FRANCESCO MANETTO
Tienen menos de 40 años y
representan a 15 países de América Latina. Pero su trabajo trasciende la
geografía y aspira a coincidir, sin más, con la buena literatura. Sin
fronteras. El Hay Festival anunció ayer la lista de los 39 mejores autores de
ficción de la región bautizada como Bogotá 39. Son, entre otros, el cubano
Carlos Manuel Álvarez; el ecuatoriano Mauro Javier Cárdenas, los colombianos
Felipe Restrepo Pombo, director de la revista Gatopardo, Giuseppe Caputo o Juan
Cárdenas; el chileno Gonzalo Eltesch; los peruanos María José Caro, Claudia
Ulloa Donoso y Juan Manuel Robles; los argentinos Mauro Libertella o Samanta
Schweblin; los mexicanos Valeria Luiselli o Daniel Saldaña París. Son algunos
de los nombres de esta suerte de canon literario, presentado en la Feria del
Libro de Bogotá (FILBO), cuya primera selección fue difundida hace diez años en
la misma ciudad y proyectó a escritores como Daniel Alarcón, Guadalupe Nettel o
Juan Gabriel Vásquez, "ayudándoles a darse a conocer fuera de sus países e
incluso del mundo hispano".
COLOMBIA Y MÉXICO LIDERAN
LA LISTA
D. M. P.
Con siete escritores,
México es el país más representado, seguido de Colombia con seis, en la lista
de autores organizada por el Hay Festival. Cuatro mujeres, tres hombres,
distintas voces narrativas, pero todos de un mismo lugar: Ciudad de México.
“Lamento el sesgo centralista pero yo los llamaría generación ciempiés, porque
tiene muchas patas por muchos lados”, dice Carmen Boullosa, la jurado mexicana,
que precisa que los miembros del comité —de Argentina, Colombia y México— no
tuvieron un voto nacional: “la selección tuvo un ojo latinoamericanista”.
Menos una —Gabriela
Jauregui— los seleccionados mexicanos coinciden con una lista similar
auspiciada hace dos años por la Feria del Libro de Londres. “Todos han leído
mucho, han viajado, tienen una prosa eficaz y sofisticada, marcada por la
realidad mexicana pero con una aspiración universal”, cierra Boullosa.
De la crónica a los límites
de la ciencia ficción, el Hay Festival ha buscado resaltar “el talento y la
diversidad de la producción literaria en la región” que quedará plasmada en
enero de 2018 en una antología de relatos o extractos de novelas. Las nuevas
voces de América Latina escriben en español, en portugués, en inglés, traducen,
trabajan como profesores, editores, periodistas. El objetivo de esta selección
consiste en última instancia en “facilitar la circulación de su obra” con la
ayuda de sellos independientes y en alentar su difusión a través de
conferencias y eventos en colegios, universidades o centros culturales. La
organización pretende así “vincular literatura de calidad con editoriales
locales relevantes”. También está prevista una traducción al inglés que publicará
la editorial Oneworld.
Los autores elegidos en
2007 fueron los encargados de elaborar una preselección de nombres a los que
sumaron las propuestas presentadas por 80 editoriales de grandes grupos e
independientes. El jurado, formado por Darío Jaramillo, Leila Guerriero y
Carmen Boullosa, tuvo que escoger finalmente entre más de 200 escritores. “Lo
único que se miró fue la calidad”, explica Guerriero, para quien “la
conversación con el jurado fue fantástica, de una cordialidad increíble incluso
en los desacuerdos”. Ese es, en el fondo, el único criterio que rige la lista
de Bogotá 39. La buena prosa. Una marca que rompe los moldes de la concepción
tradicional de las letras de la región. “Aunque me parece muy interesante que
sea una selección latinoamericana porque le da una potencia de representación,
la buena literatura no es norteamericana ni latinoamericana”, razona la
periodista y escritora argentina.
La literatura
latinoamericana es infinita", opina Juan Cárdenas. "Es un universo
completo comunicado con otros universos, así que no creo que se pueda hablar de
una especificidad y mucho menos de una familia: esa metáfora del clan cerrado,
como de sociedad primitiva, se le queda demasiado corta, no le hace justicia a
algo tan vasto"…………
“También”, continúa Caputo,
“me cuesta mucho pensar la literatura en términos de familia, al menos en
términos de familia biológica o de familia tradicional”. “Me parece que ese
modelo está en desuso y que es la bandera que está alimentando los nuevos fascismos”,
dice en referencia a la pertenencia a una comunidad literaria latinoamericana.
“Mucho más interesante pensar en la creación de otras comunidades, comunidades
que se alimentan de otras tradiciones. Para mí, la literatura es eso: poder
crear diálogos y comunidades diversas y extrañas. Trascender los lazos
biológicos, poder salirse de la casa de la infancia”.
¿Y el futuro? "El
futuro de la literatura latinoamericana solo puede estar en un astuto
reposicionamiento de las distintas piezas que conforman su tradición",
agrega Cárdenas. "La tradición se sueña, se proyecta en el tiempo, como
una imagen siempre nueva del pasado".
http://cultura.elpais.com/cultura/2017/05/05/actualidad/1493956689_793884.html
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