miércoles, 12 de febrero de 2014

BROKEBACK MOUNTAIN. PALCO DIGITAL DESDE EL TEATRO REAL



BROKEBACK MOUNTAIN DE CHARLES WUORINEN. ESTRENO MUNDIAL. ENCARGO Y PRODUCCIÓN DEL TEATRO REAL. 7 DE FEBRERO DE 2014. Visionado en directo desde Palco Digital.
Ópera en dos actos con libreto de Annie Proulx, basado en su novela homónima.

Elenco:

             Dirección musical: Titus Engel
Dirección de escena: Ivo van Hove
Escenografía e iluminación: Jan Versweyveld
Figurines: Wojciech Dziedzic
Vídeo: Tal Yarden
Dramaturgia: Jan Vandenhouwe
Dirección del coro: Andrés Máspero
Ennis del Mar: Daniel Okulitch
Jack Twist: Tom Randle
Alma: Heather Buck
Lureen: Hannah Esther Minutillo
Aguirre / Hog-Boy: Ethan Herschenfeld
Madre de Alma: Celia Alcedo
Padre de Jack: Ryan MacPherson
Madre de Jack: Jane Henschel
Camarera: Hilary Summers
Una vendedora: Letitia Singleton
Un vaquero: Gaizka Gurruchaga
Bill Jones: Vasco Fracanzani

Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real
(Coro Intermezzo y Orquesta Sinfónica de Madrid)

El estreno mundial el pasado 28 de enero de la ópera Brokeback Mountain tuvo lugar en medio de una gran expectación, en el coliseo madrileño, de Charles Wuorinen (Nueva York, 1938), basada en el relato homónimo de Annie Proulx (Connecticut, 1935), publicado en la revista The New Yorker en 1997 y llevado al cine por Ang Lee, con muchísimo éxito, en 2005.

La première había sido precedida por una esperada rueda de prensa, bien nutrida, que contó entre otros artistas, con la presencia de Gerard Mortier, entusiasta impulsor de este proyecto desde hace varios años.

La fuerza avasalladora del relato, la rudeza de la escritura, el poder abrumador de las montañas y la autenticidad de los personajes, que viven un amor prohibido y un deseo sexual que no saben cómo afrontar y controlar, ha seducido al compositor Charles Wuorinen.

El compositor contactó con la escritora para crear el libreto de la ópera. La fructífera experiencia de colaboración entre ambos ha llevado a Annie Proulx a alterar algunos detalles de su relato original y a introducir nuevos personajes, texto para el coro, pero el que ha visto la película reconoce ahora en la ópera los antiguos temblores que provocó aquella en su día.

Se trata de una ópera en dos actos (once escenas), fue creada entre 2008 y 2012 y se ofrece en el Teatro Real entre los días 28 de enero y 11 de febrero (8 funciones).

El compositor recibió el Premio Pulitzer, tan codiciado, y a partir de ese momento, comenzó a establecer relaciones con grandes orquestas. No solo está comprometido con la música, sino también con la literatura, la historia, la ciencia y otras manifestaciones culturales y eso supone un reconocimiento de la imbricación de diversas disciplinas.

Importante su trayectoria  y en ella no es un detalle nimio que en 1975, la viuda de Stravinsky lo eligiera para que fuera el depositario de los últimos apuntes de su marido, a partir de los cuales Wuorinen creó su Reliquary for Igor Stravinsky.
Se trata de una propuesta con una profunda carga emocionalque reivindica el derecho al amor en todas sus posibilidades, también en este caso el homosexual entre dos hombres, dos vaqueros, a los que la vida de un pueblo perdido de Estados Unidos no ha brindado muchas oportunidades de eclosionar como personas, tampoco sexualmente.

En este marco de vaqueros, discurre una vida estrecha, miserable, donde el contexto económico y de la supervivencia, lo crematístico, pesan casi o más que la pasión, el cariño entre la gente, el vínculo entre las personas.

Los vínculos personales  son brutales, frías, distantes, con unas figuras paternas que desestructuran a los hijos. Amenazan, imprecan, prometen venganza, hasta cuando vienen bajo la apariencia y la piel de un fantasma familiar.

Cada paso o sentimiento es interesado, medido, calculado: el ganado, el poder maléfico de la montaña, verdadera metáfora de una vida desgraciada y a la vez única posibilidad de amparo para el amor prohibido y oculto perseguido y castigado por una sociedad estrecha de miras.

