El libro ‘Nazis en
Barcelona’M (Mireia Capdevila) documenta con numerosas fotografías su presencia en espacios
municipales y emblemáticos de la ciudad durante la posguerra
Concierto del Grupo
Artístico de la Juventudes Hitlerianas celebrado en el Palau de la Música
Catalana el 10 de noviembre de 1943, una imagen publicada en el libro 'Nazis en
barcelona' (Pérez de Rozas, AFB)
JESÚS SANCHO
Jamón serrano, anchoas,
aceitunas sevillanas, hojaldres al parmesán, langostinos de Sant Carles de la
Ràpita, timbal de legumbres, supremas de ave toledana y fruta de otoño con
vinos, licores y café doble. Son algunos de los platos que degustó el líder
nazi de las S.S. y jefe de la Oficina Central de Seguridad del Tercer Reich,
Heinrich Himmler, durante su vista en Barcelona. Fue un 23 de octubre de 1940
en una cena organizada por el propio Ayuntamiento y servida en el Hotel Ritz.
La visita de Himmler a la
capital catalana fue fugaz, pero no barata: supuso un coste para las arcas
municipales de 14.367 pesetas en plena posguerra. Es uno de los documentos
inéditos que ahora salen a la luz con la publicación de libro Nazis a Barcelona.
L’esplendor feixista de postguerra (1939-1945), de los historiadores Mireia
Capdevila y Francesc Vilanova.
Menú de la cena organizada
por el Ayuntamiento con motivo de la vista de Himmler que aparece en el libro
'Nazis en Barcelona' (Arxiu Municipal Contemporani de Barcelona (AMCB))
El acto público más
importante de uno de los líderes del partido nazi en Barcelona, que llegó en
avión desde Madrid, tuvo lugar en el Poble Espanyol. Fue recibido con todos los
honores y ante el Hotel Ritz, donde se alojó, le hicieron un desfile militar.
Durante su estancia en la capital catalán, que duró un día, también visito la
checa de la calle Vallmajor, situada en el antiguo convento de Magdalenes.
Después se dirigió al monasterio Montserrat, pero antes hizo una parada en
Martorell en un campamento del Frente de Juventudes.
En el monasterio fue
recibido y acompañado por el padre Andreu Ripol. De esta visita conocida y
documentada en la que Himmler iría tras el Santo Grial, se publican ahora
nuevas pruebas gráficas. Una fotografía en el libro muestra como el líder nazi
subió hasta el Cambril de la Mare de Déu y estuvo al lado de la Moreneta. La
instantánea ha sido rescatada de una serie fotográfica del fondo de Pérez de
Rozas, que todavía estaba en una placa de vidrio.
Heinrich Himmler ante la
Moreneta de Montserrat en una imagen publicada en el libro 'Nazis en Barcelona'
(Pérez de Rozas, AFB)
Los autores del libro
también han recurrido a la memoria oral y han podido hablar con los familiares
del padre Ripol.”Nos han explicado que fue una visita hecha a contracorazón y
recordaba a Himmler como un personaje antipático, arrogante y desagradable de
trato humano”, explica la historiadora Capdevila. El padre Ripol al saber
alemán fue en el encargado de recibirle ante la ausencia del padre Abat Aureli
M. Escarré. En este “tenso, aparatoso y chocante” encuentro hubo un momento en
el que el líder de las S.S. le dijo a Ripol que le enviaría un ejemplar del
Mein Kampf, aunque al final nuca lo recibió.
El libro, coeditado por
l’Avenç, la Fundació Pi i Sunyer y el Ayuntamiento de Barcelona, realiza un
recorrido visual con más de 300 fotografías y otros documentos inéditos tras
rastrear más de 20 archivos en una investigación que ha durado más de cuatros
años. Esta crónica gráfica “evidencia la implicación, la complicidad y simpatía
de la Barcelona franquista de la posguerra hacia el nazismo en plena Segunda
Guerra Mundial”, señala Capdevilla.
“Mientras la Guerra va bien
para los países del Eje los actos, presentaciones y visitas son más que
considerables, pero en el momento que empiezan a intuir que no va tan bien las
visitas van decreciendo”, añade.
