LUIS MARTÍNEZ
El director de cine Paul
Thomas Anderson. MUNAWAR HOSAIN
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Con ocasión del estreno de
'El hilo invisible', el director repasa desde el movimiento #MeToo al sentido
de la creación, pasando por la supuesta retirada de su cómplice Daniel
Day-Lewis
No está claro cuándo la
prensa más o menos especializada empezó a resumir el nombre de Paul Thomas
Anderson (California, 1970) con un acrónimo tan elemental como ya reverenciado:
PTA. «Me divierte», dice. Tampoco figura en texto alguno, ni sagrado ni
profano, cuándo las siglas de marras se convirtieron en algo así como la señal
del mesías del nuevo cine, del nuevo cine americano para ser precisos. Es más,
no hace tanto el American Film Institute depositaba en cada una de las letras
mayúsculas que encabezan su nombre la corona y esperanza del cine que vendrá.
Aquí resopla. «Cuando ves tu nombre en una lista así, lo primero que sientes es
vértigo. Crees que están hablando de otra persona. Imagino que lo complicado y
responsable es desempeñar tu trabajo al margen de todo ese ruido».Sea como sea,
despista que PTA, el maestro PTA, reciba a la prensa en una habitación de un
hotel, más cool que lujoso, del centro de Londres. Y cuando digo habitación, no
me refiero a una sala despejada con una mesa en medio. No, todo es más hogareño
y hasta ligeramente ridículo. A la derecha, la cama (hecha, eso sí); a la
izquierda, él mismo ataviado con un chándal que bien podría ser pijama. Son las
dos de la tarde y parece despierto. Chándal pues.
El hecho de que la
indumentaria poco o nada tenga que ver con el argumento de la película que le
trae a estas páginas (la alta costura), también le divierte. «Es cierto que
llegas a obsesionarte con lo que haces, pero no tanto», dice y se ríe. El hilo
invisible, para situarnos, no sólo es su último trabajo. Además es una de las
pruebas de que ni el American Film Institut ni los devotos de la P, la T y la A
andan desencaminados. Anderson se las arregla para, de la mano de un descomunal
Daniel Day-Lewis, convertir la azarosa existencia de un modisto inspirado en
Cristóbal Balenciaga en una cuidada reflexión sobre la pasión amorosa que
navega entre el drama, la comedia, la sátira y la simple obsesión. Es cine
sencillamente enfermo de cine que dialoga con la misma soltura con Kubrick que
con Hitchcock sin renunciar a abrir campos nuevos en este extraño arte tan
parecido, y tan distinto, a la realidad misma. PTA ha vuelto.
Vengo de España y la
primera pregunta es obligada, ¿cómo de cerca está Reynolds Woodcock, su
protagonista, de Balenciaga?
Bueno, Balenciaga era
vasco, no español (sonríe maliciosamente).
Pues eso.
No le conocí personalmente,
sólo sé lo que he leído de él. Mi impresión es que era más tranquilo, más
amable y probablemente más brillante que mi personaje. Seguro que era muy
exigente, pero no me lo imagino tan cerca de la angustia como Reynolds. Mi
protagonista busca vivir en una burbuja que no interrumpa en absoluto su
creatividad y eso quizá esté relacionado con la búsqueda de estabilidad. Pero
lo que realmente tienen en común los dos, y es lo que más me interesó, es que
ambos buscaban controlarlo todo. Los dos llegaban a coser, a cortar la tela...
¿Y en qué se parece Reynolds como creador absoluto a Anderson?
Creo bastante en la gente
con la que colaboro. La música de Jonny Greenwood, por ejemplo, es una
genialidad. Mi única responsabilidad es animarle a arriesgar, a ir más allá. Su
talento y gusto son increíbles. Pero sí es cierto que el cine tiene mucho de
artesanía, de ser capaz de entender que en cualquier detalle se resume el
conjunto de la obra entera.
La película discurre en el
mundo de la moda, pero podría hacerlo en el de la pintura o en cualquier arte,
incluido el mismo cine.
