Catherine
Deneuve llega a la Mostra de Venecia. TIZIANA FABI AFP
LUIS MARTÍNEZ
¿Sabe que está prohibido fumar en el hotel? "El
problema es que hay demasiadas cosas prohibidas. Si me hubiera
limitado a hacer lo que se suponía que debía hacer, a lo mejor usted no estaría
hablando conmigo", dice y expulsa el humo del cigarrillo por la boca como
sólo ella sabe hacerlo. A la antigua. Catherine Deneuve (París,
1943) se maneja en las entrevistas con autoridad. Se sabe perfectamente el
papel de Deneuve.
Le gusta mentir o, mejor, adora recibir cada
pregunta más o menos aduladora con un gesto de desdén. "No entiendo lo de
diva. Míreme, qué ve. En efecto, una señora mayor que trabaja. ¿Qué
tengo de diva?", afirma a la vez que regaña. Eso sí, mucho cuidado con
darle la razón. Sólo las divas están autorizadas a hablar mal de sí mismas. Y
así. Otra calada.
A sus 70 años dice sentirse en
forma y con ganas. "El pilates ayuda", puntualiza. Y buena prueba de
lo que dice no es sólo la película recién presentada en el Festival de Venecia,
'3 coeurs' (Tres corazones), sino la que aún se mantiene en cartel, 'En el
patio', y alguna más que vendrá. "En cuanto acabe aquí me iré a la India a
seguir con la promoción. Es cansado, sí, pero no me veo haciendo otra cosa.
Apoyar una película y aceptar entrevistas es parte del mismo compromiso. Me
siento muy responsable con lo que hago, con mi oficio", continúa. Firme.
Se diría que gélida. Deneuve.
Se cuánto se puede sufrir en
esta profesión'
Su nuevo trabajo con Benoît Jacquot la
convierte en pantalla en la madre de Charlotte Gainsbourg y Chiara
Mastroiani. Es decir, y en lo que respecta a esta última, en la madre
de la que, en efecto, es su hija. No es la primera vez que lo hacen.
Coincidieron en 'El tiempo recobrado' (1999), de Raoul Ruiz -que también
protagonizó Cristian, el hijo que tuvo con el director Roger Vadim-, y juntas
se las volvió a ver en 'Un cuento de Navidad', de Arnaud Desplechin.
"Es extraño y agradable a la vez, tanto para
ella como para mí", recuerda. "Yo nunca esperé que mis hijos se
hicieran actores, porque llevo mucho tiempo actuando y sé cuánto se puede
sufrir en esta profesión. Quería protegerlos de ese sufrimiento". La que
habla, no en balde, entró en el cine por coincidencia; una famililar
casualidad. "Mi hermana trabajaba en el teatro, y el director de la obra
necesitaba a alguien que interpretara a su hermana, así que pensaron en mí. Me
gustó hacerlo, pero no estaba segura de si quería vivir de la interpretación.
No lo estuve hasta que conocí a Jacques Demy, y, en el rodaje de 'Los paraguas
de Cherburgo' (1964), me hizo sentir que era imprescindible para él".
Un tiempo plagado de divas
Y desde entonces hasta ahora. François Truffaut
dijo de ella quebastaba contemplarla en pantalla para encontrar la
felicidad. No queda claro que Truffaut tuviera que vérselas en el
trance de entrevistarla. Se refería a una mujer que ya, quiera ella o no, daba
sus primeros pasos como diva. Los 60 (un tiempo plagado de eso, de divas del
cine francés como Jeanne Moreau, Brigitte Bardot, Stéphane Audran, Anouk Aimée
y Anna Karina) vieron sus mejores y quizá totémicos trabajos.
Deneuve completó 28 películas y su porte y
sobriedad aristocráticos hicieron de ella la actriz más-allá-de-la-realidad. La
gélida Deneuve. "Me desconcierta ese adjetivo. Es como si siempre
hubiera hecho de dama de llaves o de reina. En pantalla, he sido ciega,
muda, lisiada, asesina, vampira, madre adolescente, lesbiana, alcohólica,
ladrona. Me asombra que la gente me describa en esos términos, que se me
considere fría".
En el principio, Luis Buñuel
Sea como sea, sabe perfectamente que la culpa de todo la tuvo Luis Buñuel.
Fue su papel en 'Belle de jour', helador y opaco, la que la convirtió en lo que
ahora, no sin coquetería, rechaza. El juego siempre es el mismo: sólo ella está
autorizada a criticarse. Pero, mucho cuidado con darle la razón. "Prefiero
que se me asocie con 'Belle de Jour' o con Buñuel que con muchas otras cosas,
francamente", continúa y, esta vez sí, se permite una sonrisa. Pero leve.
"Es una gran película. Para un actor, es una gran suerte trabajar
desde muy joven con directores muy importantes, porque te da otra visión sobre
el cine. Ser actor significa ser un instrumento para otra persona incluso
aunque eso signifique hacer cosas que no quieres hacer. Me gusta entregarme
completamente a los directores, ser manejada por ellos en diferentes direcciones
y que me hagan sentir insegura. Pienso que el peligro más grande para un actor
es quedarse atrapado en la imagen que, después de un tiempo, cuando se te
conoce y se te reconoce, el público y los medios tienden a crear de ti".
