UNA NUEVA ERA EN LA INSTITUCIÓN MADRILEÑA
El director inglés es el favorito
para ocupar el puesto de responsable musical
Su nombre es el elegido por el
coliseo tras un proceso interno de selección de perfiles
Ivor Bolton dirige en el
Festival de Salzburgo en 2010. /KERSTIN
JOENSSON
El nuevo director artístico del Teatro Real,
Joan Matabosch, comienza a tomar las riendas del coliseo
madrileño. La transición con Gerard Mortier a lo largo de la presente temporada
ha dado estabilidad al teatro y ha funcionado con toda normalidad. El
entendimiento entre los dos gestores ha sido satisfactorio por las dos partes y
hasta el momento Matabosch se ha mantenido en segundo plano. Pero la primera
gran diferencia entre ambas etapas habita en el foso. El exdirector artístico
delLiceo tenía claro
desde el inicio de esta aventura la necesidad de contar con un director musical
titular al frente de la Sinfónica de Madrid. Desde hace meses barajaba
distintos candidatos para este puesto y ha desarrollado un proceso exhaustivo
de selección de perfiles. Finalmente, el inglés Ivor Bolton (Blackrod, 1958) según
ha podido saber este periódico, es el favorito del Teatro Real.
Se trata de un intérprete formado en el clavicémbalo, curtido en
prestigiosos teatros de media Europa, poseedor de un conocimiento profundo del
repertorio y afincado en Barcelona desde hace años. Su nombramiento todavía no
es oficial, pero de alcanzarse estos días el consenso total, será el elegido.
Y se le podrá observar de cerca. Porque las casualidades de la programación
hacen que Bolton dirija Alceste de Gluck en el
Real a partir del 27 de febrero. También abrirá la próxima
temporada con Las bodas de Fígaro de Mozart. Todo un símbolo
de la apuesta de Matabosch por este director, a quien entrega la inauguración
de su primera temporada con uno de los compositores que mejor domina. Porque
Bolton, de 55 años, director titular de la Mozarteum Orchestra Salzburg, es un
gran experto en el compositor austriaco, así como en el barroco y el primer
romanticismo. Habitual de escenarios de renombre como el Festival de Salzburgo,
Covent Garden, la Ópera de Múnich o Amsterdam, ha trabajado a menudo también
con Gerard Mortier, quien le ha programado ya en París y este año en el propio
Real.
Juega a su favor su capacidad de trabajo y organización con las orquestas,
además de su nivel de implicación con los directores de escena. Aunque de forma
anécdotica, también contribuirá a su adaptación su familiaridad con España. En
cualquier caso, Bolton dirigiría tres o cuatro títulos cada temporada y
compatibilizaría este trabajo con su carrera como director invitado en otros
teatros.
Esta decisión cambia en gran medida la estrategia del Teatro Real de los
últimos tiempos. Cuando llegó a Madrid, Mortier apostó por un sistema de
rotación de directores sin entregar a una mano fija la batuta. Hasta ese
momento Jesús López Cobos se había encargado de esa tarea. Pero el belga
consideró que el nivel de motivación de la orquesta se mantendría de esta
manera mucho más alto y los músicos crecerían impregnándose del estilo de los
distintos maestros internacionales que pasarían por Madrid. Su plan funcionó
(acompañado del gran éxito del coro que se formó a su llegada y que dirige
Andrés Máspero). Hoy todo el mundo reconoce —músicos, intérpretes, crítica y
público— el salto cualitativo de la Sinfónica de Madrid. Funciones como las de
la Elektra, dirigidas por Semyon Bychkov en octubre de 2011,
marcaron uno de los puntos de inflexión de esta evolución.
