Museo Nacional del Prado19.04.2016 - 02.10.2016
El Museo del Prado celebra el 150
aniversario del nacimiento de Miguel Blay (Olot,
1866 – Madrid, 1936), uno de los escultores más destacados del panorama
artístico español a finales del siglo XIX y primer tercio del siglo XX, con la
exhibición de varias obras significativas en su trayectoria, reflejo de las
diversas corrientes de la escultura de su época, fundamentalmente del Realismo,
Modernismo y Simbolismo.
A partir del próximo 19 de abril,
el visitante de la colección permanente del Museo del Prado tendrá la
oportunidad única de contemplar, en las salas 60 y 47 del edificio Villanueva,
varias de sus obras fundamentales.
Miguel Blay y Fábrega
(Olot, 1866 – Madrid, 1936)
Formado en París, ciudad a la que estuvo muy vinculado,
fue reconocido y premiado tanto en España, donde obtuvo, entre otras, la
medalla de primera clase en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1892 y la
medalla de Honor de este certamen en 1908, como en el extranjero, consiguiendo
en París la medalla de Honor en la Exposición Universal de 1900 - siendo
nombrado Caballero de Honor de la Legión Francesa en 1901 - y en Buenos Aires
el Gran Premio en la Exposición Internacional de Arte de 1910.
Se instaló en Madrid en 1906,
donde fue reconocido como un excelente escultor, fue miembro de la Real
Academia de Bellas Artes de San Fernando, Profesor de la Escuela Superior de
Pintura, Escultura y Grabado de Madrid y, de 1925 a 1932, Director de la
Academia de España en Roma, ciudad en la que había completado su formación
juvenil.
Destacan en sus obras la
calidad, la elegancia, la sobriedad y la naturalidad, tanto en encargos
oficiales y privados –retratos de miembros de la nobleza, de la burguesía y de
su propio entorno–, como en proyectos públicos de monumentos en España, en
Francia y en diversos países de Iberoamérica, principalmente en Argentina,
nación a la que tuvo un especial cariño y donde dejó su impronta en los años
culminantes de su carrera. También llevó a cabo proyectos monumentales en
Santiago de Chile, Montevideo, Panamá y San Juan de Puerto Rico.
Miguel Blay aportó valiosos y
significativos ejemplos en las diversas corrientes de la escultura de su época.
Lejos de caracterizaciones encorsetadas, evolucionó por los caminos de la
expresión modernista, simbolista, realista y naturalista. El éxito de su
carrera se debió a sus grandes dotes para la escultura, con bases muy solidas
para el dibujo, y a una vida de esfuerzo y tenacidad dedicada por entero a su
profesión. El otro gran escultor del momento, Mariano Benlliure, lo definió
como “el príncipe de la elegancia y la corrección".
https://www.museodelprado.es/actualidad/exposicion/solidez-y-belleza-miguel-blay-en-el-museo-del/d6b7afc1-e179-4e29-b522-515804380aa2
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