Aunque el ámbito de influencia de
Prince era marcadamente heterosexual, decidió explorar su lado femíneo. Se
vistió como una chica, y ellas enloquecieron
Antes que él existió David Bowie, y contemporáneo suyo fue Boy George. Artistas cuya imagen cargada de ambigüedad sirvió para agitar la revolución sexual del momento. A diferencia de ellos, Prince hacía música negra, y por tanto su ámbito de influencia era marcadamente heterosexual. Sin embargo, el pintarse los ojos y los labios, su pelo cardado, los cuellos y puños de encaje en sus camisas, o su ropa de terciopelo en colores chillones no solo no llevaron a cuestionar su gusto por las mujeres. Buena parte de ellas en la década de los ochenta le aclamaron como elsúmmum de lo sexy. Otras tantas preferían la virilidad de chupa de cuero y pelo en pecho que desplegaba George Michael siendo gay en el armario.
Pero Prince decidió explorar su lado femíneo. Se vistió como una chica, y ellas enloquecieron. Rímel, sombra de ojos, una gruesa línea negra bajo ellos, guantes con los dedos cortados, pañuelos en la cabeza, camisetas con el vientre al aire, y todos los accesorios que hiciesen falta. Tras la proyección de la película Purple Rain un periodista estadounidense se acercó a preguntar a unas fans que salían del cine qué era lo que les hacía adorarle. Una de ellas respondió: “¡Los tacones!”
Prince demostró que se podía conquistar a la más
guapa sin llegar al metro sesenta (1,58) ni ser un tipo duro. Bastaba derrochar
confianza, sensualidad y conectar con lo sexual en ellas. Y unas botas o
zapatos de tacón alto para disimular la moderada estatura. Nunca apareció en
público con calzado plano. Forjado en una época de grandes superestrellas, para Prince el
sentido del espectáculo y el respeto a éste eran sagrados.
Con los años introdujo nuevos elementos en su looks,
pero nunca faltaron las casacas y camisas de corte romántico, los pantalones de
campana, las cadenas o las bandanas. Un estilo influido por los llamados nuevos
románticos de los ochenta que mantuvo fiel hasta el final, y a diferencia de
otros artistas que adoptaban determinados personajes sobre el escenario, Prince
siempre era así y nunca se le vio de otra forma.
Su legado sigue vivo en artistas
negros que no tienen miedo de traspasar los límites convencionales entre lo
masculino y lo femenino, como Pharrell Williams. Pero ningún hombre heterosexual ha
conseguido que lo andrógino funcione tan bien. Para la historia queda su mono
amarillo de encaje con medio trasero al aire que lució en la entrega de los MTV
Video Music Awards a principios de los 90 mientras cantaba Get Off.
Un tema que en el momento álgido del estribillo dice “deja a una mujer ser
mujer y a un hombre ser un hombre”.
Ha dejado muchos más momentos, y en todos ellos
demostró su condición de visionario. Siendo hombre, heterosexual e increíblemente
funky, el atreverse a jugar con la frontera entre géneros no podía quedarse en
simplemente novedoso o atrevido. Ni siquiera en algo tremendamente sexy. Lo que
hizo del estilo de Prince algo único es que contribuyó a cambiar el mundo.
http://elpais.com/elpais/2016/04/22/estilo/1461334838_568600.html
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