jueves, 15 de marzo de 2018

MONOS PSICÓPATAS


RAÚL DEL POZO
Después de que Ana Julia Quezada confesara que mató a Gabriel Cruz, se desencadenó un festival de amarillismo que da la razón a Thomas de Quincey cuando dice que en el asesinato está latente una gran tormenta de pasión que crea un infierno en el que mirarnos. 


"La finalidad última del asesinato -comentó De Quincey- es la misma que Aristóteles asignó a la tragedia: purificar el corazón mediante la compasión y el temor". La tragedia servirá para avisar de que su vecino puede ser Jack el Destripador; su alcaldesa, la Condesa Sangrienta; y su esposo, el Marqués de Sade.Estamos rodeados de gente despiadada, en la vida real y en las redes; gente que pasaría a matar si sonara una corneta. Como si siguieran los mandatos del Viejo de la Montaña, que se colocaba con haxix [hachís] -de ahí proviene el nombre asesino-, los criminales desmienten aquella cantinela de los ilustrados, según la cual el hombre es bueno por naturaleza. Lo que es, en ocasiones, es un monstruo o una monstruo. No hay día en que no recibas un tuit agresivo o un comentario amenazante (hay por ahí un idiota que cada 15 días dice en las redes que me han pegado una paliza). Los científicos comentan que han encontrado el gen de agresividad o del guerrero, el del macho con un leño. Pero los pesimistas creen que es el mismo instinto criminal de siempre el que prospera en genocidios y acciones terroristas.Lo más peligroso de todo es que los trastornados se dediquen a la política. Los columnistas americanos acusan de psicópata a Donald Trump y los chicos de la CIA le diagnosticaron a Putin síndrome de Asperger, ése que sufren algunos de los que se lían a tiros en colegios. Parece que las profesiones que más psicópatas esconden son político, cirujano y periodista. Ya saben: los psicópatas encantadores, sin anormalidad aparente, carecen de remordimientos, disfrutan de una locura sin delirio, sin piedad y se pueden convertir en Hannibal Lecter si les llevas la contraria. Manuela Carmena -que cree en la mujer nueva, no en el macho nuevo- dijo que el gen de la violencia está en el ADN de la masculinidad. Es verdad que hay más psicopatía entre los hombres, pero la mujer psicópata es más peligrosa, porque tiene más talento para el fingimiento o la actuación.Ese gen del que habla Carmena es el mismo desde el Neolítico, el de la lucha entre cazadores y cazados. Los neandertales celebraban banquetes de caníbales en Atapuerca hace 800.000 años y los profetas del Antiguo Testamento hablan de madres que se comían a los hijos después de cocerlos. Somos, de entre de las 200 clases de monos, los únicos que matamos sin necesidad. Monos y monas que asesinan sólo por odio.

http://www.elmundo.es/opinion/2018/03/15/5aa972c3268e3e82088b4631.html

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