ARTURO REVERTER
El curso de los Amigos de la Ópera de La Coruña y la Orquesta Sinfónica de
Galicia arranca estos días con una Traviata protagonizada por las voces de
Elena Mosuc, Celso Albelo y Leo Nucci. Su intenso programa incluye títulos como
Attila, La fida ninfa, Ermione y La flauta mágica y culmina con
un homenaje a Richard Strauss en su 150° aniversario.
Hacía algunos años que se venía barruntando que el Festival Mozart de La Coruña, creado en su día por Antonio Moral y en fase declinante en los últimos tiempos, acabaría por fundirse o fusionarse con la más antigua temporadita de Amigos de la Ópera de la ciudad, cada vez menos lustrosa, bien que en el año Xacobeo, de la mano de César Wonenburger y con un presupuesto más crecido, hubiera dado un esperanzador canto del cisne. Es este mismo programador musical quien lleva desde ahora las riendas de la nueva temporada, que impulsa el Consorcio para la Promoción de la Música.
Sus contenidos, en una primera mirada a vista de pájaro, se nos antojan sugerentes. Todo comienza con un apetitoso y popular plato verdiano, una obra maestra siempre querida, que en los últimos tiempos parece resurgir en nuestro país, La Traviata. No está nada mal el terceto protagonista que se anuncia, constituido por dos voces jóvenes, de las que vienen pegando, y una ya veterana que aún continúa dando mucha guerra. Son las de Elena Mosuc, soprano lírico-ligera de fácil agudo y tersa emisión, que sustituye a la prevista y ya tan reconocida Desirée Rancatore, y Celso Albelo, tenor de firme ataque y de valiente zona superior, tan querido en la localidad, que se acerca al papel de Alfredo, de exigentes medias tintas, abriendo un nuevo camino en su trayectoria.
Completa el trío Leo Nucci, aparentemente indemne al paso de los años y todavía en condiciones de hacer un Germont muy plausible. El joven y prometedor Ramón Tébar empuña la batuta para llevar a término esta nueva producción firmada por el competente y tradicional Mario Pontiggia. Tras este inicio, se suceden, de enero a junio, otros títulos que serán ofrecidos en versión de concierto y que brindan suficientes e innegables atractivos. El primero es igualmente verdiano, el no tan frecuente Attila, producto de los difíciles años de galera del compositor y que precisa de un bajo contundente y sólido, que puede ser en este caso el brasileño Luiz Alberto Faria, quizá en exceso bronco, pero capaz. A su lado figuran Ekaterina Metlova, triunfadora en la plaza hace dos años con Fanciulla del West, el siempre eficaz Fabio Sartori, de color tenoril tan interesante, y el compacto Juan Jesús Rodríguez, nuestra mejor voz de barítono.
Una directora tan flexible como Kery Lynn Wilson es la responsable musical. A esta ópera le sigue, en un salto estilístico monumental, La fida ninfa de Vivaldi, que a las órdenes del especialista Andrea Marcon y con el idóneo sostén de la orquesta barroca La Cetra de Basilea, brinda un reparto de muy altos vuelos: las sopranos Roberta Invernizzi y María Espada, la mezzo Romina Basso, el tenor Topi Lehtipuu y el contratenor Carlos Mena.
Por fin, Ermione de Rossini, que protagoniza la conocida Carmela Remigio, rossiniana de pro, que se ve acompañada de otras voces muy considerables, como las del tenor Michael Spyres y la mezzo Daniela Barcellona. Es una garantía que la Orquesta de Galicia sea dirigida por Alberto Zedda. Cierra la selección operística La flauta mágica de Mozart, que se representa en el ya famoso montaje de Joan Font (Els Comediants) y que cuenta con mimbres vocales españoles de categoría: Carmen Romeu, María José Moreno, Francisco Corujo y Borja Quiza. Josep Pons está en el foso.
Hacía algunos años que se venía barruntando que el Festival Mozart de La Coruña, creado en su día por Antonio Moral y en fase declinante en los últimos tiempos, acabaría por fundirse o fusionarse con la más antigua temporadita de Amigos de la Ópera de la ciudad, cada vez menos lustrosa, bien que en el año Xacobeo, de la mano de César Wonenburger y con un presupuesto más crecido, hubiera dado un esperanzador canto del cisne. Es este mismo programador musical quien lleva desde ahora las riendas de la nueva temporada, que impulsa el Consorcio para la Promoción de la Música.
