lunes, 22 de enero de 2018

EL HONOR DE COMPARTIR MESA EL LUNES 22 DE ENERO, CON SISTER HELEN Y LA MEZZOSOPRANO JOYCE DI DONATO EN EL TEATRO REAL (PRIMER ENCUENTRO CON LA PRENSA DE MADRID)

Dos días antes del estreno de la ópera “Dead man walking”, a partir del mismo relato que inmortalizó el director Tim Robbins en su película “Pena de muerte” con Sean Penn y Susan Sarandon en  la década de los noventa, el día en que se hace público el Premio “El ojo crítico” al director del Teatro Real, Joan Matabosch,  asistir a la charla con estas dos portentosas y proteicas mujeres es un regalo y un privilegio.

Reiteradamente agradeció la hermana católica que acudieran los medios de comunicación a esta convocatoria, antes, durante y después de la cita mañanera, considerando que el deber del periodismo es informar al público sobre los hechos de las penas a los condenados. Recordó de una manera clara y significativa, que, a pesar de que la iglesia católica no siempre esté de acuerdo con estos principios, no se puede aplicar el ojo por ojo en la medición de las culpas y las condenas.

Insistió -una y otra vez- en la necesidad de desarrollar la capacidad de perdonar, de ser empático y de sentir compasión por el otro, mirándolo a los ojos y creando un clima de humanidad y de confianza, de redención.

Según la Hermana Helen, “se trata de un viaje muy fuerte”, que, de acuerdo con la cantante Di Donato, es una “verdadera historia de amor”. La que une y vincula desde una óptica diferente a las víctimas, los penados y sus respectivas familias.

El condenado que da origen a este relato, le pidió, después de una larga relación que terminó con el ajusticiamiento del “reo”, que por favor, no estuviera presente en su ejecución, porque lo recordaría toda su vida”. Sister Helen le contestó que, todo lo contrario, que él la mirara cuando estuviera a punto de morir, que vería la cara de Cristo”. Acompañamiento y consuelo...


La religiosa, vestida con gusto pero con discreción, con chaqueta torera roja y blusa con cuello de encaje y pantalones oscuros, un maquillaje ligero y vivaces ojos claros detrás de unas gafas ligeras, un sencillo crucifijo de madera verde, es amiga y comparte con la mezzosoprano esta ruta dolorosa y sin embargo, feliz, porque el objetivo no es ya simplemente conseguir la salvación de una vida humana, sino cambiar en profundidad, la relación y la comprensión del prójimo, sea lo que sea y haya hecho lo que haya hecho. Concienciar a la gente en un país donde el 80% de la población suele estar a favor de las ejecuciones.

Destacó que generalmente hay toda una conjunción nefasta detrás de los crímenes, donde abundan los condenados pobres y gentes de color. Sin recursos, sin educación, con hambre e indefensión. “Todos tenemos que querer justicia, porque al final, todos estamos implicados. Hay un lado oscuro en cualquier ser humano y también una geografía luminosa. Hay que dejar de ser coautores con los gobiernos de las condenas inevitables. Obama fue el primer presidente de los Estados Unidos en presentarse en una cárcel. Ahora con Trump, las cosas han cambiado otra vez”.


Sister Helen considera un privilegio estar con estas personas y de ellas recibe su energía para continuar en la lucha por un cambio de opinión, de políticas, de sentimientos, contra el racismo también. Prejean confiesa que proviene de una familia muy acomodada del sur de Estados Unidos, con un padre dedicado con éxito a la abogacía y Di Donato replica que ella viene también del sur americano, De Kansas, de una familia de clase media, donde estas preocupaciones no existían.

La película “Pena de muerte” que cuenta esta historia real y verdadera, fue vista por más de un billón de personas y la historia narrada de Sister Helen, estuvo 31 semanas como bestseller en la lista de más vendidos del del New York Times. La hermana Helen recuerda que tuvo un editor magnífico y que “se tiró a la piscina” con este gran tema en defensa de la abolición de la pena de muerte.

Comenta que “esta ópera no es un trabajo sobre la pena de muerte, sino sobre el valor de la vida”. Para Jocye Di Donato se trata de una verdad que necesita ser contada y recordada, porque, como explica la autora del libro y la gran protagonista real de esta leyenda, “no se puede devolver muerte por muerte”. Un revulsivo potente en medio de la acolchada mañana madrileña, donde numerosos paseantes de la Plaza de Ópera, se sientan a tomar el sol. Muchos de ellos, sin techo y artistas de calle, que, solidariamente, se ofrecen unos a otros lo poco que tienen.

De pronto, en ese contexto, los comentarios humanos y humanitarios de Sister Helen cobran una nueva dimensión. Si hubiera detenido su rápida marcha esta mañana y no hubiera estado tan solicitada, como es lógico,  seguro que se hubiera sentado un momento, a charlar con ellos. ¡Claro que sí!


Alicia Perris

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