Matabosch ha tenido que
reconfigurar la programación del coliseo madrileño, que se despide del Fidelio
de la Fura dels Baus y rebaja las Goyescas encargadas a José Luis Gómez
a una versión en concierto, con Domingo empuñando la batuta. El Liceo abre una
nueva era con Christina Scheppelmann al timón, mientras ABAO, Maestranza, Palau
de les Arts y Teatro de la Zarzuela exprimen sus presupuestos al máximo. El
Cultural repasa sus balances y adelanta las citas imprescindibles
ARTURO REVERTER
Escena de Attila.
Foto: Opéra Royal de Wallonie
La realidad económica de nuestro país sigue haciendo mella en muchos
proyectos culturales. Los responsables artísticos y gestores han de hacer
auténtico encaje de bolillos. Como le ha sucedido a Matabosch
en el Teatro Real, que de pronto se ha encontrado con un ajuste presupuestario
que le ha obligado a indeseadas modificaciones. Con los 12.768.900 euros de que
dispone tendrá que ir arreglándoselas para ajustar las posibilidades
financieras a los fines artísticos, que, según sus propias declaraciones,
buscan “ubicar la ópera en el tejido de la comunidad, convertirla en un bien
accesible y al tiempo integrar al Real, a través de coproducciones, en la
programación conjunta de otras instituciones líricas”.
Como es lógico, a un menor nivel financiero se mueve Paolo Pinamonti en el Teatro de la Zarzuela, que cuenta con una cantidad global que ronda los 5 millones de euros. El gestor italiano sabe manejar los recursos con habilidad y logra sacarles provecho en pos de unas ideas programadoras claras y precisas. Su teoría es que “nuestro género lírico es esencialmente teatro y no puede olvidar lo contemporáneo”, por lo que hay que redefinir nuevas dramaturgias y localizar “verdaderos tesoros escondidos”.
En la Maestranza de Sevilla, en los diez años que ha durado su gestión, Pedro Halffter también se ha abierto a lo nuevo, pero foráneo. Ha estrenado en España varias óperas y este año presenta Doctor Atomic de Adams. Estamos hablando de un presupuesto de 2'2 millones de euros, que ha de cubrir toda su actividad artística. De mucho más dispone la ABAO bilbaína, cinco millones y medio administrados desde hace unos meses por el nuevo director artístico, Cesidio Niño, para quien la ópera es “un conjunto de muchas disciplinas artísticas; de hecho, es la reina de todas las artes. Combina teatro, canto, música, danza, moda, arquitectura...”.
El Liceo maneja 10.473.000 euros, aunque trata de reducir un déficit acumulado de 16 millones. Algo que sabe la nueva directora, Christina Scheppelmann, antigua colaboradora, en los noventa y en el mismo coliseo, de Hänseroth. Su intención es programar “obras de repertorio, grandes títulos y mucha más ópera del siglo XX y llegar a un equilibrio entre tradición en innovación”. Caso bien distinto es el del Palau de les Arts de Valencia, que nació con la formidable cantidad de 32 millones y medio. Tras numerosos contratiempos, sucesivos adelgazamientos y varias deserciones, la cosa se ha quedado en 11.890.000 euros, lo que es escaso para afrontar unos gastos aún cuantiosos. De todas formas, la todavía sobreintendente del coliseo valenciano, Helga Schmidt, luchadora nata, continúa porfiando. Contra el destino y contra las autoridades culturales de la Generalitat.
Como es lógico, a un menor nivel financiero se mueve Paolo Pinamonti en el Teatro de la Zarzuela, que cuenta con una cantidad global que ronda los 5 millones de euros. El gestor italiano sabe manejar los recursos con habilidad y logra sacarles provecho en pos de unas ideas programadoras claras y precisas. Su teoría es que “nuestro género lírico es esencialmente teatro y no puede olvidar lo contemporáneo”, por lo que hay que redefinir nuevas dramaturgias y localizar “verdaderos tesoros escondidos”.
