Del 1 al 23 de febrero
de 2014 se ha desarrollado en este teatro mágico, conservador de todo el arte y
todas las tradiciones musicales de otros tiempos y de hoy y dependiendo de la Consejería de Empleo,
Turismo y Cultura, el Febrero Lírico.
Se trata de un festival que nació con la intención de apoyar, proteger y
difundir el patrimonio cultural vinculado a la música antigua.
Ha reunido en su
programación a formaciones procedentes de España, Portugal, Italia y Países que
cultivan la recuperación de la música que dibujó la historia musical europea de
los siglos XVI, XVII y XVIII.
Seis conciertos, seis
grandes voces y seis programas cuidadosamente escogidos para conformar un
festival que, año tras año, emociona por su calidad y su compromiso con una de
las salas más bellas de Europa, que ostenta el título de ser el teatro más
antiguo de España que se mantiene activo con programación regular durante todo
el año.
Durante el mes pasado
se ha podido disfrutar de “Amores, dolores, huidas y despedidas”, con La
Ritirata, Las lágrimas del Ángel, con Flavio Ferri-Benedetti e Ímpetus, Gentle
love, Sweet Melancholy, con Valeria
Mignaco y Alfonso Marín, Dulcísima Ánima con Emiliano González Toro y Vespres
D´Arnadí, El Tajo festivo: música para la corte de Lisboa, con Joana Seara y Ludovice
Ensemble y finalmente, la reseña que nos ocupa, Ohimè, dov´è il mio ben, con la
soprano Emanuela Galli y el laúd de Gabriele Palomba.
OHIMÉ, DOV´È IL MIO BEN
Domingo 23 de febrero de 2014, 19 horas.
“… e se amando t´offesi…homai, perdonami…”
Este
programa se ha dedicado enteramente a la figura de Claudio Monteverdi
(Cremona 1567 – Venecia 1643). Las canciones presentadas en este concierto han
sido elegidas como una representación de los diferentes géneros de música a los
que este compositor se dedicó durante toda su vida y que van desde la música
sacra hasta madrigales seculares y ópera, de las que fue el primer gran
exponente.
Es una versión “íntima” de su música, donde
destacan Pianto della madonna, sopra il lamento d´Arianna (1640-1641), dulce y
recogido, Disprezzata Regina, de L´incoronazione di Poppea (1642), Si dulce è
il tormento (1651) y la divertida Maledetto sia l´aspetto (1632), entre otras
obras.
Emanuel a Galli y Gabriele Palomba son dos músicos
italianos sensibles y expresivos, bien compenetrados en un repertorio que les
resulta muy conocido y cercano.
Gabriele Palomba, dedicado a la cuerda pulsada, se
diploma con honores en laúd en Milán y colabora con numerosos conjuntos de
música barroca, abarcando partituras que arrancan desde el siglo XVI.
Emanuela Galli, también de Milán, ha tenido el
placer de participar en proyectos con Marco Mencoboni, Jordi Savall, Fabio
Biondi, Ottavio Dantone y conjuntos como la Accademia Bizantina, Europa
galante, Cappella della Pietà dei Turchini o La Risonanza y esta andadura se
nota.
La soprano
de Milán tiene una voz con muchos recursos, plena en armónicos, con un registro
medio y grave sorprendente, ricos. No siempre excesivamente sobrada en los
agudos, cuida su voz y los alcanza con delicadeza y suavidad. No llega a la
perfección pero a quién le interesan a veces estos niveles. La fragilidad y la
ternura efímera de un instrumento como el suyo, explayándose sobre un repertorio como el de
Monteverdi, la dedicación y la entrega en cada interpretación entran dentro del ámbito de la excelencia y
eso sí que es relevante.
El público, sorprendido y agradecido por la calidad
de la velada, los despidió, después de una propina, con aplausos y algún
“bravi”.
Alicia
Perris
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