ÓPERA En enero
El gurú del videoarte inunda
el Teatro Real con sus instalaciones para 'Tristán e Isolda'
Un aspecto de las proyecciones de Bill Viola para 'Tristán e Isolda'. RUTH
WALTZ / TEATRO REAL
DARÍO PRIETO Madrid
Salvo por un Parsifal en versión concierto a comienzos de año,
la celebración del bicentenario de Richard Wagner (1813-1883) apenas se ha sentido
en el Teatro Real durante este 2013 que acaba. Por tan sólo 12 días, el
montaje del Tristán e Isolda programado por Gerard Mortier para esta
temporada no se ha podido sumar a la celebración. Sin embargo, la versión que
se estrena a mediados de enero promete trascender fechas y efemérides con una
arriesgada propuesta en la que se mezclan la dirección escénica de Peter
Sellars (favorito de Mortier y abucheado durante el estreno de The Indian
Queen, el pasado noviembre), la dirección musical de Marc Piollet y las
instalaciones de Bill Viola, gurú del videoarte, que inundará el escenario del
Real con sus proyecciones. Un encuentro feliz, según el propio Viola, que
asegura haber aprendido algo importante de Wagner: "Nos dice que, en un
momento dado, hay que romper las reglas, sean éstas grandes o pequeñas".
Inspirado por el compositor alemán, Viola (Nueva York, 1951) afirma
que que, "si nadie rompiese las reglas en este mundo, no habría historia
del arte, ni ciencia, ni filosofía, ni revoluciones, ni internet, ni tampoco
amor verdadero". De todos modos, puntualiza, "el punto clave es
saber cómo y cuándo romper las reglas. Y esto no está tan claro".
Viola comenta cómo se gestó este proyecto, hace casi 10 años, y cómo
apenas ha cambiado. "Ahora tengo más pelo en mi barba ¡y menos en mi
cabeza!", bromea el artista. "Cuando el proyecto llegó a mis manos,
yo había estado trabajando en una serie de obras en torno a los elementos del
fuego y del agua. Sin saber mucho de ópera, era un poco reticente a
embarcarme en otra aventura. Era bastante escéptico, pero Peter Sellars fue muy
insistente", rememora.
La proximidad de Wagner
Bill Viola.
"Empecé a profundizar en la ópera de Wagner y descubrí que había
correspondencias con algún material que ya me era familiar. En primer lugar, el
budismo, que Wagner adquirió de leer a Schopenhauer, e ideas de sacrificio,
reencarnación y de la naturaleza del alma. También, que la idea del mito no es
un hecho histórico ni una información reciente, sino una verdad eterna que
existe fuera del tiempo en este momento. No describe cosas físicas, sino el
movimiento de la conciencia, como cambiar de mentalidad, enamorarse o
abstraerse en algo más profundo", añade.
El creador estadounidense fue uno de los firmantes de la carta
remitida al patronato del Teatro Real en protesta por el
"irrespetuoso" trato a Gerard Mortier tras anunciar éste que
padecía un cáncer de páncreas, lo que provocó su sustitución como director
artístico por Joan Matabosch. Viola esquiva la cuestión diciendo que "ya
no es relevante" y prefiere centrarse en Sellars. "Peter es único,
serio, divertido, sensible, cariñoso, preciso, curioso, esencial y lleno de
significado. Le conozco desde hace años y percibo que es un ser humano
extraordinario y uno de los mejores directores escénicos de la actualidad y de
todos los tiempos. He aprendido muchísimo de él durante todo este tiempo y para
mí se encuentra entre las personas más especiales de este planeta".
Todo ello, a pesar de que en este proyecto Sellars y Viola no
trabajaron juntos. "Él exploró el escenario y yo creé el vídeo. Sin
embargo, mantuvimos muchas reuniones en las que discutimos sobre el mito, la
aproximación subyacente a él y la dirección que necesitábamos tomar".
El interés de Viola por el arte clásico gira en torno a uno de los
temas preferidos por Mortier al establecer un relato con su programación: la
diferente concepción de la historia entre Europa y América, como se pudo
ver en The perfect american, la ópera de Philip Glass sobre Walt Disney
estrenada hace un año. "Yo creo que todos estamos afectados por el peso
de la Historia, sin importar dónde nos encontremos, ya sea atrapados en una
guerra brutal, tratando de iniciar una nueva vida en una tierra lejana o
simplemente queriendo existir en una comunidad que comparta nuestros valores e
ideales", apunta.
El arte como catalizador
"Los humanos generalmente queremos tres cosas: comida y agua, un
tejado sobre nuestras cabezas y un fuego para mantenernos calientes. El resto
es una derivación de ellas. Las perturbaciones aleatorias e inesperadas sobre
este sistema nos distraen y a veces nos sobrepasan. Y es aquí donde el arte
entra en escena", enumera. "Desde los tiempos prehistóricos, nuestros
ancestros han usado el arte para dotar de sentido al mundo que nos rodea.
Las pinturas rupestres se hicieron soplando pintura roja a través de cañas
sobre las manos en las paredes de las cuevas. Más o menos, es lo que seguimos
haciendo hoy: dejar una marca, hacer un contacto, para quienes vengan después
sepan que estuvimos aquí".
'Tristán e Isolda'. RUTH WALTZ
¿Y cuál es el papel del artista cuando las cosas se ponen feas, en
momentos de crisis como el actual? "Es una cuestión muy importante. Creo
que estar abierto y ser honesto con lo que vemos, oímos y sentimos, y
también sobre cómo lo experimentamos y representamos. Esto no significa que
tengamos que ser literales, obtusos, verbosos o exagerados, sino simplemente
precisos y conectados con el espíritu de los tiempos. Es el empuje del tiempo
el que crea nuevos puntos de vista, relaciones inesperadas de las formas
físicas, conceptos, razonamientos, creatividad y encuentros aleatorios",
sostiene Viola. "El misterio y lo desconocido son elementos que nos
mantienen comprometidos y nos hacen avanzar. Hacia dónde y por qué, eso no lo
sabemos".
Igualmente importante para él es la idea del tiempo, una de las
principales constantes en su obra y, de nuevo, un tema contemporáneo por los
cambios en su percepción. "Una de las características de nuestra época
es que parece que todo se acelera. Trabajamos más rápido, comemos más rápido,
conducimos más rápido y hablamos en frases más cortas, especialmente en
internet. Esto es verdad en ciertos aspectos, pero en realidad toda generación
parece haber vivido lo mismo. Esto es debido en parte a que, a medida que
crecemos, acumulamos más y más información sobre nuestro entorno y sobre
quiénes somos. Cuando tienes cinco años, el entorno en el que juegas te parece
muy grande. Sin embargo, si hoy volvieses a ese espacio, te sorprenderías de
encontrarlo mucho más pequeño de lo que imaginabas. Las cuestiones acerca de la
escala en el universo son relativas, como Einstein nos contó".
http://www.elmundo.es/cultura/2013/12/29/52c07aae268e3e52628b457a.html
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