jueves, 27 de febrero de 2020

GRIGORY SOKOLOV, UNO DE LOS GRANDES PIANISTAS DE LA ACTUALIDAD, CON LA FUNDACIÓN SCHERZO EN EL AUDITORIO NACIONAL DE MADRID


Grigory Sokolov, piano, Auditorio Nacional, 24 de febrero, de 2020, Sala Sinfónica. Ciclo Grandes Intérpretes de la Fundación Scherzo.

Programa
W. A. MOZART (1756-1791)
Preludio (Fantasía) y Fuga en Do mayor KV 394 (383a)
 Sonata nº11 en La mayor KV 331 (300i) op.6 nº2
 Rondo en La menor, KV 511ca.

R. SCHUMANN (1810-1856)
“Bunte Blätter” op.99



“…Lo que tenía ante los ojos no era ya música pura: era dibujo, arquitectura, pensamiento, todo lo que hace posible que nos acordemos de la música. Aquella vez distinguió claramente una frase que se elevó unos momentos por encima de las ondas sonoras. Y en seguida la frase esa le brindó voluptuosidades especiales, que nunca se le ocurrieron antes de haberla oído…”.

Marcel Proust


Las primeras veces que tocó en España, donde suele realizar giras en distintos teatros, no alcanzó de ninguna manera el prestigio, la seducción y la entrega más rendida que provoca ahora en las audiencias que acuden a escucharlo y llenan las salas. Esta es su decimoctava actuación en el Ciclo de Grandes Intérpretes.

Cuentan las crónicas especializadas, que Grigori Lípmanovich Sokolov (en ruso Григо́рий Ли́пманович Соколо́в) es un concertista de piano que nació en la antigua San Petersburgo el 18 de abril de 1950. A pesar del prestigio internacional que obtuvo tras ganar el Concurso Internacional Chaikovski de 1966, la carrera internacional de Sokolov no despegó hasta finales de 1980. Ya en 2015 le fue otorgado el DaCapo KlassiK Award - Pianista del año.

Había comenzado sus clases de piano a la edad de cinco años. A los siete años ingresó en la Escuela Musical adscrita al Conservatorio de San Petersburgo, donde estudió con la pianista Leah Zelikhman, accediendo posteriormente al citado conservatorio donde fue discípulo de Moisey Khalfin. A la edad de doce años ofreció su primer gran recital en Moscú, donde interpretó piezas de Bach, Beethoven, Schumann, Chopin, Mendelssohn, Skriabin, Liszt, Debussy y Shostakóvich en la Philharmonic Society.

Captó la atención internacional  con dieciséis años, cuando el jurado del Concurso Internacional Chaikovski en su edición de 1966 presidido por Emil Gilels le concedió por unanimidad la Medalla de Oro. Se recuerda que la decisión resultó ser una sorpresa porque: "El pequeño Grisha Sokolov había resultado ganador en aquella competición y, sin embargo, nadie lo tomó en serio en aquella época".

Fuera de la Unión Soviética hasta finales de los años 80, se situó con visibilidad en la escena internacional con algunos memorables conciertos, como su ejecución del tercer concierto de Rachmaninov en Londres en 1995, que suscitó gran impresión por la maestría técnica y la nobleza de expresión.

Debuta en el 2001 en el festival de Salzburgo,  volviendo del 2007 al 2011, en el 2013 y en el 2014 con música de Chopin. En el 2008 participa en el "Festival pianistico internazionale" de Brescia y Bergamo donde consiguió el premio "Arturo Benedetti Michelangeli".

Con más de cincuenta años de carrera, ha tocado con las mayores orquestas mundiales y con más de doscientos directores, entre los cuales están Valerij Gergiev, Neeme Järvi, Trevor Pinnock, Myung-Whun Chung, Andrew Litton, Walter Weller, Herbert Blomstedt, Yevgeni Svetlánov, Aleksandr Lazarev. Y colaborado con orquestas como Philharmonia Orchestra, Concertgebouw de Ámsterdam, New York Philharmonic, Gewandhausorchester Leipzig, la Filarmonica della Scala, Münchner Philharmoniker, la Montreal Symphony Orchestra.

Últimamente, ha disminuido sensiblemente su actividad con orquesta, concentrándose en los recitales solo, frente al piano o con él, manteniendo al público en un cierto segundo plano, porque guarda para sí la exclusiva penetración en el lugar del templo reservado a los sacerdotes.


