viernes, 21 de marzo de 2014

EL ALMA DE LA ANIMACIÓN 'PIXAR. 25 AÑOS DE ANIMACIÓN' TRAE AL CAIXAFORUM LA HISTORIA CREATIVA DE LA PRODUCTORA QUE CAMBIÓ LA MIRADA DEL SIGLO XXI

LUIS MARTÍNEZ
Al principio fue el lápiz, un simple e inanimado trozo de grafito negro. Y al final (más en concreto, 129.600 fotogramas después), 'Up', de Pete Doc, probablemente la mejor película animada de la historia, y con toda seguridad una de las más inquietantes comedias de los últimos años. De por medio, el talento de un grupo de artistas dirigidos por John Lasseter que, queriéndolo o no, ha redefinido el arte popular de este siglo, el XXI. Hablamos de Pixar, la factoría de creadores que ocupan su particular arcadia cerca de San Francisco, y que, desde mañana 21 de marzo hasta el próximo 22 de junio, deja ver parte de su trabajo a lo largo de 25 años en las salas de exposiciones del edificio de Caixaforum en Madrid.
Básicamente y por resumir mucho, la exhibición reproduce a su manera la que presentó el MoMA de Nueva York en 2005 y que desde entonces ha recorrido medio mundo. O casi. Así, de la mano de 402 piezas entre dibujos, 'colorscripts', maquetas, vídeos e instalaciones, ordenados todos ellos en torno a tres ejes (el personaje, su mundo y su historia), la idea es acercar al espectador a la aventura creativa, llamémoslo así, de 12 largometrajes que, sin duda, han marcado algo más que simplemente la historia del cine.
Insiste Elyse Klaidman, directora de Pixar University y responsable de la muestra, que todo el empeño es ver, tocar incluso, el trabajo de unos artistas. Y ya está. "No hablamos de tecnología. Es otra cosa. Es arte", dice y no queda más que darle la razón. Pixar no sólo ha revolucionado la industria del entretenimiento sino que, a su modo, ha transformado la propia mirada del espectador. No hablamos de cine de animación, hablamos de cine.

Imagen de 'Up'
Desde la trilogía entera de 'Toy Story' a la citada 'Up' pasando por 'Wall-E', por citar las cinco obras maestras indiscutibles, la idea siempre ha sido borrar las propias fronteras que desde su origen han sostenido al cine de animación. "La animación no es un género, es simplemente una herramienta. Con ella se pueden hacer 'thrillers', comedias o dramas", declaraba en su momento Lee Unkrich, el director de la tercera entrega de los juguetes vivientes y el primer no-animador en dirigir una película de animación.
Y en esa idea se ha mantenido firme una compañía que nació por culpa de un divorcio. Tal cual. En 1986, George Lucas acudió al creador del iPod, Steve Jobs, y por 10 millones de dólares desgajó de Lucasfilm uno de esos juguetes destinados a revolucionarlo todo, pero que no terminaba de arrancar: Pixar. La separación carísima de su señora tenía al señor de las Galaxias a un centímetro del lado oscuro de los bancos: los temidos números rojos. "Tenían una tecnología increíble y no sabían qué hacer con ella". Jobs se explicaba de esta guisa en una entrevista. Pero lo justo sería decir que ni él mismo tenía una idea precisa sobre cómo rentabilizar su compra. ¿Cómo sacar dinero a un programa que generaba gráficos en tres dimensiones? Pues de eso se trataba.
Nominación al Oscar
La primera idea fue aplicar el invento en algo tan práctico como la confección de dibujos tridimensionales para... ¡radiografías! John Lasseter, procedente de Disney, tenía otros planes. De sus desvelos saldrían algunos anuncios para televisión y el primer cortometraje íntegramente dibujado por una máquina, 'The adventures of André and Wally B.' (1984). Posteriormente llegaría la primera nominación a un Oscar por 'Luxo Jr.' (1986), otro corto. Los dos se pueden ver en la exposición. La distancia y el tiempo les han convertido en unos rudimentarios artefactos con el brillo de las auténticas joyas de la corona. Irresistibles.
Imagen de 'Toy story'
Algo más tarde, en 1991, con Jobs dentro de Pixar en calidad de dueño y señor, todo cambiaba. Ese año, Lasseter se acercó a Disney, de donde procedía, para solicitar un favor: la financiación de una película para televisión. Disney contestó con una contraoferta irrenunciable: la finaciación de tres películas, pero para los cines. La primera de ellas, estrenada en 1995, fue 'Toy Story', el que fue el mayor éxito del año en taquilla y uno de los ejercicios creativos capaz de convertir la animación en algo más que un entretenimiento para niños. 'Toy Story' es, antes que nada, una comedia, una grandísima comedia. Empezaba la revolución.
Desde ese momento, Disney se fue aprovechando de un acuerdo que le permitía quedarse con el 60% de los beneficios en concepto de distribución. Mientras Pixar producía éxito tras éxito, Disney se hundía. El favor hacía su camino de regreso. Y así hasta llegar a 2004. Ese año Jobs se plantó y amenazó con acudir a otro estudio para asegurarse la distribución de sus películas si el acuerdo no se equilibraba. El padre de Apple ya sabía por fin en qué emplear su compra mejor que en radiografías. El acuerdo llegó dos años más tarde: Disney compraba Pixar, Jobs entraba a formar parte del consejo de administración de Disney y Lasseter, el dibujante que trabajó en la casa de Mickey cinco años desde su graduación en 1979, volvía, pero como jefe.
De esta forma, cuando en enero de 2006 Disney compró Pixar a Jobs por 7.400 millones de dólares, los herederos de Walt señalaban el camino que iba a seguir la animación a partir de ahora. El reconocimiento de la superioridad artística de Pixar dejaba a Jobs una plusvalía, tanto artística como pecuniaria apabullante.
El resto es historia. Si gustan de los números se podría decir que desde ese primer impulso a ahora han pasado 30 premios Oscar y 14 largometrajes. Pero eso sólo es humo. Lo que cuenta es otra cosa y eso otro es lo que deja ver una exposición pensada para despejar dudas. Pocas experiencias (a un lado montar en globo) comparables a 'Artscape', una película que se cuela en la trastienda creativa y conceptual de uno de los grupos de artistas más influyentes de la actualidad.

Y ahora, y por decirlo todo, sólo falta esperar al estreno de 'Inside out', también dirigida por Doc. Ella es la cinta destinada a exorcizar un periodo reciente de dudas plagado de segundas partes e ideas rutinarias. La película, que cuenta lo que ocurre en el interior de la cabeza de una niña de 13 años, parece la señalada a tomar el relevo de 'Up'. Y todo desde un lápiz. Basta esperar 129.600 fotogramas.

http://www.elmundo.es/cultura/2014/03/20/532b0b45ca474116288b457e.html

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