Matabosch nunca ha rechazado ese sistema por sí mismo y ha alabado
repetidamente los frutos obtenidos en la etapa que ahora termina. Pero es firme
partidario de apostar por la figura del director titular —habitual en los
grandes teatros europeos— en caso de dar con el nombre ideal. Y parece que lo
ha encontrado en Bolton, quien tiene capacidad para convertirse en la
referencia de la formación madrileña y mantener una relación continuada con los
músicos para profundizar en el repertorio y dar seguridad al proyecto. Es, sin
duda, otra manera de ver las cosas.
El Teatro Real ha trabajado en silencio durante meses para encontrar este
perfil. El proceso ha incluido también nombres españoles e internacionales que
barajaba el Ministerio de Cultura, con quien se busca un consenso absoluto para
comenzar esta nueva etapa.
Si Bolton se convierte finalmente en el nuevo director titular, podría
empezar a trabajar el año que viene con la orquesta. Su impronta en la
configuración de la programación de directores invitados a su nuevo foso, tarea
que realizará codo con codo con Matabosch, no se dejaría notar, al menos, hasta
2015-2016.
La que iba a ser una temporada mixta y de
transición entre el legado de Gerard Mortier y las primeras pinceladas de la
personalidad del nuevo director artístico, Joan Matabosch, ha terminado siendo
el arranque de un nuevo estilo. Solamente quedan dos de los títulos que había
programado el gestor belga: El Público, de Mauricio Sotelo, y La
ciudad de las mentiras, de Elena Mendoza. Ambos son nuevas composiciones
que encargó Mortier a estos dos prestigiosos compositores españoles. Dos
estrenos absolutos que formarán parte del legado del director belga al Real. A
partir de ahí, y teniendo en cuenta la velocidad a la que se ha confeccionado
la programación, el resto de títulos pueden ya atribuirse a la idiosincrasia
artística de Joan Matabosch.
La nueva temporada arrancará con el morbo de ver a
Ivor Bolton, el candidato favorito para ocuparse del foso del teatro los
próximos años, dirigiendo Las bodas de Fígaro montadas por
Emilio Sagi, quien fue director artístico del Teatro Real desde 2001 hasta
2005. La fille du régiment tomará el relevo, con un montaje de
Laurent Pelly y voces como la de Natalie Dessay o Javier Camarena.
Uno de los directores que han acompañado a Mortier
en los últimos tiempos, el argentino Alejo Pérez, volverá a Madrid con un
montaje de Willy Decker de la Muerte en Venecia de Benjamin
Britten. También se verá unHänsel y Gretel de Engelbert
Humperdinck.
Para el gran repertorio, Matabosch ha programado
también La Traviata.Pero no se trata de aquella idea de Mortier con
Bob Wilson. Este montaje es el de David McVicar y contará con la dirección
musical de Renato Palumbo y las voces de Patrizia Ciofi como Violetta,
Francisco Demuro como Alfredo Germont o Juan Jesús Rodríguez como Giorgio
Germont. Toda una prueba de fuego para el estreno de Matabosch con su nuevo
patio de butacas.
Alex Ollé (de la Fura dels Baus) y el prestigioso
director musical Hartmut Haenchen firmarán una interesante sociedad para
ejecutar el Fidelio que podrá verse el año que viene. Además,
una de las atracciones mediáticas de la temporada será la posible presencia de
Woody Allen en Madrid. El cineasta neoyorquino es el director de escena de Gianni
Schicchi. La pieza de Puccini, que cantará Plácido Domingo, se interpretará
junto a Goyescas oLos majos enamorados de Enrique
Granados. Pero ahí el cantante español bajará al foso y se pondrá al frente de
la orquesta. Esa parte del montaje contará con José Luis Gómez como director de
escena y Eduardo Arroyo como escenógrafo.
La temporada también dejará el habitual espacio para la danza, con el
Ballet de Hamburgo, el Víctor Ullate Ballet o el Nederlands Dans Theater. O
para los conciertos, con invitados de la talla de Pablo Heras-Casado, Maurizio
Pollini, o cantantes como Camilla Tilling y Philippe Jaroussky.
http://cultura.elpais.com/cultura/2014/02/05/actualidad/1391631755_463896.html
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