En la Maestranza de Sevilla, en los diez años que ha durado su gestión, Pedro Halffter también se ha abierto a lo nuevo, pero foráneo. Ha estrenado en España varias óperas y este año presenta Doctor Atomic de Adams. Estamos hablando de un presupuesto de 2'2 millones de euros, que ha de cubrir toda su actividad artística. De mucho más dispone la ABAO bilbaína, cinco millones y medio administrados desde hace unos meses por el nuevo director artístico, Cesidio Niño, para quien la ópera es “un conjunto de muchas disciplinas artísticas; de hecho, es la reina de todas las artes. Combina teatro, canto, música, danza, moda, arquitectura...”.
El Liceo maneja 10.473.000 euros, aunque trata de reducir un déficit acumulado de 16 millones. Algo que sabe la nueva directora, Christina Scheppelmann, antigua colaboradora, en los noventa y en el mismo coliseo, de Hänseroth. Su intención es programar “obras de repertorio, grandes títulos y mucha más ópera del siglo XX y llegar a un equilibrio entre tradición en innovación”. Caso bien distinto es el del Palau de les Arts de Valencia, que nació con la formidable cantidad de 32 millones y medio. Tras numerosos contratiempos, sucesivos adelgazamientos y varias deserciones, la cosa se ha quedado en 11.890.000 euros, lo que es escaso para afrontar unos gastos aún cuantiosos. De todas formas, la todavía sobreintendente del coliseo valenciano, Helga Schmidt, luchadora nata, continúa porfiando. Contra el destino y contra las autoridades culturales de la Generalitat.
Teatro Real
Los reajustes se hacen notar y algunas de las producciones anunciadas
en febrero desaparecen del mapa en el último momento. Así la participación de
La Fura dels Baus en el Fidelio de Beethoven. Será la visión onírica,
a buen seguro menos atractiva, de Pier Luigi Pier'Alli, estrenada en el
Palau de les Arts de Valencia en 2006, la que se contemple. También desaparece
la aproximación de Joan Font
(Comediants) a Hänsel und Gretel de Humperdink, obra espirituosa,
auténtica novedad en el Real, en beneficio de la visión de Laurente Pelly
estrenada en Glyndebourne en 2013
Goyescas de
Granados se hará en versión de concierto bajo la dubitativa batuta de Plácido
Domingo, que cantará, en la misma función, en esta su tan poco
estimulante etapa como barítono, Gianni Schicchi, con dirección teatral
de Woody Allen. Reveladora y de una gran belleza plástica es la producción de Death
in Venice de Britten,
firmada por Willy Decker y presentada en el Liceo hace ya años. Mortier no la
quiso traer a Madrid y lo hace ahora Matabosch. ¡Bravo!
Liceo
Temporada bastante equilibrada, todavía diseñada por Matabosch. Resalta
el Siegfried de la Tetralogía wagneriana de Carsen,
visión que contempla la paulatina destrucción de la naturaleza y que estará
en las musicales manos de Josep Pons. Nombres de talla en el reparto: Theorin,
Dohmen, Bronder, Podles... Lástima que Siegfried esté a cargo del ya insufrible
Lance Ryan. De lo más atractiva es la Arabella de Strauss bajo el prisma
agudo y esquinado de Cristof Loy en producción de la Ópera de Frankfurt que
dirige Ros Marbà, siempre sensible a estas músicas. Equipo vocal de altura, con
Schwanewilms, Volle, Kühmeier, Reiter... Tampoco está nada mal el previsto para
Norma, con un terceto importante: Radvanovsky, Gubanova y Kunde. Joyce
DiDonato es la gran estrella de Maria Stuarda de Donizetti. Un magnífico
maestro, Benini, empuña la batuta.
Maestranza
Lo de mayor relieve y novedad es, desde luego, Doctor Atomic de
John Adams, que Pedro Halffter estrena en España, en una producción del
Radisches Staatstheater de Karlsruhe. Luego, reposición de óperas
ya vistas en Sevilla hace relativamente pocos años, aunque siempre de interés: Don
Giovanni de Mozart, en el mismo montaje de Mario Gas, que cuenta con la
dirección musical del joven ruso Maxim Emelyanychev (1988). Reparto totalmente
español, con el recuperado Carlos Álvarez a la cabeza. A buen nivel está el de Norma,
presidido por las solventes Angela Meade y Sonia Ganassi, a las que flanquea el
joven y contundente tenor español Sergio Escobar. Es Halffter quien se sitúa en
el foso para Tosca, en la coproducción con el Liceo de Paco Azorín y en donde
encontramos a la sólida pucciniana Hui He.
