El actor estadounidense Denzel Washington,
durante la rueda de prensa de presentación de su película 'The Equalizer'. EFE
DARÍO
PRIETO Enviado especial San Sebastián
Denzel Washington dice que, de joven, nunca recibió ningún premio por
ninguna actividad artística, que lo máximo que conseguía era algún trofeo
deportivo, de baloncesto o lo que tocase. Y que, incluso, cuando decidió ser
actor, las películas que veía en el cine eran las de Shaft, 'Superfly' o alguna
otra 'blaxploitation' porque lo máximo a lo que aspiraba era a hacer algún
papel en Broadway o, si acaso, una peli de Nueva York como las de Robert de
Niro y Al Pacino. "Quizá soy un hombre del pueblo, un tipo normal con
un puesto de trabajo extraordinario", dijo ayer durante la
presentación de la película 'El protector' ('The equalizer') en el Festival de
Cine de San Sebastián, donde esta noche recibe el Premio Donostia por una
carrera que le ha llevado a ser uno de los grandes iconos de Hollywood.
El actor, primer afroamericano en recibir el reconocimiento del
festival donostiarra, defendió su participación en este 'thriller'
hiperviolento dirigido por Antoine Fuqua, que ya trabajó con Washington en
'Training day', por la que el actor obtuvo su segundo Oscar. Lo hizo
manteniendo el tipo de 'idem' normal, con las dosis medidas de simpatía y
vacile, como cuando, sin venir mucho a cuento, preguntó en voz alta:
"Pero, ¿qué pasó con la selección española de baloncesto? ¿Fue la
presión? Vivo en Los Ángeles y veo a Pau Gasol como se mueve arriba y abajo,
pero... ¿ante Francia? ¿Alguien tiene una respuesta?".
En la película, Washington interpreta a un justiciero al margen de la
ley que antepone su objetivo de ayudar a los demás a los métodos para lograrlo.
Es decir, si hace falta 'cargarse' al equivalente a la población de un pueblo
pequeño en vidas humanas de 'malos' lo hace sin pestañear. "Es sólo una
película. A veces, la sugerencia de la violencia da más miedo que la propia
violencia", se defendió el actor, cuyo personaje es un hombre leído
con especial afición por el 'Quijote' y su halo de tiempo perdido en el que los
caballeros andantes combatían las injusticias de este mundo. "Todos
tenemos la oportunidad y la responsabilidad de ayudar al prójimo. Si lo
hiciésemos, muchos de los problemas de este mundo no existirían", dijo el
actor sobre este aspecto. "Sin embargo, yo nunca escogería estos extremos
para hacerlo", añadió antes de recordar que, "después de 'Training
day' [en la que encarnaba a un policía corrupto] sólo me ofrecían papeles de
'malo' y antes nunca lo habían hecho".
"No puedo ser todo el
mundo"
En ese sentido, habló de cómo, en el pase del filme, parte del público
aplaudió a rabiar las medidas expeditivas de su personaje contra un grupo de
rusos. "Si lo aplauden es porque quieren apoyar a una persona que tiene
poder para solucionar o hacer cosas". Una facultad que, en una dimensión
completamente distinta, ejercieron Steve Biko o Malcolm X, personajes a los que
ha dado vida en el pasado y que, con Frank Lucas o 'Huracán' Carter, conforman
su nómina de hombres reales a los que ha puesto voz y rostro en la pantalla.
Suficiente, según él ("No puedo ser todo el mundo", bromeó), como
para enfrentarse a la recreación de otros ilustres negros, como Martin Luther
King o el propio Barack Obama. "No siento como una carga representar a los
afroamericanos. Intento trabajar duro y hacer el mejor trabajo posible
con las oportunidades que me han ofrecido. Y sí, espero ser un ejemplo para los
jóvenes actores que empiezan", aseguró.
Así que Washington se siente tan satisfecho con esta película como con
el resto de las que ha rodado desde que en 1981 debutase con la comedia
'Llámame Mr. Charly'. "No lamento nada de lo que he hecho
profesionalmente, porque eso es lo que me ha traído hasta aquí, hasta San
Sebastián", sentenció. "En este caso concreto, hemos hecho una
película que la gente quiere ver y nosotros queremos que disfruten con
ella".
Aún así, confesó que ha renovado su primera pasión hacia el teatro y
la dramaturgia clásica, que ha transmitido a sus dos hijos actores, y que le ha
llevado a producir montajes y contenidos televisivos de carácter escénico.
"La mayoría de los grandes actores comenzaron sobre un escenario, pero
ahora no siempre es así. Y creo que es necesario para evitar algunos males que
aquejan hoy a los jóvenes actores; a veces es una maldición conseguir el éxito
demasiado rápido".
http://www.elmundo.es/cultura/2014/09/20/541c8601ca474173788b456e.html
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