martes, 15 de noviembre de 2016

LA CLEMENZA DI TITO


Última ópera de Wolfgang Amadeus Mozart
 El Teatro Real estrenará el sábado 19 de noviembre La clemenza di Tito, de Wolfgang Amadeus Mozart, que regresa al Teatro Real con la mítica producción creada y dirigida por el matrimonio Ursel y Karl-Ernst Herrmann, procedente del Festival de Salzsburgo. 
 La producción, uno de los primeros encargos de Gerard Mortier a los creadores alemanes, recibió una calurosa acogida en su presentación en Madrid en la temporada 2011-2012. Con su reposición el Teatro Real quiere rendir homenaje al que fue su director artístico entre 2010 y 2013
 En esta ocasión, La clemenza di Tito contará con la dirección musical de Christophe Rousset, gran experto en este repertorio, que se colocará al frente de un doble reparto y del Coro y la Orquesta Titulares del Teatro Real.
 Una historia de celos, de amor, conspiración y clemencia, cuyo montaje y estreno estuvo rodeado de intrigas y envidias que acompañaron a Mozart hasta el final de sus días, y que aún hoy colean.

La clemenza di Tito es una obra sublime de principio a fin, que demuestra claramente que Mozart, cuando acepta un encargo es incapaz de no emplearse a fondo en él”. Max Genévez

En la interpretación de los papeles principales se alternarán los tenores Jeremy Ovenden y Bernard Richter (Tito), las sopranos Karina Gauvin y Yolanda Auyanet (Vitellia), las mezzosopranos Monica Bacelli y Maite Beaumont (Sesto) y las sopranos Sylvia Schwartz y Anna Palimina (Servilia).



Encargada para celebrar la coronación de Leopoldo II de Austria como rey de Bohemia, La clemenza di Tito constituye una perfecta ilustración de la opera seria metastasiana. El emperador romano Tito se ve obligado a hacer frente a una violenta rebelión, que logra reprimir sin por ello perder la magnanimidad. Compuesta en un momento en que la Revolución Francesa se encontraba en pleno apogeo, y con media Europa cuestionando la capacidad y moralidad de las coronas que en ella reinaban, presentar en escena un dirigente cabal y virtuoso era una oportunidad que no se podía dejar pasar. Leopoldo II subía al trono para hacer frente a una monarquía en crisis, de la misma forma que Tito se había visto forzado a asumir el liderazgo de una convaleciente dinastía Flavia. A través de la historia de este último se trataba de influir de forma directa en la opinión pública a favor de aquel. Wolfgang Amadeus Mozart aceptó hacerse cargo de un cometido que había declinado un Antonio Salieri desbordado de trabajo y reservó para la que sería una de sus últimas obras– la compuso en 1791, tan solo unos meses antes de fallecer– algunas de sus páginas más sublimes. La puesta en escena de Ursel y Karl-Ernst Herrmann fue uno de los primeros encargos de Gerard Mortier, que presentó en Bruselas, Salzburgo, París y Madrid. La recuperación de esta producción quiere ser, también, un recuerdo en honor de quien fue director artístico del Teatro Real.

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