EL
RECITAL POLACO DE IWONA SOBOTKA EN EL TEATRO REAL DE MADRID SE HERMANA CON MÚSICA HISPANOAMERICA
Teatro Real – Sala
Gayarre, 20 horas.
Con motivo del
bicentenario del nacimiento del compositor polaco Stanisław Moniuszko, el
Teatro Wielki – Opera Narodowa (Teatro y Ópera Nacional Polaca), el Teatro
Real, y el Instituto Polaco de Cultura en Madrid, organizaron una velada con la
soprano Iwona Sobotka, acompañada del pianista Ángel Cabrera.
Programa
1. Moniuszko . Pieśń wieczorna (Canto vespertino)
2. Chopin . Życzenie (El deseo de una doncella)
3. Nowowiejski . Księżyc osrebrza brzozy (La luna platea los
abedules)
4. Moniuszko . Prząśniczka (Hilandera)
5. Karłowicz . Idzie na pola (Camino del campo)
6. Moniuszko . Wiosna (Primavera)
7. Karłowicz . Pamiętam ciche jasne (Recuerdo los silenciosos
y claros…)
8. Moniuszko . Złota rybka (Pez dorado)
9. Różycki . Rajski
ptak (Ave del paraíso)
10.Chopin . Ślicznyż chłopiec (¡Qué joven tan hermoso!)
11.Karłowicz . Zerotyków (Fragmentos de poemas eróticos)
12.Perkowski . Szu szu
13.Perkowski . Spójrz, już kwitną astry (Mira que ya florecen
los asteres…)
14.Guastavino . Pampamapa
15.Guastavino . La rosa y el sauce
16.Montsalvatge . Cuna
17.Montsalvatge . Canto negro
El concierto de
referencia, se dedica en buena parte a Stanisław
Moniuszko (Ubiel, Zarato de Polonia, 5 de mayo de 1819-Varsovia, 4 de
junio de 1872), del que se cumplen dos centenarios del nacimiento como se
explica arriba, un compositor polaco reconocido fuera y dentro de su país.
Estudió en Berlín y fue influido por las
teorías del nacionalismo musical. Se lo considera el creador de la ópera
polaca, con Halka (1848), que se estrenó en Varsovia en 1858. Otras óperas
suyas son Flis (El barquero, 1858), Hrabina (La condesa, 1862), y Straszny Dwór
(La casa embrujada, 1865). También escribió música religiosa y música de
cámara.
Junto a sus
partituras, exquisitamente enhebradas por la soprano Iwona Sobotka, no podían
faltar las inclusiones de obras de Fryderyk
Chopin, siempre con su marca identitaria e intimista, llena de seducción.
Unas piezas dulces, arromanzadas, algún vals, aquí y allá, el ímpetu amoroso y
sensual, para soñar y relajarse en los días anteriores a las nuevas elecciones
en España y Europa, que están caldeando los ánimos de los ciudadanos del viejo
continente.
La música, una vez
más, terapia, bálsamo y un consuelo, un pulmón suplementario para poder
respirar.
Iwona Sobotka es una cantante polaca de ópera, ganadora del primer premio del
Concurso Internacional de Canto Reina Elisabeta de Bruselas. Nació el 19 de
octubre de 1981 (edad 37 años), en Mlawa, Polonia y estudió en Varsovia y en la
Escuela Superior de Música Reina Sofía de Madrid, bajo la tutela de Tom Krause.
Desde su debut en la
Ópera Nacional de París, ha interpretado los papeles, entre otros, de Violetta,
Tatiana (Eugene Oneguin), Pamina, Mimi, Donna Anna, Julieta o Micaela.
Ha colaborado con
orquestas del fuste de la Berliner Philarmoniker, la London Symphony Orchestra, la Wiener Symphoniker, con
directores con Simón Rattle, que acaba de visitar el Teatro Colón de Buenos
Aires para deleite de todos los melómanos, Marco Armiliato o Massimo Zanetti,
por ejemplo. Su voz, impecable y versátil, ha sido calificada por la crítica de
“una gran expresividad dramática y poética”.
Entre sus álbumes se
cuentan Dariusz Przybylski: Songs & Piano Works.
Sus compañías
discográficas habituales son: Polskie Radio, BeArTon, EMI Classics, y entre sus
Canciones podemos citar Dumka, Chopin Polish Songs · 2014 o Czary.
Iwona se presentó en
el Teatro Real con un elegante traje negro de noche, con generoso escote y un
chal rosa viejo que le prestaba- si cabe- aún más distinción y elegancia y
conquistó desde la primera obra, una de Moniuszko, Canto vespertino.
Abundan en el
repertorio polaco escogido canciones de la naturaleza y el campo, la
introspección amorosa y se incluyen además dos autores con composiciones muy
escuchadas en español: del compositor argentino Carlos Guastavino, Pampamapa y La rosa y el sauce, melancólicas y
sentidas, que vibraron en su garganta con la calidez de una intérprete de
Argentina, con una dicción más que adecuada, sobre todo viniendo de alguien que
habla habitualmente una lengua de Europa central como el polaco.
Y las muy suaves y
evocadoras dos nanas de Xavier
Montsalvatge, compositor español, Cuna y Canto negro, que completó después
de una prestación sin descansos ni ayudas exclusivamente pianísticas a las que
suelen recurrir para descansar durante el concierto otros cantantes conocidos,
con tres propinas, una de Manuel de Falla y otra también en español y un blues
en inglés. Fue muy aplaudida y es de esperar que se la pueda volver a disfrutar
en alguna otra velada en la capital española, en el Real u otra de las
instituciones musicales habituales.
Si la propuesta se
cerró con éxito, también se debió a la labor del pianista acompañante, Ángel Cabrera, con una técnica y sonido
relajado y algodonoso ideal para estas obras, que no solo la siguió, sino que
por momentos pareció guiarla con la mirada en las composiciones de autores en
lengua española. De Cabrera, multi laureado y considerado “uno de los mejores
pianistas de su generación”, alguien experto escribió:
“...Su música es profunda y expresa toda la
paleta de los sentimientos... El espectador admira su fuerte presencia sobre la
escena y su elevado talento de artista en continua evolución. Ángel Cabrera,
mejor que nadie, sabe comunicar este espíritu poderoso y creativo, con una
visión artística envuelta en candor y esperanza.”
Iwona Sobotka y Ángel Cabrera formaron en esta ocasión un dúo delicioso, sentido, bien
compenetrado, con una complicidad meridiana que los llevó a los mejores
resultados de comunicación expresiva con el público. Entre los presentes, dado
que la convocatoria provenía también del Instituto Polaco de Cultura de Madrid, la Embajadora Sra. Marzenna
Adamczyk, que desde su llegada a la capital de España ha sabido imprimir un
ritmo y una pasión anteriormente desconocidas a las relaciones hispano-polacas,
resaltando además, la importancia evidente de la continuidad del proyecto
europeo para todos los países que conforman la UE. Por cierto, esta misma
semana se festejó la Fiesta Nacional Polaca, que se desarrolló con diversos
actos en la Embajada de Polonia en Madrid.
Lejos de la
contención habitual en los representantes diplomáticos que se difuminan detrás
de las puertas de las legaciones, su presencia solvente y simpática, abierta, y
su actitud ante el trabajo, la relación entre los pueblos y la vida, han sido y
siguen siendo de una enorme inspiración para todos.
Alicia Perris
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