¡Menuda sorpresita! ¿De quién sería la ingeniosa idea, como está la situación política y otras, de incluir a estas tropas del siglo XVI con vestuario de la película Alatriste en el desfile de la "Fiesta Nacional" de hoy, 12 de octubre?
Llamamos al director, Agustín Díaz Yanes, nunca reconocido, nunca premiado por esta cinta y le preguntamos qué le parece?
Podemos probar también con Viggo Mortensen.
O mejor aún, convoquemos al excelente barítono de Lucca Massimo Cavalletti, para que nos cante el dúo del "Don Carlo" de Giuseppe Verdi y libreto de Schiller con el hijo de Felipe II...
Quienes programaron esta aparición fantasmal, siguen creyendo que la "aventura" de Flandes, se parecía realmente a la deliciosa pero ahistórica comedia francesa "La kermesse heroica", de Jacques Feyder (1936).
Nostalgias del Imperio.
Alicia Perris
Noticia de El Ideal
Unos cincuenta militares marcharán el 12 de octubre vestidos como los soldados de los Tercios de Flandes. Lo harán para conmemorar el 450 aniversario de la ruta que conectaba por tierra los Países Bajos con el corazón de la monarquía hispánica
Llamamos al director, Agustín Díaz Yanes, nunca reconocido, nunca premiado por esta cinta y le preguntamos qué le parece?
Podemos probar también con Viggo Mortensen.
O mejor aún, convoquemos al excelente barítono de Lucca Massimo Cavalletti, para que nos cante el dúo del "Don Carlo" de Giuseppe Verdi y libreto de Schiller con el hijo de Felipe II...
Quienes programaron esta aparición fantasmal, siguen creyendo que la "aventura" de Flandes, se parecía realmente a la deliciosa pero ahistórica comedia francesa "La kermesse heroica", de Jacques Feyder (1936).
Nostalgias del Imperio.
Alicia Perris
Noticia de El Ideal
Unos cincuenta militares marcharán el 12 de octubre vestidos como los soldados de los Tercios de Flandes. Lo harán para conmemorar el 450 aniversario de la ruta que conectaba por tierra los Países Bajos con el corazón de la monarquía hispánica
ANTONIO PANIAGUA
En el desfile del Día de la
Fiesta Nacional algunos se sorprenderán por un aparente anacronismo. De repente
el espectador verá a un grupo de soldados que parecerán sacados de una película
histórica. Porque mañana marcharán soldados con lanzas, arcabuces y bolsa para
la pólvora. Un grupo de militares del Regimiento de Infantería del Inmemorial
del Rey irán ataviados con los pertrechos de los soldados de los Tercios. La
razón de esta nota de exotismo es que este año se conmemora el 450 aniversario
del Camino Español, una ruta que entre los siglos XVI y XVII mantenía
conectados los Países Bajos, entonces bajo dominio español, con el corazón de
la monarquía hispánica. La guerra de los Ochenta Años o de Flandes (1568-1648)
fue un empeño cruento e interminable. El imperio español derrochó su hacienda y
acabó reconociendo la independencia de las siete provincias unidas.
En aquel entonces
aventurarse en el mar era una empresa arriesgada. El peligro de ser atacado desde
Inglaterra por los piratas era muy serio. A ello se sumaba la amenaza de los
hugonotes, cuyos bajeles apoyaron la causa de los protestantes. Con el canal de
la Mancha en manos de Francia e Inglaterra enviar tropas y dinero por tierra se
convirtió en una necesidad perentoria. A causa de ello nació un corredor
militar que partía desde Milán y acababa en Bruselas. La ruta principal
comenzaba en el Milanesado, después de cruzar los Alpes por el Ducado de
Saboya, y pasaba por el Franco Condado, Lorena, Luxemburgo, Lieja y Flandes. El
trazado del Camino Español fue cambiando conforme variaban los apoyos que
conseguía el rey para tener comunicados sus territorios. El duque de Alba,
Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, utilizó por primera vez la ruta en 1567.
Las últimas tropas españolas que usaron el corredor lo hicieron en 1622.
Con el ruido de fondo de
los vehículos y aviones militares, una cincuenta de soldados se presentarán en
el madrileño Paseo de la Castellana con mosquetes, picas y sables. Una escena insólita
en tiempos de blindados y cazas. Los trajes de época los ha cedido la firma
Sastrerías Cornejo, mientras que el armamento lo procura la empresa Reyes
Abades. «Nosotros proporcionamos unos catorce arcabuces y más de veinte lanzas,
cada una de las cuales mide cuatro metros y medio. Son reproducciones bastante
fieles. Algunas de estas armas aparecen en películas como 'Alatriste', 'El
Dorado' y 'Cromwell', dice Reyes Abades, director general de la empresa que
lleva el mismo nombre. Además de las armas, la firma ha prestado todo el
atrezo, desde los correajes hasta el bolsón donde se guardaban las balas de
plomo y otros accesorios de la impedimenta.
Hacia 1641, según cuentan
las crónicas, los soldados gastaban una pinta andrajosa y andaban casi descalzos
por la nieve. Aun así, estaban decorosamente armados. Cada soldado llevaba
espada y muchos de ellos iban provistos de un arcabuz o de una pica. Pocos
tenían mosquetes, fusiles que por su mayor peso debían emplearse con una
horquilla.
Según el británico Geoffrey
Parker, uno de los mayores conocedores de los siglos XVI y XVII en la España de
Felipe II, el Camino Español lo utilizaban los banqueros con igual intensidad
que sus tropas. Después de 1578 por la ruta circulaban grandes convoyes de
metales preciosos (oro en su mayor parte), muy cerca de la frontera francesa.
Hacerse con este extraordinario tesoro era muy tentador. En su monumental libro
'El Ejército de Flandes y el Camino Español' (Alianza Editorial), Parker
sostiene que el imperio de los Habsburgo se labró su ruina a causa de «una
guerra en el exterior que no podía ganar pero que tampoco podía perder».
Los Tercios de Flandes eran
consideradas las mejores tropas de la época, una formidable máquina de guerra
bien engrasada y apoyada por los recursos del mayor Estado del mundo. Sin
embargo, el oro de América no impidió que las tropas pasaran hambre. Los
soldados de los Tercios se encontraban en el pan ingredientes tan poco
apetecibles como terrones de yeso y harina sin moler. Quienes comieron semejante
bazofia murieron de hambre, y los que negaron a hacerlo, también.
El duque de Alba cometió un
error garrafal. Quiso infligir un escarmiento ejemplar a los revoltosos. Creó
el Tribunal de los Tumultos, que fue tan severo en sus penas que los holandeses
no tardaron en llamarlo 'tribunal de la sangre'. Fue peor el remedio que la
enfermedad. Los nobles con más predicamento de los Países Bajos, los condes de
Egmont y Horn, fueron decapitados y sus cabezas expuestas en la Grand Place de
Bruselas para regocijo de la plebe.
Obligados los Tercios a
admitir criminales como reclutas, sus soldados se contagiaron con las artimañas
de la picaresca, tan en boga en la sociedad española del siglo XVI. Parker
enumera sus características de manera prolija. Holgazanería, brutalidad,
bravuconería y afición al juego. «La notable difusión del culto al pícaro en la
España del siglo XVII se debió en parte, indudablemente, a los desertores y
amotinados que volvieron de las guerras en número creciente después de 1590,
con los bolsillos repletos de oro y las cabezas llenas de las ideas disolutas
de que se habían saturado en el ejército».
http://www.ideal.es/sociedad/alatriste-desfila-manana-20171011000246-ntvo.html
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