EFE - Barcelona
El aclamado tenor alemán
Jonas Kaufmann, una de las estrellas del firmamento lírico actual, que debuta
el próximo viernes en el Liceu en una obra operística, "Andrea
Chénier", ha afirmado hoy que le gusta tanto cantar que lo haría
igualmente aunque no hubiera gente para escucharle.
En una larga rueda de
prensa en la que no ha rehuido ninguna pregunta, ya fuera sobre la situación
catalana o sobre la huelga feminista, ha indicado que está "muy
contento" de poder formar parte de esta producción de "Andrea Chénier"
durante tres funciones junto a Sondra Radvanovsky y el malagueño Carlos
Álvarez, bajo la dirección de David McVicar.
Ha aseverado que su
profesión "es bastante egoísta" y ha agregado que, si gusta a los
demás, "es un extra, pero canto para mí, lo que también provoca que no me
dé miedo el fracaso".
"A veces me preguntan
qué pasaría si ahora fracasara y siempre digo que, si tuviera un agente que me
obligara a cantar tal o cual cosa o a grabar tal o cual disco, sí podría tener
miedo al fracaso, pero, si hago lo que creo que tengo que hacer y me continúan
contratando, pienso que no me debo replantear esta filosofía", ha
apuntado.
Respecto de la producción
en la que participará en Barcelona los días 9, 12 y 15 de marzo, ha dicho que
es "una ópera maravillosa" situada en la Revolución Francesa,
"que sería imposible situar en cualquier otra época histórica, porque en
el verismo es muy difícil explicar la historia de manera diferente, con la
música adaptada y sintonizada para expresar las emociones de aquella
situación".
Junto a unos compañeros de
reparto que ha calificado de "exquisitos" y "fabulosos", no
ha escondido que el rol de Andrea Chénier no es fácil, especialmente porque en
este tipo de ópera, exponente del verismo, "se vierten muchísimas
emociones, no solo la belleza y la ira, también la tristeza y la pasión, todo
muy fuerte".
A su juicio, "debes
estar en todo momento al 110 por cien, es un tipo de música que debes vivirla,
disfrutarla, porque, si no, el verismo puede ser horrible. Es una música preciosa,
que no funciona sin emociones: debes creer en ella, darlo todo, pero sin
exagerar".
Sobre el hecho de que no
haya actuado antes en una ópera en Barcelona o Madrid, ha señalado que se lo
han pedido en varias ocasiones, pero antes de aterrizar en uno de estos dos
cosos creía que tenía que actuar en los cinco o seis teatros
"fundamentales" del mundo para cantantes de ópera y,
"desgraciadamente", ha señalado, el Metropolitan de Nueva York, el
Covent Garden, la ópera de Milán y las de París, Viena o Berlín "no son
españolas".
Respecto a cómo vive su
oficio y el éxito que tiene, ha dicho que siempre ha intentado que no le
"encasillaran en ninguna categoría, no hacer solo seis o siete roles,
porque para mí eso es aburrido". "Cantar siempre las mismas cosas
complica tener nuevas ideas y la música es algo vivo y hay que crearla en cada
momento", ha apostillado.
Además de la versatilidad,
cree que hay que conseguir "que el público note toda la emoción que tú
sientes", sin olvidar que hay que dormir bien, comer mejor y practicar
ejercicio.
Por otra parte, ha negado
tener una "fórmula para el éxito", más allá de tener claro que
"primero tienes que conseguir llegar hasta la cumbre y después mantenerte
allí arriba, lo que sólo se consigue trabajando y buscando la máxima calidad,
cuestionándote constantemente. Cuando te paras y piensas que lo tienes todo
estás llegando al principio del final".
Espera que le queden, al
menos, quince años de "buena carrera" y ha dejado caer que espera
"no ser el próximo Plácido Domingo".
Ante la ambigüedad de esta
consideración, ha argumentado que es difícil prever qué ocurrirá dentro de
veinte años, pero no se ve haciendo de barítono, como ocurre actualmente con
Domingo.
Kaufmann ha recordado que
el cantante español "dijo que sólo haría un papel de barítono y luego hubo
otro y, seguramente, acabará cubriendo todo el repertorio de barítono; ahora,
prácticamente, está haciendo una segunda carrera, con una gran capacidad".
Demostrando en todo momento
su proximidad -"no encuentro en qué me beneficiaría ser una mala
persona", ha afirmado-, Kaufmann tampoco se ve ahora formando parte de un
grupo como el de los Tres Tenores, pero "nunca se puede decir nunca".
Jonas Kaufmann ha respondido
una última pregunta sobre la huelga feminista de mañana precisando que "en
el escenario no tenemos este problema, porque, si hay un papel de soprano, a
quien contratan es a una mujer".
Fuera de este ámbito,
considera que la clave "es que todo el mundo tenga la misma remuneración
para un mismo trabajo: cualquier otra cosa sería ridícula".
https://www.eldiario.es/cultura/Jonas-Kaufmann-Cantaria-gente-escucharme_0_747526002.html
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