La primera parte de la velada, comenzó con el Preludio (Fantasía) y Fuga en Do Mayor KV 394 (383a) de Mozart, luminoso, alegre, sutil, sin embargo, nada fácil de interpretar, por ser la finalización de la primera lectura y comprensión de una partitura: un proceso idiosincrático, íntimo, compartido exclusivamente entre el intérprete y el compositor.

A continuación, y sin interrupciones durante toda el repertorio Mozartiano, ni para aplausos ni para excesivas toses (menos mal), la Sonata no. 11 en La Mayor KV 331 (330i). Se trata de la más célebre de las sonatas para piano de Mozart, particularmente por su final, con innumerables transcripciones y versiones. Constituye desde hace muchos años, uno de los must de los pianistas principiantes y sus maestros. Todo el mundo puede llegar a tocarla ( ¿ ya en cuarto del conservatorio? ), pero a ver quién restituye con propiedad el universo sonoro del compositor de Viena, su imaginario, esa geografía de "nuances" inasibles y aéreas. Su alma.

“Saint Fiux, entre otros expertos,  sostienen que esta sonata sería en realidad la décima de la colección mientras que la precedente en do mayor tomaría el puesto de undécima. Pero, sin embargo Alfred Einstein recuerda una carta datada el 9-12 de junio de 1784 dirigida por Mozart a su padre, en la que éste indica claramente las tres sonatas en do mayor, la mayor y la próxima en fa mayor".

Mozart la estructura en tres movimientos, no en cuatro, como la típica Forma sonata, el Andante grazioso - un tema con seis variaciones, el Menuetto - un minuet y trío y el inefable Rondo Alla Turca: Allegretto.

La Marcha Turca rememora la fascinación que siempre ha existido en Occidente hacia ese Oriente, el de Scherezade, el de Simbad, el del Cantar de los Cantares, en la orilla opuesta, pero olvida con facilidad que el Imperio Otomano en sus sucesivos relevos tribales, consiguió doblegar a Europa y ponerla “a los pies de los caballos”, en sentido literal.

El último movimiento imita el sonido de las bandas turcas de los terribles Jenízaros, (véase el sitio y la Caída de Constantinopla, en 1453 y el fin del Imperio Bizantino), música que estaba muy de moda en la época. La vasta coda mayor, aquella en la que se parece ver entrar al Gran Sultán con ruido ensordecedor de tambores, fue añadida por Mozart en el momento de entregar la sonata a la editorial Artaria. Numerosas producciones originarias de ese fragmento tan conocido imitaron ese diseño, incluida la ópera del mismo Mozart Die Entführung aus dem Serail (El rapto en el serrallo, KV 384).

Terminó la primera parte, con apenas un ligero apunte de saludo por parte del maestro que se retiró a su camerino raudamente hasta que le tocó el turno a las Bunter Bläter Op. 99 de Robert Schumann. Otro paisaje. Durante todo el concierto, la agilidad, el ataque forte, aunque se oiga piano, claro, las variaciones frescas y renovadas de los matices, la levedad del toque, los rubato, legato y los ritenuti evocadores, hacen que Mozart y luego Schumann se reencarnen en este Sokolov, pletórico de facultades a sus años, como si pasar la sesentena con amplitud no significara, para él, nada.

Los arpegios, los trinos infinitos, gráciles, la potencia fantástica en el rendimiento de las dos manos acompañándose a la par, una sobre la otra, en un despliegue sorprendente, ideal. Todo un manual de ejecución pianística para conocedores intérpretes y oyentes…

Muchas horas de ensayo por las mañanas, 45 minutos por la tarde de los compromisos y modelos pianísticos como Gilels, Schnabel, Solomon, Horowitz, Gould y por supuesto, Rubinstein. Suele concentrarse en un programa al año, que lleva en gira, pero nada de Liszt, ni de Wagner, “por razones humanas y musicales”.

De Sokolov se ha escrito mucho y repetido en el foro: es obligado recordar que sus encore son una parte consustancial del resto de la ofrenda musical que brinda en cada actuación. El artista tiene una especie de número mágico, el seis, y seis han sido esta vez también, las propinas, a un público que, en general, sin precipitarse hacia la salida, se acomodó en sus asientos para el último y generoso brindis final: dos Brahms, Chopin, Rameau,  Rachmaninov y Bach. Nada menos...

(Привилегия, privilegiya)

Alicia Perris
Segunda foto y webmaster, Julio Serrano

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