Sí, sin duda. Elegí el
mundo de la moda por cuestiones si se quiere estrictamente técnicas. Es muy
estético. Por otro lado, en la moda está tipificada la imagen del creador
egoísta, encerrado en su mundo, venerado por todos. Luego tienes algo como los
desfiles de moda que te permite jugar con un número ilimitado de personajes que
entran y salen de escena...
Empezó a planificar la
película hace tres años. El mundo ha cambiado muchísimo desde entonces,
empezando por su nuevo presidente, Donald Trump. ¿Cómo afecta la realidad a un creador y a la propia obra en la que se
está trabajando?
Cuando está todo lanzado es
muy difícil cambiar nada. No puedes cambiar el reparto. Bueno, salvo Ridley
Scott, que ha borrado a un actor de su película (rompe a reír. Se refiere a la
sustitución de Kevin Spacey por Christopher Plummer en Todo el dinero del mundo).
Hablando en serio. Toda obra de arte nace de un impulso y conviene mantenerse
fiel a él. Creo que la función del cine, del arte, es mantenerse firme en un
mundo que cambia constantemente. Lo que era importante hace un par de días ha
dejado de serlo unas horas más tarde.
Quizá sea ir demasiado
lejos, pero se podría leer en la relación masoquista que su protagonista
mantiene con su amante una metáfora de la relación masoquista que, por poner un
ejemplo, el pueblo americano mantiene con su nuevo presidente.
Quizá. No lo sé. Desde
luego hay algo extraño, casi enfermo, en la relación que mantenemos todos con
nuestros horribles líderes. Les odiamos y les votamos. Pero, en serio,
cualquier paralelismo es coincidencia. Bueno, quizá la naturaleza humana está
diseñada así.
Hace unos años una pregunta recurrente a cualquier estadounidense
era cómo recibió la noticia de la elección de Obama. ¿Y la de Trump?
Estaba rodando y volví a
América para votar. Preparamos champán. Todo para recibir a la primera mujer
presidenta de la historia. Desastre. Al día siguiente volví a Europa y dejé a
mi hermana y a mi mujer llorando. Vivimos unos tiempos realmente aterradores.
De nuevo, como en 'The
master', en su película hay una relación entre un maestro y su pupilo que
también, como en 'Embriagado de amor', es una historia de amor... una historia
de amor a la que le va bien el adjetivo de enferma...
La idea original nació una
vez que estaba enfermo y mi mujer pasó un buen tiempo cuidándome. Luego leí
sobre el síndrome de Münchhausen (el enfermo crea síntomas para ser atendido) y
de ahí nació todo. Si uno observa, una historia de amor está mucho más cerca de
un thriller o de una película de terror que de una comedia romántica. Creo que
era Hitchcock el que decía que hay que rodar las escenas de asesinato como si
fueran de amor y las de amor como si se trataran de un crimen. Eso es.
EL AMOR ES UNA PELÍCULA DE
TERROR. LAS MEJORES PELÍCULAS DE AMOR SON ESENCIALMENTE TRÁGICAS
¿El amor es una enfermedad?
Sin duda. Está asociado a
síntomas como la obsesión. No puedes pensar en otra cosa que en la persona
amada y, llegado a un extremo, no puedes comer. Vuelve a la gente loca y te
obliga a hacer cosas muy extrañas. ¿Quién nos ha vendido que es algo
maravilloso? ¿Un psicópata? El amor es una película de terror. Las mejores
películas de amor son esencialmente trágicas. Pienso en Breve encuentro, de
David Lean. El romance es tan profundo, tan imposible y tan fugaz que sólo
conduce al desastre.
Pero parece adictivo pese a
todo.
Sí, sin duda. De todas
formas, depende de cada uno. Hay gente que se enamora constantemente.
¿No es su caso?
No, no es mi caso. Me
resulta demasiado agotador.