Sus contenidos, en una primera mirada a vista de pájaro, se nos antojan sugerentes. Todo comienza con un apetitoso y popular plato verdiano, una obra maestra siempre querida, que en los últimos tiempos parece resurgir en nuestro país, La Traviata. No está nada mal el terceto protagonista que se anuncia, constituido por dos voces jóvenes, de las que vienen pegando, y una ya veterana que aún continúa dando mucha guerra. Son las de Elena Mosuc, soprano lírico-ligera de fácil agudo y tersa emisión, que sustituye a la prevista y ya tan reconocida Desirée Rancatore, y Celso Albelo, tenor de firme ataque y de valiente zona superior, tan querido en la localidad, que se acerca al papel de Alfredo, de exigentes medias tintas, abriendo un nuevo camino en su trayectoria.
Completa el trío Leo Nucci, aparentemente indemne al paso de los años y todavía en condiciones de hacer un Germont muy plausible. El joven y prometedor Ramón Tébar empuña la batuta para llevar a término esta nueva producción firmada por el competente y tradicional Mario Pontiggia. Tras este inicio, se suceden, de enero a junio, otros títulos que serán ofrecidos en versión de concierto y que brindan suficientes e innegables atractivos. El primero es igualmente verdiano, el no tan frecuente Attila, producto de los difíciles años de galera del compositor y que precisa de un bajo contundente y sólido, que puede ser en este caso el brasileño Luiz Alberto Faria, quizá en exceso bronco, pero capaz. A su lado figuran Ekaterina Metlova, triunfadora en la plaza hace dos años con Fanciulla del West, el siempre eficaz Fabio Sartori, de color tenoril tan interesante, y el compacto Juan Jesús Rodríguez, nuestra mejor voz de barítono.
Una directora tan flexible como Kery Lynn Wilson es la responsable musical. A esta ópera le sigue, en un salto estilístico monumental, La fida ninfa de Vivaldi, que a las órdenes del especialista Andrea Marcon y con el idóneo sostén de la orquesta barroca La Cetra de Basilea, brinda un reparto de muy altos vuelos: las sopranos Roberta Invernizzi y María Espada, la mezzo Romina Basso, el tenor Topi Lehtipuu y el contratenor Carlos Mena.
Por fin, Ermione de Rossini, que protagoniza la conocida Carmela Remigio, rossiniana de pro, que se ve acompañada de otras voces muy considerables, como las del tenor Michael Spyres y la mezzo Daniela Barcellona. Es una garantía que la Orquesta de Galicia sea dirigida por Alberto Zedda. Cierra la selección operística La flauta mágica de Mozart, que se representa en el ya famoso montaje de Joan Font (Els Comediants) y que cuenta con mimbres vocales españoles de categoría: Carmen Romeu, María José Moreno, Francisco Corujo y Borja Quiza. Josep Pons está en el foso.
Las mujeres de strauss
Es muestra de sensibilidad programadora el concierto de 13 de
septiembre titulado Las mujeres de Strauss, que contiene una
selección de páginas femeninas de algunas de las óperas más célebres del bávaro
en el 150° aniversario de su nacimiento. Cantan la soprano dramática
norteamericana Lise Lindstrom, la mezzo alemana Daniela Sindram y las sopranos
españolas María José Moreno, ya citada, y Mercedes Arcuri. Günter Neuhold, muy
conocedor de este repertorio, se sitúa al frente de la Sinfónica de Galicia.
Voces muy a tener en cuenta. Como las que serán protagonistas de los seis recitales previstos, dos con orquesta y cuatro con piano: el contratenor Philippe Jaroussky, el bajo René Pape, la soprano Natalie Dessay y los barítonos, tan distintos entre sí, Leo Nucci, Bryn Terfel y Matthias Goerne. Hay que sumar el concierto benéfico de Rodríguez y la sesión de zarzuela gobernada por García Asensio en la que intervienen Ainhoa Arteta, Ana Ibarra, Antonio Gandía y Borja Quiza. También conviene mencionar, entre otras citas de interés, la que protagonizará Pino di Vittorio dentro del ciclo Otras voces, otros ámbitos.
Voces muy a tener en cuenta. Como las que serán protagonistas de los seis recitales previstos, dos con orquesta y cuatro con piano: el contratenor Philippe Jaroussky, el bajo René Pape, la soprano Natalie Dessay y los barítonos, tan distintos entre sí, Leo Nucci, Bryn Terfel y Matthias Goerne. Hay que sumar el concierto benéfico de Rodríguez y la sesión de zarzuela gobernada por García Asensio en la que intervienen Ainhoa Arteta, Ana Ibarra, Antonio Gandía y Borja Quiza. También conviene mencionar, entre otras citas de interés, la que protagonizará Pino di Vittorio dentro del ciclo Otras voces, otros ámbitos.
http://www.elcultural.es/articulo_imp.aspx?id=35076
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