La relación homosexual, que se paga carísima y destroza el vínculo amoroso, es sin embargo, un secreto a voces. Y también el final, como escribió García Márquez, “una muerte anunciada”. La novela de Annie Proulx traducida al libreto es escueta, seca, con un inglés restringido y básico que acentúa la dureza emocional de la historia.   

Ivo van Hove, el director de escena, trabaja en el teatro desde 1981. A través de los años se ha convertido en uno de los regidores más importantes de su tiempo, no solo en Flandes y los Países Bajos, sino de manera internacional. Su teatro es frío y analítico y a la vez fuerte y lleno de pasión.
Enmarca muy bien esta peculiar partitura y esta historia cuyas características  no suelen verse a menudo en los grandes teatros de ópera. Se trata con toda seguridad del penúltimo gran proyecto  (trae mala suerte como todo el mundo sabe, hablar del “último”) de Gerard Mortier antes de que comience a menguar su presencia, tan activa en las últimas temporadas en el Teatro Real.

El director musical, Titus Engel, tiene la difícil tarea de sacar adelante una partitura contemporánea desgarrada, que no hace concesiones a la facilidad y a la tradición. Y lo consigue. Engel considera que tanto para creadores como Gluck , como para Wagner o Busoni, para Wuorinen viene “prima le parole, poi la música”.

Como figurinista Wojciech Dziedzic y Tal Yarden, el responsable de los vídeos para este espectáculo, tienen una tradición de colaboración con destacadas salas de ópera en todo el mundo. Dziedzic ya había diseñado los figurines para Boris Godunov y los imaginativos trajes de La conquista de México. Jan Vandenhouwe por su parte, dramaturgo, cuenta también con una trayectoria en el Teatro Real, cuando trabajó con Alain Platel en
Choeurs y Johan Simons en Boris.

El ámbito teatral y visual entonces, aparece aquí apuntalado por varias experiencias artísticas, provenientes de diferentes campos, para confluir en la creación de una empresa distinta y original, tanto, que ha atraído el interés de los públicos y la crítica de muchos países. 

Daniel Okulitch  es un bajo-barítono canadiense con una voz solvente, que realiza a la vez una escenificación convincente de su personaje, Ennis del Mar,un vaquero lleno de dudas que pierde la que posiblemente sea la única oportunidad que se le presenta en la vida para ser feliz.

Tom Randle, es Jack y estudió composición, a la que también se dedica, pero se deja tiempo para el canto. Su composición del enamorado sensible e incomprendido es creíble y la voz señala esta fragilidad que lo convierte en uno de los personajes más auténticos y más conmovedores del texto.

Heather Buck es una soprano que cursó sus estudios en la universidad de Yale. Tiene una voz bonita y es elegante en el desempeño escénico, aunque siempre juega un papel secundario frente a la pareja masculina, como Hannah Esther Minutillo, mezzosoprano checa con una importante carrera internacional. Su intervención, menor que la del personaje de Alma, es sin embargo ajustada.

Papeles de acompañamiento pero muy bien, llevan a cabo Ethan Herschenfeld, como el brutal Aguirre, Celia Alcedo, soprano vasca, como madre de Alma, Ryan Mac Pherson como el padre de Jack. Jane Henschel como madre de Jack es tierna y compasiva con la situación del amante conmovido ante la camisa de su amor asesinado. Correctas también Hilary Summers como una camarera y Letitia Singleton como vendedora.

La tarea aquí del coro dirigido como siempre por Andrés Máspero es limitada y solo subraya en breves momentos el discurrir de la trama.
Ha sido un esfuerzo importante montar esta ópera, con todo lo que significa de alternativa (todavía) en un país como España que reconoce el matrimonio homosexual aunque esté dispuesto a revisar muy a la baja las condiciones de la ley del aborto.
Los presentes aplaudieron bastante, pero no hubo excesos y sí una contención un tanto entristecida que tenía mucho de elegía y de respeto. Pocas bajas en el público, tal vez más por la fatiga de las dos horas ininterrumpidas que dura la función, que por desacuerdo con la reivindicación del todo. Sin embargo, había que estar ahí. Mereció la pena el acontecimiento.

Alicia Perris  

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