met es lo más…
O.G. Es una casa impresionante. Es
Estados Unidos.
Se acaba el tiempo. Por supuesto, no
terminamos la conversación sin que me agradeciera una charla tan amena. ¡Ay que
ver, este hombre! Un verdadero gentleman de Massachussets. Algo internacional,
of course.
Ainadamar gusta a la gente. Después
del Ensayo General que sale redondo, el
maestro Golijov, responde emocionado a
los aplausos. Está contentísimo.
Alicia Perris
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