¿Cuánto hay en el hecho de la creación, en el cine o en el arte en
general, de acto de amor? ¿Cuánto hay en su cine de simple enfermedad?
Un acto de amor es con otra
persona exclusivamente.
Alguna crítica ha
calificado su película de feminista...
No me atrevería a tanto. No
tengo claro lo que la palabra feminista significa. Es mi punto de vista. Es el
punto de vista de un hombre. Sí es cierto que, por ejemplo, si uno ve Rebeca,
de Hitchcock, una de las cosas que cuesta entender es por qué el personaje de
Joan Fontaine no dice basta. De alguna manera, eso es lo que hace Alma (Vicky
Krieps).
Ya que estamos, ¿qué opinión le merece el movimiento '#MeToo', la
contestación francesa a él...?
Bueno, imagino que es el
momento. Durante mucho tiempo se ha dicho que las mujeres son unas excelentes
montadoras. Y se intentaba justificar diciendo que está en su naturaleza
controlar, medir, usar las tijeras... Eso es mentira. Son buenas montadoras
porque eso es a lo máximo que podían aspirar en una industria dominada por
hombres. Nada más.
Su padre era actor y nació
prácticamente en la industria del cine... ¿Por qué no se ha desvelado antes lo
que parecía un secreto a voces?
Pues no sé decir. Parece
que ha hecho falta que salieran a la luz un par de asuntos concretos para que
empiecen a aparecer todas estas otras realidades. El peligro que tiene esto es
que ahora todo el mundo puede hablar y algunas cosas que seguramente sería
mejor resolver en privado están saliendo a la luz pública. Se están haciendo
acusaciones que complican cada vez más las cosas. O noticias que se publican
para que la gente haga click. Es un momento muy confuso pero también está muy
claro que uno de los mensajes es que ya basta. Eso es positivo. Pero es
curioso, no sé cuál es la respuesta a la pregunta. ¿Por qué ahora? Ni idea.
¿Es consciente de que una película como 'Boogie nights', una
historia sobre la industria del porno en un tono no-moral, quizá sería
imposible de rodar ahora?
Ése es un juego muy difícil
de jugar. Es imposible imaginarse un escenario alternativo. Quiero creer que
sí, quiero creer que todavía se pueden contar historias inteligentes sin que
eso moleste a nadie.
¿Tiene sentido ver en la televisión el cine que se hace para la
sala de cine?
El signo de los tiempos es
el que es y no tiene sentido pegarse contra la realidad. Comparto las ideas de
Christopher Nolan y creo que, efectivamente, lo que define al cine es que se ve
en una sala de cine, pero... (palmea a ritmo los brazos del sillón durante un
rato).
HOLLYWOOD DEBERÍA RESOLVER
EN PRIVADO ASUNTOS QUE ESTÁN SALIENDO A LA LUZ PÚBLICA
'Good time', la película de
los hermanos Safdie, en España sólo se ha estrenado en Netflix...
En Estados Unidos se ha
podido ver en el cine. Y eso es lo correcto. Es una gran película pensada para
ver en una sala. Pero... España e Italia son territorios muy difíciles. España
es el peor país para el cine de autor, para el cine con subtítulos.
¿Ha visto sus películas dobladas?
Sí, es muy doloroso. Aunque
la verdad es que acaba por resultar cómico, completamente ridículo. No lo
entiendo. Imagino que tiene que ver con la cultura de los países. Francia es el
país más respetuoso con el trabajo de un cineasta.
¿Se retira Daniel Day-Lewis después de esta película?
No tengo ni idea. Él
anunció que se retiraba después de hacer esta película y sigue retirado. Bromea
con que todavía recibe guiones.
¿Siente que la Academia le debe algo después de que sean ya ocho
las nominaciones... y nada?
Hay mucha gente como yo. Me
conformo con un Oscar a toda mi carrera cuando esté retirado (se ríe).
http://www.elmundo.es/papel/cultura/2018/01/30/5a6f606f268e3e514c8b45bd.html
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