Julio Bravo
Cerca de un centenar de
alumnos de distintos centros educativos participan en el proyecto pedagógico
del Centro Nacional de Difusión Musical
El misterioso y fascinante
bosque de Bomarzo, un lugar situado a cien kilómetros de Roma que el duque de
Bomarzo mandó construir hace quinientos años, ha inspirado la séptima edición
del proyecto pedagógico «Todos Creamos» del Centro Nacional de Difusión Musical
(CNMD). Casi un centenar de escolares con edades comprendidas entre los 10 y
los 17 años han trabajado en este proyecto durante siete meses a las órdenes de
Fernando Palacios. Hoy, 8 de mayo, presentarán el fruto de todo este tiempo: el
espectáculo «En el bosque de Bomarzo».
La historia del singular
bosque, explica Palacios, «inspiró siglos después al escritor argentino Mújica
Láinez una famosa novela que su paisano Alberto Ginastera convirtió en ópera.
Nosotros nos hemos inspirado en el bosque, la novela y la ópera para idear un
espectáculo de integración de las artes, donde han participado niños,
adolescentes, universitarios, diversas entidades educativas y una orquesta. Un
recorrido iniciático por el jardín de los misterios y la sabiduría que
alimentará nuestro proceso creativo».
Fernando Palacios
«En el bosque de Bomarzo»
se presenta en el Auditorio Nacional. En él participan alumnos de 5º de
Primaria del Colegio Público Real Armada; de 4º de la ESO del Instituto
Superior Felipe II y alumnos del Centro Público Educación Especial Princesa
Sofía de Madrid. Cuentan con el acompañamiento de la Orquesta Arcos-Iuventas, y
la dirección musical es de Manuel Arellano, con quien han colaborado eire
Cristóbal, Carlos García-Consuegra, Irene Hernández y Diego San Antonio.
Los propios alumnos han
elaborado el guión del espectáculo, así como la música, que incluye además
fragmentos de obras de Edvard Grieg, King Crimson, Richard Wagner, Jaime
Gallardo, Jorge Palomino y música tradicional.
«Este proyecto, que se
desarrolla a lo largo de 7 meses -dice Palacios-, toma como principio la
interdisciplinaridad: música, movimiento, danza, plástica, literatura,
construcción, arquitectura, dramatización... Todo se crea desde unos puntos
iniciales; a partir de ahí, escuchando al otro y fomentado relaciones sociales,
se va perfilando el espectáculo. No hay guetos, sino que es el propio colectivo
el que realiza e interpreta el trabajo».
El proyecto, que celebra
este año su séptima edición, tiene desde el pasado curso un objetivo añadido:
el de la inclusión. Para ello se ha contado con el Centro Público de Educación
Especial Princesa Sofía; quince jóvenes con necesidades educativas especiales
derivadas de discapacidad permanente proceden de dicho centro y forman parte
del elenco artístico de alumnos que interpretará la obra final.
Para la creación del
espectáculo, los alumnos han contado con la colaboración de Stephanie Reyes e
Ivana Ventola (coreografía y escena), Miguel Ángel Coso (escenografía) y de un
puñado de profesores de música y danza, además de docentes voluntarios: María Alejandra
Fernández, Alicia Ruiz, Diego San Antonio, Yaiza López, Mercedes Pacheco,
Arantxa Basabe, Cristina Cubells, Charo Díaz Yubero e Inés Dueñas.
El espectáculo, cuenta
Fernando Palacios, presenta a una serie de «esclavos fatigados (seres que viven
apartados del Arte), que descienden hacia el Bosque de los Monstruos. Dos
Harpías les comunican que deben pasar 12 pruebas, solo así conseguirán ser
libres. A la salida atestiguarán que las han superado entregando un objeto de
cada una de ellas».
http://www.abc.es/cultura/musica/abci-bosque-bomarzo-crece-auditorio-nacional-201805080110_noticia.html
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