sábado, 19 de marzo de 2016

"WRITTEN ON SKIN" SE ESTRENA EN MADRID EN EL TEATRO REAL

 Ópera en versión semiescenificada de George Benjamin (1960). Texto de Martin Crimp, basado en la leyenda medieval del trovador Guillem de 
Cabestany. Estrenada en el Festival d'Aix-en-Provence, el 7 de julio de 2012.

Partitura encargada por el Festival de Aix-en Provence, de Nederlandse Opera de Amsterdam, el Théâtre Capitole de Toulouse, la Royal Opera House de Londres y el Teatro del Maggio Musical Fiorentino.
Elenco
Mahler Chamber Orchestra, dirección musical: George Benjamin
Protector: Christopher Purves
Agnès: Barbara Hannigan
Primer ángel / Chico:Tim Mead
Segundo ángel / Marie: Victoria Simmonds
Tercer ángel / John: Robert Murray

Truculencia, sangre y carne en esta nueva ópera del compositor inglés George Benjamin, que se acaba de estrenar en el Teatro Real, en una única representación. Hilando a través de un motivo provenzal, se recorre una andadura que fluye durante siglos en las mentes de literatos como Edgar Poe o Giovanni Bocaccio, o incluso muchos de los volúmenes de la literatura gótica inglesa del siglo XIX, pasando por las creaciones de cineastas como Pasolini ya en el siglo XX.
La incorporación física del otro, del enemigo o el amado, que deviene pura y llanamente una forma reconocida de canibalismo, no solo ha sido tema para el arte, sino también estudio profundo en el ámbito de la antropología. La derrota del otro es también, comérselo, no dejar nada que lo recuerde y a la vez, incorporar, aunque sea fantaseando, su fuerza, su espíritu y toda su capacidad identitaria.
El Protector, que no pasaría los exámenes sobre “violencia de género” en los tiempos presentes, porque es duro, altivo, déspota y trata a su esposa como una mera mercancía, descubre el adulterio de la bella maltratada con el Muchacho y le sirve a su mujer el corazón del amante.
“Es dulce pero también salado”, comenta Agnès, “la de los ojos grises que se oscurecen a la vista del amado”. Después de que ella haya terminado el sacrificio ritual con el acto caníbal ignorado, el marido traicionado le muestra la cabeza del artista decapitado. El posterior suicidio de la Bella es un final esperado.


Las fuentes de esta cruenta y oscura leyenda medieval del siglo XII atribuida al trovador provenzal Guillem de Cabestany, le sirvió de inspiración a George Benjamin para crear su ópera más ambiciosa.
Discípulo de Olivier Messiaen, el compositor más joven que estrenó en los Proms londinenses, desgrana un lenguaje musical sensual, colorido y sutil, lleno de “nuances”, donde la orquesta incluye instrumentos tan poco corrientes como la viola da gamba o una armónica de cristal, una máquina de escribir o cencerros.
Igual que en anterior ópera, Into the Little Hill, George Benjamin y Martin Crimp, en un dúo formidable de inspiración, proponen una historia antigua recreada a través de una mirada contemporánea, donde las alusiones a la modernidad se llevan a cabo conuna evocación desoladora que mucho recuerda al Apocalipsis, a un fin de ciclo, a Armaggedon.
El efecto de halo trágico y sanguinario impregna toda la ópera, trasciende el escenario donde los cantantes son también dotados actores que expresan, no solo cantan, unas frases cargadas de significado, como si se tratara de una tercera persona que teje el relato.
Agnès es una mujer incomprendida e insatisfecha, que queda prendada del Muchacho, un iluminador de libros medieval que la conquista desde una postura distanciada como irremediable, la misma con la que accede a revelar el adulterio al marido de la esposa una vez más desilusionada. Se desencadena así una tragedia en el más puro estilo de los antiguos griegos, por lo inevitable del trágico final  y por su condición de reconoscible arquetipo.
La Mahler Chamber Orchestra, fundada en 1997 con el propósito de alcanzar una proyección internacional, da lo mejor de sí y corona el triunfo de unos cantantes que ya forman el equipo perfecto para mostrar la ópera compuesta y que también dirige George Benjamin. Written on skin (aludiendo ambiguamente a la piel de los pergaminos medievales y a la humana que goza y se trasmuta), con iridiscencias de toda la música contemporánea que arranca a comienzos del siglo XX, sorprende por su eclecticismo y contundencia, llena de referencias, una composición alquímica.
Christopher Purves compone un Protector con todas las condiciones requeridas para un canto y una teatralización rígida, exigente y antipática. Es el poder del falo, diría un psicoanalista, que no hace concesiones. Alguna ligera molestia en la emisión empañó unos segundos su actuación, pero recuperó sin problemas y con rapidez la facilidad de su performance.
Barbara Hannigan cumple con un torrente de voz enorme que se desgaja en los pianissimo y en los tres registros que maneja a la perfección con técnica y estilo y una inmejorable presencia en el escenario.
Su dúo con el marido y el amante sirven para iluminar la voz de contratenor de Tim Mead, también generoso en su caudal vocal, con una delicadeza que lo transporta a un universo onírico de transparencias. Le queda toda la carrera por delante y seguramente no caerá derrotado por el fulgor vintage de un Farinelli cuya cuerda complicada acaba prematuramente con la carrera de muchos contratenores.
Excelente el desempeño pero menos expuestos, Victoria Simmonds como Segundo Angel y Marie, y Robert Murray como el Tercer Ángel y John, cierran un cast de lujo, ideal para desvelar una partitura como ésta.
El público, que podría haber sido más numeroso en esta ocasión (había algunos pequeños claros en los asientos del Real), fue diverso y llamativo. De los tradicionales asistentes, compositores, críticos, melómanos, hasta personajillos de estas que te adelantan en dos zancadas para llegar más rápido a la entrada del coliseo, intentando (¿de verdad lo pretenden?) ponerse a la defensiva de los paparazzi alborotados.
Se aplaudió y mucho la producción, la obra, la dirección e inspiración del autor George Benjamin al frente de la Mahler Chamber Orchestra y para los cantantes, todos los parabienes y bravi que en esta ocasión, fueron más que merecidos.
Como escribió en su crónica periodística el talentoso y reconocido compositor español Tomás Marco, a quien esta cronista entrevistó este verano en Radio Clásica (Radio Nacional de España) para “Constelación Boulez”: “El estreno obtuvo un amplio éxito sin fisuras. Y hay que agradecer al Real que, de vez en cuando, ofrezca óperas modernas y que incluso sean a veces muy recientes como ocurre con ésta, un auténtico modelo de ópera para el siglo XXI”.

Alicia Perris

No hay comentarios:

Publicar un comentario