BROKEBACK MOUNTAIN DE CHARLES
WUORINEN. ESTRENO MUNDIAL. ENCARGO Y PRODUCCIÓN DEL TEATRO REAL. 7 DE FEBRERO
DE 2014. Visionado en directo desde Palco Digital.
Ópera en dos actos con libreto de Annie Proulx, basado en su
novela homónima.
Elenco:
Elenco:
Dirección musical:
Titus Engel
Dirección
de escena: Ivo van Hove
Escenografía
e iluminación: Jan Versweyveld
Figurines:
Wojciech Dziedzic
Vídeo:
Tal Yarden
Dramaturgia:
Jan Vandenhouwe
Dirección
del coro: Andrés Máspero
Ennis
del Mar: Daniel Okulitch
Jack
Twist: Tom Randle
Alma:
Heather Buck
Lureen:
Hannah Esther Minutillo
Aguirre
/ Hog-Boy: Ethan Herschenfeld
Madre
de Alma: Celia Alcedo
Padre
de Jack: Ryan MacPherson
Madre
de Jack: Jane Henschel
Camarera:
Hilary Summers
Una
vendedora: Letitia Singleton
Un
vaquero: Gaizka Gurruchaga
Bill
Jones: Vasco Fracanzani
Coro y
Orquesta Titulares del Teatro Real
(Coro Intermezzo y Orquesta Sinfónica de Madrid)
(Coro Intermezzo y Orquesta Sinfónica de Madrid)
El estreno mundial el pasado 28 de enero de la
ópera Brokeback Mountain tuvo
lugar en medio de una gran expectación, en el coliseo madrileño, de Charles Wuorinen (Nueva York, 1938), basada en el relato
homónimo de Annie Proulx (Connecticut, 1935),
publicado en la revista The New Yorker en 1997 y llevado al
cine por Ang Lee, con muchísimo éxito, en 2005.
La première había sido precedida por una esperada rueda de
prensa, bien nutrida, que contó entre otros artistas, con la presencia de
Gerard Mortier, entusiasta impulsor de este proyecto desde hace varios años.
La fuerza avasalladora del relato, la rudeza de la
escritura, el poder abrumador de las montañas y la autenticidad de los
personajes, que viven un amor prohibido y un deseo sexual que no saben cómo
afrontar y controlar, ha seducido al compositor Charles Wuorinen.
El compositor contactó con la escritora para crear el
libreto de la ópera. La fructífera experiencia de colaboración entre ambos ha
llevado a Annie Proulx a alterar algunos detalles de su relato
original y a introducir nuevos personajes, texto para el coro, pero el que ha
visto la película reconoce ahora en la ópera los antiguos temblores que provocó
aquella en su día.
Se trata de una ópera en dos actos (once escenas), fue
creada entre 2008 y 2012 y se ofrece en el Teatro Real entre los días 28 de
enero y 11 de febrero (8 funciones).
El compositor recibió el Premio Pulitzer, tan codiciado, y
a partir de ese momento, comenzó a establecer relaciones con grandes orquestas.
No solo está comprometido con la música, sino también con la literatura, la
historia, la ciencia y otras manifestaciones culturales y eso supone un
reconocimiento de la imbricación de diversas disciplinas.
Importante su trayectoria y en ella no es un detalle nimio que en 1975,
la viuda de Stravinsky lo eligiera para que fuera el depositario de los últimos
apuntes de su marido, a partir de los cuales Wuorinen creó su Reliquary for Igor
Stravinsky.
Se trata de una propuesta con una profunda carga emocionalque
reivindica el derecho al amor en todas sus posibilidades, también en este caso el
homosexual entre dos hombres, dos vaqueros, a los que la vida de un pueblo
perdido de Estados Unidos no ha brindado muchas oportunidades de eclosionar
como personas, tampoco sexualmente.
En este marco de vaqueros, discurre una vida estrecha,
miserable, donde el contexto económico y de la supervivencia, lo crematístico,
pesan casi o más que la pasión, el cariño entre la gente, el vínculo entre las
personas.
Los vínculos personales son brutales, frías, distantes, con unas
figuras paternas que desestructuran a los hijos. Amenazan, imprecan, prometen
venganza, hasta cuando vienen bajo la apariencia y la piel de un fantasma
familiar.
Cada paso o sentimiento es interesado, medido, calculado:
el ganado, el poder maléfico de la montaña, verdadera metáfora de una vida
desgraciada y a la vez única posibilidad de amparo para el amor prohibido y
oculto perseguido y castigado por una sociedad estrecha de miras.
