El museo Isabella Stewart
Gardner de Boston ofrece una suculenta recompensa a cambio de información
fiable sobre las trece obras que se robaron en 199
LARA GÓMEZ RUIZ
La coleccionista
estadounidense Isabella Stewart Gardner inauguró su museo en Boston en 1903,
sin imaginar que, unas décadas después, en 1990, su centro sería el escenario
del mayor robo de arte de la historia. Ocurrió la noche del 18 de marzo de
1990, el día después de San Patricio, cuando dos ladrones se llevaron trece
obras de Degas, Rembrandt y Vermeer, acumulando así un botín de casi 500
millones de dólares. Poco importaron las medidas de seguridad: las burlaron
todas.
Veintisiete años después,
el museo quiere respuestas y todavía mantiene la esperanza de recuperar lo que
un día fue suyo, por eso ofrece 10 millones de dólares a cambio de información
fiable. La oferta, que estará vigente hasta finales de año, es la más abultada
hasta la fecha, pues hasta ahora el centro ofrecía cinco millones. El centro ha
asegurado en un comunicado que hará lo posible por recuperar las obras en su
totalidad, entre las que destaca El concierto (1665), de Johannes Vermeer, y La
tormenta del mar de Galilea (1633), la única marina de Rembrandt.
La oferta, que estará
vigente hasta finales de año, es la más abultada hasta la fecha, pues hasta
ahora el centro ofrecía cinco millones de dólares
El golpe fue simple e
increíblemente eficaz ya que los cacos, disfrazados de policías, accedieron al
recinto cuando ya estaba cerrado, asegurando que venían por una llamada de
emergencia. Una vez allí, redujeron a los guardias de seguridad, asegurando que
estaban detenidos, y les encerraron en el sótano sin que lograran pulsar la
alarma.
Todo estaba planeado al
milímetro. Tanto, que los cacos tuvieron tiempo de recorrer las galerías del
museo a su antojo durante 81 minutos, sin que nadie les molestara lo más
mínimo. Su destino final sería la Sala de los Maestros Holandeses para llevarse
un Rembrandt y un Vermeer, valores seguros en el mercado. Cortaron las teles y
dejaron como recuerdo los marcos colgados en la pared, que permanece allí desde
entonces. No se puede negar que el plan supera el guión de cualquier película
de Hollywood.
Los ladrones dejaron los
marcos vacíos como ‘recuerdo del robo’ en el museo Isabella Stewart Gardner
(Universidad de Boston)
Imagen del museo Isabella
Stewart Gardner de Boston (AP)
A la mañana siguiente, el
relevo encontró a los guardias maniatados, pero para entonces las obras estaban
muy lejos de su expositor. Los ladrones hurtaron el vídeo del robo, pero
dejaron el de los días anteriores. Un detalle de la grabación llamó la atención
a la Policía: un desconocido pidió entrar al museo la medianoche del 17 de marzo,
festividad de San Patricio y patrón de Irlanda. Pese a que el museo estaba
cerrado, le dejaron entrar.
“Una quiebra del protocolo.
Los dos guardas eran unos jóvenes e inexpertos licenciados en Arte”, declaró en
su día Anthony Amore, jefe de seguridad del museo. Ya en la madrugada del 18,
acudieron dos policías diciendo que habían recibido una llamada. “Eran los
ladrones, claro”, asegura. En 2015 la fiscalía pidió ayuda a la ciudadanía y
liberó las imágenes del primer intruso. Sin éxito.
“El FBI tiró del hilo de
Robert Gentile, un mafioso octogenario encarcelado por tráfico de drogas y
venta de armas”, relata Amore, “sin embargo lo que nunca ha tenido claro ha
sido el paradero de las obras”. La oficina estadounidense de investigación
criminal cree que los cuadros siguen en el país, mientras que el holandés
Arthur Brand, rescatador de arte, apunta al Ejército Republicano Irlandés
(IRA), algo que el FBI descarta tras “seguir la pista exhaustivamente”
http://www.lavanguardia.com/cultura/20170723/4343758518/recompensa-robo-arte-museo-isabella-stewart-garner.html
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