Abao
Continúa, aunque con dificultades económicas la serie Tutto Verdi.
Attila, producto juvenil de los años de galera, tiene un protagonista de
categoría, el bajo Ildebrando D'Arcangelo, de sólidos y compactos medios.
Ruggero Raimondi, otrora intérprete del huno, gobierna la escena. Otello
tiene a Marco Berti como servidor. Cantante irregular, pero de agudo fácil y
sonoro, estará acompañado de dos buenas voces: las de la soprano lírico-spinto
Lianna Harotounian del barítono Juan Jesús Rodríguez, muy solicitado
últimamente como alférez. Riccardo Frizza dirige la música y el siempre
inquieto Ignacio Rodríguez la escena. Completan una temporada escasamente
novedosa Werther y Madame Butterfly, en la que, junto a Frtittoli,
se le da la alternativa por fin a la soprano María Ruiz
Palau de les Arts
La intendente Helga Schmidt ha construido una programación aseada,
pese a los malos vientos que corren por la institución. Se programan Manon
Lescaut, dirigida musicalmente por Domingo, quien subirá a escena para el Vidal
de Luisa Fernanda de Moreno Torroba. Por su parte, Roberto Abbado se
encarga de Don Pasquale, que protagoniza Pertusi y dirige en escena Jonathan
Miller, siempre avispado. Como suele serlo Davide Livermore, abonado a este
teatro, que representa Norma en alianza con el joven Gustavo Gimeno. Es
llamativa la presencia de Mariella Devia, ilustre soprano lírico-ligera en
tiempos, que se acerca ahora a la literatura más dramática.
Teatro de la Zarzuela
Paolo Pinamonti siempre ha sido amigo de buscar conexiones entre
géneros, de ampliar el radio de acción, lo que es ilustrativo y didáctico.
También equivocado, opinan algunos que consideran que el Teatro de la Zarzuela
debe dedicarse exclusivamente a nuestro género lírico. En cualquier caso, cómo
negar interés a una rareza como <em>Carmen,
zarzuela que recrea la obra de Bizet a partir de la traducción histórica de
Eduardo de Bray de 1890. Una joven directora china, Yi-Chen Lin, ocupará
el foso. La anhelada María José Montiel será la cigarrera. Desfilan después por
el mismo escenario Los diamantes de la corona de Barbieri, el doblete de Lady,
be good!, un musical con cantables de Gershwin, junto con Luna de miel
en el Cairo, opereta de Muñoz Román, y La gran duquesa de Gerolstein
de Offenbach. Se recupera La Clementina de Boccherini en la edición de
Miguel Ángel Marín.
Otros teatros
Compacta y bien ordenada oferta de los Amigos de la Ópera de Oviedo,
con el lustroso Otello comentado ya en esta sección hace un par de
semanas. En Butterfly interviene la soprano Hui He. Novedades
son El castillo de Barbazul de Bela Bartók y Sansón y Dalila de
Camille Saint-Saëns, ésta en concierto. Un puñado de buenas voces españolas
intervienen en el Falstaff concertante del Cervantes de Málaga: Carlos
Álvarez, Juan Jesús Rodríguez, María Rey-Joly, Ana Ibarra, que serán dirigidos
por Miquel Ortega. En el Auditorio Adán Martín de Tenerife el título a
señalar es la donizettiana Roberto Devereux, del que se hará cargo un
equipo canario encabezado por Yoianda Auyanet y Celso Albelo. Cerramos con
la siempre arrostrada temporada de los Amigos de la Ópera de Sabadell,
desarrollada en el Teatro Municipal La Farándula, que albergará en abril de 2015
un título tan complejo como Turandot de Puccini, recreado por un reparto
totalmente español, con Maribel Ortega y Eugenia Bethencourt repartiéndose el
papel de la Princesa de Hielo.
http://www.elcultural.es/revista/escenarios/Dudas-ingenio-y-calculadora-en-el-nuevo-curso-operistico/35163
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