miércoles, 22 de enero de 2014

NETREBKO Y SCHROTT BEBEN EL ELIXIR DE AMOR


ÓPERA En Nueva York
La soprano y el bajo-barítono cantan juntos por primera vez desde su separación

Schrott y Netrebko, en un momento del montaje neoyorkino de 'L'elisir d'amore'. METROPOLITAN OPERA
EDUARDO SUÁREZ

Era la primera vez que la soprano Anna Netrebko y el bajo-barítonoErwin Schrott cantaban juntos desde el anuncio en noviembre de suseparación. Un extremo que suscitó una expectación especial este fin de semana en el retorno de la diva rusa al escenario de la Metropolitan Ópera de Nueva York.
Netrebko había anulado por una gripe las primeras dos funciones de 'El elixir de amor', en un detalle que despertó suspicacias entre algunos melómanos. Pero tanto ella como Schrott brillaron interpretando a la joven Adina y al curandero Dulcamara y al final de la obra se fundieron en un abrazo y un beso que dejaron en el aire elinterrogante de una posible reconciliación.
Schrott y Netrebko anunciaron su ruptura a finales de noviembre, en un comunicado en el que decían que seguían siendo amigos y citaban sus "compromisos profesionales" y "la distancia constante" como motivos de su separación. Ambos subrayaban entonces que su intención era que la ruptura no afectara a su hijo Thiago, que tiene cinco años y al que le diagnosticaron una variedad leve de autismo tres años después de nacer.
El convidado de piedra del reencuentro de la pareja fue el tenor mexicano Ramón Vargas, cuya 'Furtiva lagrima' brilló en el tramo final de la noche y cuyo Nemorino fue muy aplaudido por los espectadores de la Met. Pero todas las miradas estaban puestas en la relación entre Schrott y Netrebko, a los que la partitura obligaba a interpretar juntos dos duetos al inicio y al final de la segunda parte de la función.

Schrott hizo el mismo papel en el montaje que se estrenó en diciembre en el Teatro Real de Madrid. Esta vez su Dulcamara no era un vendedor de bebidas energéticas en un chiringuito del Mediterráneo sino un curandero italiano en un montaje mucho más tradicional. Pero sus gestos fueron casi tan gamberros como los que presenciaron en el escenario madrileño y sus interacciones con la soprano rusa estuvieron cargadas de dobles sentidos y familiaridad. Netrebko le dio un manotazo cariñoso en su primera escena y Schrott imitó su voz en falsete en la escena en que le ofrece el elixir de amor.

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