Cuando entramos a la
institución, que lo es, de Santa María Novella, la antigua farmacia, porque
también hay una iglesia preciosa aneja, no solo escalamos la sofisticación del
bling-bling de la disposición de todos los productos, los colores, la
ambientación, de cine, barroca y paradójicamente reservada y austera sin
embargo, nos convertimos en todo lo que nuestros ojos no alcanzan a abarcar y
sobre todo a retener en la memoria. Por eso hay que volver a ella cada vez que
se visita Florencia. casi hay que regresar a la ciudad de los Medici para serle
fiel a la Farmacia de Santa María Novella.
Los envoltorios, los
oropeles, los mosaicos del pavimento, lustrosos y añejos, caminados, las maderas del recubrimiento de las paredes, los frescos de la sacristía, pintados en el siglo XIV por Mariotto di Nardo, discípulo del Giotto, la lista
del ruido ligero de los papeles de los envoltorios, las bolsas con el logo oscuro elegante y eterno, las pisadas, leves, de los visitantes, que no se atreven a hollar un patrimonio
de siglos de cultura, de salud, de bienestar, de lujo, pero también, es
curioso, de primitivismo.
Porque, aparte de las
habituales referencias literarias y cinematográficas, el perverso Hannibal, que interrumpe
la ejecución de las Variaciones Goldberg en el palazzo prestado donde habita el
mal, para ir en busca de su jabón de almendras o Eva Green exhibiendo sus aromas en Casino
Royale, Florencia y Santa María Novella, conectan con los recovecos más antiguos de nuestro
paleocerebro, el que está vinculado a la supervivencia y a la primera
percepción del mundo que se le regala a un mamífero, el olor primigenio y
fundacional que le permite sobrevivir, disfrutar y encontrar su lugar en la
tierra.
Hacia 1600 la fama y la calidad
de sus preparados, hizo que su recorrido llegara más allá de los límites de
Florencia y entonces decideiron los religiosos abrirla al público.
Efectivamente, el Padre Angiolo Marchissi fue nombrado responsable de la
farmacia, que recibió el reconocimiento del Gran Duca y ya hacia 1700, gracias
a la excelencia de sus fórmulas al cuidado de los padres farmacéuticos,
expandió su prestigio hasta lugares entonces tan recónditos como Rusia, las
Indias o incluso China.
En 1866, debido a la confiscación
de las propiedades de la iglesia por el estado, la compañía se convirtió en
propiedad estatal. Posteriormente, fue cedida a César Augusto Stefani, el
sobrino del último director religioso, cuya familia adquirió el nombre, el buen
hacer y el patrimonio, para ser, desde aquella época, un negocio paradigmático que tuvo
continuidad durante varias generaciones.
La Sala Verde fue utilizada
hasta 1700 para servir la especialidad de la farmacia: una mezcla de Alkermes y
sirope de chocolate, una bebida muy de moda por entonces. La Oficina cuenta
además con una magnífica colección de elegantes vasos de cristal, cerámica y
cobre y utensilios de bronce conservados celosamente a través de los avatares
históricos.
El Museo ofrece también la
oportunidad de consultar textos originales de la biblioteca, guardados en la
sacristía, un tesoro de volúmenes especializados. El jardín es un lugar de
reflexión y quietud, un verdadero oasis que parece no haber sido ocupado durante siglos.
Como Santa María Novella no
solo respeta su glorioso pasado, sino que también mira hacia el porvenir, la
compañía ha establecido tiendas en Francia, España, Suiza y Gran Bretaña en
Europa y además en Estados Unidos, Japón y Taiwan.
Con Eugenio Alphandery al
mando, la Casa perpetúa y renueva sus antiguas tradiciones en la preparación
y conservación de recetas y cuidados fundamentados a partir del uso y cultivo
de las hierbas, basando todos sus preparados en estos productos básicos y
naturales, cultivados en las colinas que rodean la ciudad de Florencia. Como su famosísimo pot-pourri, por ejemplo.
La Farmacia produce también
muchos otros preparados antiguos como el Licor Mediceo, el Elixir de China, el
Agua de Santa María Novella y esencias y extractos que incluyen desde los más
dulces aromas de iris, rosas y gardenias, hasta las más astringentes aceites de
verbena y vetiver o la deliciosa Agua de Sicilia. Hay también polvos, cremas,
tónicos, tisanas, leches limpiadoras, shampús y acondicionadores, emplastos, decocciones
y chocolates, pociones de todo tipo, para transportarse en el tiempo.
Toda una serie de líneas de
belleza para confortar hasta las almas y los temperamentos más desdichados. Se
preparan también delicadas sugerencias y fragancias para los pequeños, niños y
niñas. Y atendidos por un ejército de entregados vendedores y vendedoras,
siempre dispuestos a aconsejar, relatar historias o acompañar al visitante para
tomar un té en el reciente espacio dedicado a facilitar un break
reconstituyente.
Santa María Novella va
mucho más allá de lo que soñaron cineastas actuales y escritores de toda la
vida. Es una experiencia casi de santidad y religiosa. Una forma de estar en el mundo. Posible, al alcance de la mano. Porque la imaginación y los sueños no tiene precios, pero sí un valor enorme. Es posible que hasta el
propio Dante, encontrara entre sus baldas generosas, algún ungüento o brebaje,
que le ayudara a soportar la imprevista desaparición de su amada Beatriz.
Los pelegrinos que se
acercan al 16 de Via de La Scala, buscando el olvido despreocupado de la vida
cotidiana y la excelencia, confían ya no solo en apaciguar sus mentes, sino
también en regodearse con el cuidado de sus cuerpos que le ofrece la Ufficina.
Es una etapa que no se puede perder de vista cuando se visita la ciudad de Los
Uffizzi con el Palazzo Vecchio, la Piazza della Signoria, el Studiolo, el café en
Rivoire o se llega hasta Oltrarno en bicicleta para un maravilloso Aperol Spritz de
mediodía.
Como escribieron Dante Alighieri o filmó Paolo Sorrentino: "È l´amore che muove il sole e le altre stelle"...y también, Santa María Novella, será siempre la imagen de "la grande Bellezza". ("Es el amor el que mueve el sol y el resto de las estrellas"...y Santa María Novella,... "la gran Belleza".
Alicia Perris
Como escribieron Dante Alighieri o filmó Paolo Sorrentino: "È l´amore che muove il sole e le altre stelle"...y también, Santa María Novella, será siempre la imagen de "la grande Bellezza". ("Es el amor el que mueve el sol y el resto de las estrellas"...y Santa María Novella,... "la gran Belleza".
https://www.smnovella.com
Alicia Perris
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