“Mirando las fotografías
ves espacios emblemáticos con esvásticas, bustos de Hitler... y te conmueve
porque son plenamente reconocibles y siguen vigente hoy en día”, relata una de
las autoras del libro. Entre estos espacios, estaban un Palau de la Música
decorado con una gran esvástica con motivo del concierto del grupo artístico de
las Juventudes Hitlerianas en 1943 o grandes banderas nazis en la fachada del
Palau del Parlament para Exposición Arquitectura Moderna Alemana en octubre
1942, entonces sede el Palacio de Arte Moderno de la Ciutadella.
Por su parte, el Paraninfo
de la Unveristat de Barcelona acogió en 1941 la Exposición del Libro Alemán en
una sala presidida por dos bustos de los dictadores Franco y Hitler con una
esvástica enorme. Entre las obras exhibidas estaban las de los dirigentes nazis
com Joseph Goebbels o Herman Goering, así como diversos ejemplares del Mein
Kampf, uno de ellos todavía se conserva en la Biblioteca de Catalunya.
“La colonia alemana estaba muy movilizada e
implicada en el calendario nazi. Cada año celebraba el aniversario de Hitler,
el día del ascenso al poder, el día de la cosecha o la fiesta nacional del
trabajo”, afirma la historiadora. Así, el libro recoge imágenes de un Teatro
Tívoli lleno en enero el 31 de enero de 1943 con motivo del décimo aniversario
de la llegada de los nazis al poder o un cine Coliseum en 1941 con esvásticas y
un gran retrato de Hitler para celebrar su cumpleaños.
Más allá de estos actos, la
“ocupación nazi de la ciudad fue completa, sobre todo en el corazón de
Barcelona y no fue solamente en el ámbito político y diplomático”, apunta
Capdevila. De hecho, el libro incluye también un mapa donde se muestran los
principales lugares de reunión y centros oficiales de los nazis en la capital
catalana.
En plaza Catalunya estaban
el Consulado General de Alemania y el Banco Alemán Transatlántico y en el paseo
de Gràcia la Oficina de Información Turística Alemana y la Casa Alemana de
Barcelona. En la zona alta de la ciudad, los centros oficiales nazis y el
colegio alemán.
Celebración del décimo
aniversario de la llegada de los nazis al poder, el 31 de enero de 1943, en el
teatro Tívoli de Barcelona en una imagen publicada en el libro 'Nazis en
Barcelona'
Celebración del décimo
aniversario de la llegada de los nazis al poder, el 31 de enero de 1943, en el
teatro Tívoli de Barcelona en una imagen publicada en el libro 'Nazis en
Barcelona' (Col·lecció Merletti / IEFC)
El nazismo no solo fue
visible en la ciudad de Barcelona y antes de la llegada de Himmler, la primera
gran recepción internacional en la capital catalana correspondió a la Italia
fascista con la visita el mes de julio de 1939 del conde Galeazzo Ciano,
ministro de Asunto Exteriores y yerno del dictador italiano, Benito Mussolini.
El dirigente fascista fue
recibido en el puerto de Barcelona donde desembarcó y se encontró con un gran
arco triunfal, realizado exclusivamente para la visita y en el que trabajaron
para su construcción más de 200 obreros. La visita de Ciano continuó en un
coche descapotable por una Rambla llena de gente.
“Incluso se hacen bandos de
alcaldía animando a los ciudadanos a engalanar sus balcones o salir a la calle.
Hay una voluntad de implicación de las autoridades con esta visita solo a medio
año de haber caído Barcelona para mostrar esa reconversión de la ciudad de que
ya no es roja, republicana y ahora es franquista y cómplice del fascismo”, asegura
la historiadora.
El libro cierra este
periodo histórico en 1945 con la muerte de Hitler y con el libro de condolencias
habilitado en el Consulado alemán de Barcelona que los historiadores no han
podido localizar.
“Las crónicas periodísticas
de aquellos días señalaban que hubo colas y pasaron unas cuantas miles de
personas y se citan directamente los nombres y apellidos de las primeras
autoridades”, relata la historiadora. Otro documento inédito que recoge esta investigación
es una invitación a un misa en Calella en honor a Hitler en junio, dos meses
tras el fallecimiento del dictador.
El Consulado alemán de
Barcelona habilitó un libro de condolencias por la muerte de Hitler en 1945
http://www.lavanguardia.com/local/barcelona/20170712/424036805466/desconocida-huella-nazi-barcelona.html
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