Piotr Ilich Chaikovsky (1840-1893), Concierto para piano y orquesta núm. I. en Si Bemol Menor, op. 23 (1874-1875), piano: Arcadi Volodos. Héctor Berlioz (1803-1869), Sinfonía fantástica Op. 14 (1830). Épisode de la vie d´un artiste en cinq parties. Orquesta Sinfónica Nacional de Dinamarca. Director: Rafael Frühbeck de Burgos. Jueves 30 de enero, 2014. Auditorio Nacional, Sala Sinfónica.
A la velada se unieron
con sus adhesiones el Teatro Mariinsky de San Petersburgo, la Wiener
Symphoniker, el Palau de la Música de Valencia, la Deutsche Oper Berlin, la
Orquesta y Coro Nacionales de España, la Boston Symphony Orchestra y la New
York Philarmonic Orchestra entre otras
formaciones musicales. También estuvo presente Su majestad la Reina Sofía y su hermana
Irene, que fueron aplaudidas a la llegada y a su salida de la sala.
El concierto de
Chaikovsky, se trata de una composición cuyo estreno tuvo mucha aceptación en
Boston, en 1875, a cargo del conocido Hans von Bülow, que supo apreciar el
estilo y la originalidad de las ideas que lo estructuran. El piano establece
aquí con la orquesta un diálogo privilegiado, metido de llena su factura en el
contexto de un Romanticismo tardío que conserva intacta toda su frescura y
capacidad de seducción.
Arcadi Volodos lleva a
cabo como nadie, con gusto, con matices, el desafío de prestarle al instrumento
su mayor brillantez, en una comunicación perfecta con el compositor de su
propio país. Siempre en gira, habitual de las propuestas musicales del
Auditorio Nacional, Volodos se prodiga con las orquestas más famosas y
reconocidas del panorama internacional. Tiene una capacidad única para conectar
a la vez, con el director, el público y aún más, con los propios integrantes de
la orquesta, sobre todo con las cuerdas, cuya ejecución no pierde vista ni un
momento.
La Sinfonía Fantástica
se encuentra esmaltada de referencias íntimas y literarias de Héctor Berlioz: esta
obra se presentó por primera vez en la Sala del Conservatorio de París y corría
el año 1830, una fecha mítica para la eclosión del Romanticismo en Francia, con
las querellas en los teatros entre clásicos y modernos, simbolizadas en el
estreno del Hernani de Víctor Hugo.
También hay que
incluir los fogonazos revolucionarios, que surcaron prácticamente todo el XIX francés y que en las primeras décadas del
siglo, se opusieron a la monarquía de Carlos X provocando su caída. Como
recuerda en el programa de mano Juan Manuel Viana, siempre tan correcto y
exhaustivo en sus explicaciones, es el momento en que Delacroix pinta su
inefable “La libertad guiando al pueblo”, que ahora engalana las salas del
Museo del Louvre en su nueva sede en Lens, al norte de Francia.
La Sinfonía fantástica es una partitura llena de guiños, de intención, de pasión y lirismo, características lógicas de ese Romanticismo de la primera hora que enardeció los corazones y el patriotismo de los europeos y que venía sembrando la semilla desde tiempo atrás con las “Rêveries d´un promeneur solitaire” de Jean Jacques Rousseau o las novelas legendarias de René de Chateaubriand, por ejemplo, ya que el siglo XIX francés ya se encuentra en germen en el XVIII de Voltaire, Diderot y la inigualable obra de la Enciclopedia.
La Sinfonía fantástica es una partitura llena de guiños, de intención, de pasión y lirismo, características lógicas de ese Romanticismo de la primera hora que enardeció los corazones y el patriotismo de los europeos y que venía sembrando la semilla desde tiempo atrás con las “Rêveries d´un promeneur solitaire” de Jean Jacques Rousseau o las novelas legendarias de René de Chateaubriand, por ejemplo, ya que el siglo XIX francés ya se encuentra en germen en el XVIII de Voltaire, Diderot y la inigualable obra de la Enciclopedia.
La Orquesta Sinfónica
Nacional de Dinamarca está integrada por 99 músicos y desde 2012 su director
titular es el maestro Frühbeck de Burgos. La compenetración que existe entre
esta agrupación musical y el director madrileño homenajeado ahora (antes de
comenzar la 2da parte de la velada, D. José María Santo Tomás, Presidente del
Consejo Asesor de la Filarmónica le entregó la medalla de honor de la entidad
al maestro), es conmovedora.
Se trata de un director
fraguado en mil batallas, con una trayectoria impresionante y una longevidad
musical que debe valorarse, porque en este ámbito la experiencia y el recorrido
son grados y no deben desperdiciarse.
El maestro Frühbeck
conoce a la perfección las posibilidades de la orquesta que dirige y tiene un
gesto y un reconocimiento para cada uno de sus músicos. Su repertorio, rico y
variado, despliega una paleta sonora que va desde la tradición rusa, a la
francesa y española, y por supuesto, a la alemana.
La Filarmónica ha
organizado otra de sus noches inolvidables en el Auditorio. Hay que
agradecerles el esfuerzo y el perfeccionismo que observan en cada convocatoria,
en la elección de los artistas y en la propuesta clásica y conocida pero
irrefutable de su agradecido repertorio. Sin olvidar la colaboración generosa
con la prensa especializada y la intención ejemplarizante y didáctica tan
necesarias, con sus sugerencias sobre cómo guardar el silencio y la compostura
durante los conciertos. Enhorabuena siempre.
Alicia
Perris
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