La relación homosexual, que se paga carísima y destroza el
vínculo amoroso, es sin embargo, un secreto a voces. Y también el final, como
escribió García Márquez, “una muerte anunciada”. La novela de Annie Proulx traducida al libreto es
escueta, seca, con un inglés restringido y básico que acentúa la dureza
emocional de la historia.
Ivo van Hove, el director de escena, trabaja en el teatro desde 1981. A
través de los años se ha convertido en uno de los regidores más importantes de
su tiempo, no solo en Flandes y los Países Bajos, sino de manera internacional.
Su teatro es frío y analítico y a la vez fuerte y lleno de pasión.
Enmarca muy bien esta
peculiar partitura y esta historia cuyas características no suelen verse a menudo en los grandes
teatros de ópera. Se trata con toda seguridad del penúltimo gran proyecto (trae mala suerte como todo el mundo sabe,
hablar del “último”) de Gerard Mortier antes de que comience a menguar su
presencia, tan activa en las últimas temporadas en el Teatro Real.
El director musical, Titus Engel, tiene la difícil tarea
de sacar adelante una partitura contemporánea desgarrada, que no hace
concesiones a la facilidad y a la tradición. Y lo consigue. Engel considera que
tanto para creadores como Gluck , como para Wagner o Busoni, para Wuorinen viene
“prima le parole, poi la música”.
Como figurinista Wojciech Dziedzic y Tal Yarden, el responsable de los
vídeos para este espectáculo, tienen una tradición de colaboración con
destacadas salas de ópera en todo el mundo. Dziedzic ya había diseñado los
figurines para Boris Godunov y los imaginativos trajes de La conquista de
México. Jan Vandenhouwe por su
parte, dramaturgo, cuenta también con una trayectoria en el Teatro Real, cuando
trabajó con Alain Platel en
Choeurs y Johan Simons
en Boris.
El ámbito teatral y
visual entonces, aparece aquí apuntalado por varias experiencias artísticas,
provenientes de diferentes campos, para confluir en la creación de una empresa
distinta y original, tanto, que ha atraído el interés de los públicos y la
crítica de muchos países.
Daniel Okulitch
es un bajo-barítono
canadiense con una voz solvente, que
realiza a la vez una escenificación convincente de su personaje, Ennis del Mar,un
vaquero lleno de dudas que pierde la que posiblemente sea la única oportunidad
que se le presenta en la vida para ser feliz.
Tom Randle, es Jack y estudió composición,
a la que también se dedica, pero se deja tiempo para el canto. Su composición
del enamorado sensible e incomprendido es creíble y la voz señala esta
fragilidad que lo convierte en uno de los personajes más auténticos y más
conmovedores del texto.
Heather Buck es una soprano que cursó sus estudios en la universidad de Yale. Tiene
una voz bonita y es elegante en el desempeño escénico, aunque siempre juega un
papel secundario frente a la pareja masculina, como Hannah Esther Minutillo, mezzosoprano checa con una importante
carrera internacional. Su intervención, menor que la del personaje de Alma, es
sin embargo ajustada.
Papeles de
acompañamiento pero muy bien, llevan a cabo Ethan Herschenfeld, como el brutal Aguirre, Celia Alcedo, soprano vasca, como madre de Alma, Ryan Mac Pherson como el padre de Jack. Jane
Henschel como madre de Jack es tierna y compasiva con la situación del
amante conmovido ante la camisa de su amor asesinado. Correctas también Hilary Summers como una camarera y Letitia Singleton como vendedora.
La tarea aquí del coro
dirigido como siempre por Andrés Máspero
es limitada y solo subraya en breves momentos el discurrir de la trama.
Ha sido un esfuerzo
importante montar esta ópera, con todo lo que significa de alternativa
(todavía) en un país como España que reconoce el matrimonio homosexual aunque
esté dispuesto a revisar muy a la baja las condiciones de la ley del aborto.
Los presentes
aplaudieron bastante, pero no hubo excesos y sí una contención un tanto
entristecida que tenía mucho de elegía y de respeto. Pocas bajas en el público,
tal vez más por la fatiga de las dos horas ininterrumpidas que dura la función,
que por desacuerdo con la reivindicación del todo. Sin embargo, había que estar
ahí. Mereció la pena el acontecimiento.
Alicia
Perris
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