Queda claro.
'Hago cine por pasión'
-¿Qué es lo que a fecha de hoy le motiva más de su
trabajo?
-Hacer películas. Tan sencillo. La sensación de
comunidad que se crea en cada rodaje es algo que no se puede comparar con nada.
Me gusta. Hago cine por pasión por el cine, por el cine como profesión, como
forma de vida.
-¿Ha pensado en retirarse alguna vez?
-No.
Y ese monosílabo deja un silencio con el que
disfrutar. Sabe que a los que entrevistan les molestan los silencios. Sabe
cómo hacer sufrir, aunque sólo sea un poco, al que tiene delante. Cumplida
la penitencia, sigue y confiesa que se esfuerza día a día por mantener intacta
su pasión por su trabajo.
'Vivo muy normalmente'
"Soy una gran aficionada al cine. Es algo muy
importante en mi vida. Cuando tenga la impresión de que los personajes que se
me ofrecen ya no son interesantes, lo dejaré. Pero he estado haciendo esto toda
mi vida, no es fácil considerar esa posibilidad. Además, creo que me he
mantenido lejos de los aspectos de esta profesión que no me gustan. Vivo muy
normalmente, salgo con amigos, vamos al cine, hago cola, vamos a
restaurantes. Mientras no estoy trabajando, no ejerzo de actriz. De
hecho, confieso que cuando alguien invade mi espacio privado para recordarme
que lo soy puedo ser una persona algo desagradable".
-¿Cuál es la última película que le ha impresionado?
-'Winter sleep'. Me parece increíble.
La respuesta es inmediata. No le hace
falta pensar como a los políticos sorprendidos por una pregunta que no
esperaban. Se refiere, para situarnos, a la última Palma de Oro firmada por
el director turco Nuri Bilge Ceylan. Es decir, lo contrario al cine para pasar
la tarde. Lejos del arquetipo de mujer frívola dedicada únicamente a su
indudable belleza.
'Fumo. Como de todo y
trasnocho
"¿Quiere acaso que hablemos de lo que hago
para mantenerme bien?... Pues no crea que me cuido. Como bastante chocolate,
que me encanta, y como he dicho practico pilates a diario. Pero no me privo de
nada. Fumo, como de todo y trasnocho. Me considero una persona noctámbula. Nunca
cuenten conmigo para antes del mediodía", comenta de tirón.
Se diría que sin respirar. Llegados a este punto
se para y, por una vez, facilita la labor al que hace las preguntas. "Una
actriz tiene que poder fruncir el entrecejo". Y aquí se zanjó el tema
de la cirujía. "Tengo claro que el aspecto físico es importante. Sé que si
no tuviera el aspecto que tengo, nunca me habría dedicado a hacer películas.
Envejecer no es agradable para nadie, y menos aún para quien, como yo, depende
de su imagen. Pero no es un drama".
'Fumar me ayuda a recordar'
-¿Cuándo sabe una actriz que está envejeciendo?
-Bueno, no sólo una actriz. Cualquiera. Yo lo noto
sobre todo porque veo que a mi alrededor falta mucha gente. Y eso me vuelve muy
melancólica. Antes me preguntaba por el tabaco. Pues le diré que una de las
cosas por las que me gusta fumar es porque me recuerda muchos momentos, muchas
personas. Me ayuda a pensar y a recordar. Y eso me vuelve melancólica.
Y dicho lo cual, añade: "Pero no soy
nostálgica". Sea como sea, y quizá contradictoriamente, sabe que el
cine que se hace ahora no es el mismo con el que ella creció. "El cine
ya no es lo que fue", sentencia. "Antes el cine era algo muy
exclusivo. Te sentías parte de un colectivo, de una gente muy particular,
especial. Ahora ya no es así. No sé si es por la televisión, o por internet, o
porque ahora mismo cualquiera con talento o no puede hacer una película. El
caso es que ya no es lo mismo. Pero no me lamento", concluye.
Todos los sueños caben en su
cuerpo
-De toda su carrera, ¿se quedaría con una película
en particular?
-'Las señoritas de Rochefort '(Jacques Demy,
1967), sin duda. Fue una experiencia fantástica con mi hermana. Y, de hecho, es
el mejor y último recuerdo que guardo de ella [falleció el mismo año del
estreno de la cinta en un accidente de tráfico].
Para cuando acaba la entrevista se hace imposible
dejar de ver a través de Deneuve mucho más. Repasar su filmografía
produce vértigo y hasta un ligero picor de ojos. Es el humo. Desde los
citados Buñuel y Truffaut a Polanski, por citar los evidentes, todos los sueños
posibles caben en el cuerpo (antes menudo, ahora contundente) de esta mujer que
fuma. Porque Deneuve fuma. Pero no lo hace por vicio ni siquiera por gusto, en
su caso fumar es una manera de mirar el mundo. Con filtro mentolado.
http://www.elmundo.es/cultura/2014/09/02/5404d938268e3e5f6c8b45a2.html
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