lunes, 28 de noviembre de 2016

EN LA CAMA CON MARILYN

Marilyn Monroe, 1961 © Douglas Kirkland Cortesía MONDO GALERIA

La nueva exposición de Mondo Galería rinde homenaje a la rubia eterna a través del trabajo fotográfico de Douglas Kirkland

VICTORIA GALLARDO
"No me pasé tres días en la cama con Marilyn. Si lo hubiera hecho, ¡estas fotografías probablemente no existirían!". Quien así bromea es Douglas Kirkland (Toronto, 1934). La primera vez que el fotógrafo canadiense se encontró cara a cara con la actriz, él aún no había cumplido los 30. No era más que un chaval que comenzó fotografiando partidos de hockey. Hasta que, por encargo de la revistaLook, un día tuvo que enfrentarse a uno de los mayores retos de su carrera: inmortalizar a la mujer más sexy del mundo.
En su recuerdo aún conserva las pocas pero explícitas condiciones que la actriz puso para la ocasión. Sábanas blancas de seda, música de Frank Sinatra y un buen Dom Pérignon. "Me reuní con ella en tres ocasiones", relató una vez Kirkland. "El telón se levantaba en una de las más increíbles noches de mi vida. Recuerdo ver a dos asistentes, una para el maquillaje y la peluquería y la otra, supuse, para el vestuario. Marilyn me dio un abrazo rápido y un beso en la mejilla y luego desapareció en el camerino. De pronto, volvió a aparecer, se sentó en la cama, se tapó los pechos y dijo a todos, "creo que debería quedarme a solas con este chico". Un instante después, se cerraba la puerta. Ahora sólo estábamos los dos. Marilyn Monroe y yo. No estaba del todo seguro de lo que esperaba de mí. ¿Qué debía hacer? Me escondí tras la cámara y empecé a disparar".
Parte de lo que ocurrió a continuación se puede contemplar por primera vez en España hasta el 10 de enero en Mondo Galería (San Lucas, 9). Reunidas bajo el título 'Una noche con Marilyn' y coincidiendo con el 55 aniversario de la sesión, realizada el 17 de noviembre de 1961, varias imágenes seleccionadas por el propio artista cuentan por sí solas cómo transcurrió la velada.
"Si uno no supiera de antemano que las fotografías fueron hechas en un estudio, parecería que fue un encuentro fortuito en un hotel", asegura Diego Alonso, director de la galería. "No fue una sesión más. Él buscaba hacer la foto de su vida. Indagaba en distintos estilos y diferentes posiciones, mientras ella posaba a ratos sí y a ratos no. Esa parte de improvisación que hubo por parte de los dos proporcionó mucha frescura. Fue como un juego para ambos. Allí se generó una complicidad que se ve reflejada en las imágenes".
Concebida desde una perspectiva simbólica y minimalista, la muestra rinde culto a la diva rubia del celuloide de una manera diferente. "La instalación va a ser muy particular", prosigue Alonso. "Las imágenes estarán presentadas como iconos porque eso es justamente lo que fue y lo que sigue siendo Marilyn. Actualmente, aparece en grafitis, camisetas, protestas políticas o conciertos de rock. Cada uno le atribuye la carga emocional que le interesa y crea el concepto que quiere a partir de ella".
Desde los comienzos de Norma Jeane Baker hasta el final de sus días, Alonso advierte un proceso de búsqueda de "ese deseo carnal que perseguía el cine de Hollywood a partir de los años 40" y que la convirtió en símbolo de sensualidad, sexualidad y belleza. "Su nombre se asocia a estos tres conceptos, pese a ser tres cosas diferentes. Representa todo esto y mucho más. Esta cultura que hoy se está gestando de imágenes y contenidos visuales precisa de este tipo de representaciones del imaginario colectivo a las que rendir culto. Al final, se ha convertido en un personaje construido", concluye.
Marilyn Monroe, 1961 © Douglas Kirkland Cortesía MONDO GALERIA
Con el paso de los años, Mick Jagger, Andy Warhol, Oliver Stone, Leonardo DiCaprio, Coco Chanel, Brigitte Bardot, Judy Garland, Elizabeth Taylor, Catherine Deneuve, Michael Jackson, Charlie Chaplin, Sophia Loren y un inacabable etcétera fueron otros de los célebres personajes que desfilaron ante el objetivo de Kirkland y le dedicaron sus mejores poses. Sin embargo, jamás habrá otra como ella. "Será difícil que conozcamos a otra Marilyn. Antes, una artista era actriz, cantante y 'sex symbol' a la vez. Ahora, en cambio, todo está muy sectoralizado", asegura Alonso. "Amy Winehouse quizá podría ser lo más cercano a un ejemplo de similitud, pero no tiene su misma sensualidad, ni tampoco ese punto de gustar a todo el mundo, que es precisamente lo que la actriz tenía. Atraía a todos por igual".
Como el propio Kirkland dijo, lo más chocante de Marilyn siempre fue su belleza. "En mis recuerdos, ella se mueve como flotando a cámara lenta, más etérea que real. Eso era lo extraño de su hermosura. No era de este mundo".


http://www.elmundo.es/madrid/2016/11/27/5839d8d6268e3e3c018b4593.html

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