Maltrato animal
La comarca de la Sierra Oeste de Madrid sufrió la última semana de
junio el peor incendio en lo que llevamos de siglo en Madrid
Mientras muchas personas sacaban a sus animales de las zonas
afectadas, grupos de animalistas se dedicaban a romper puertas de fincas en
zonas alejadas del fuego y hacían correr a los animales
La burrita Severina es un ejemplo del disparate al que puede llevar
el fanatismo
José Ayala
Se llama Severina y
llevaba más de media vida con la familia que la había adoptado… hasta que unos
animalistas la robaron con la excusa de un incendio que estaba a kilómetros de
la finca en la que vivía. Un fin noble –ayudar a animales en un incendio- no
puede ser nunca la excusa para saltarse las normas más elementales. Ojo con las
convocatorias irresponsables por redes sociales: corren el riesgo de provocar
mucho más daño que ayuda.
La comarca de la
Sierra Oeste de Madrid –Cadalso de los Vidrios, Cenicientos y Rozas de Puerto
Real- sufrió la última semana de junio el peor incendio en lo que llevamos de
siglo en Madrid. Una catástrofe sobre la que pesa la sospecha de que se podría
haber evitado si la descoordinación entre la Junta de Castilla la Mancha y los
medios que estaban en Madrid a muy pocos minutos del foco inicial no hubieran
retrasado de manera inexplicable la intervención hasta que ese pequeño fuego se
convirtió en un monstruo que devoró 3.300 hectáreas, muchas de gran valor
ecológico –los únicos castañares de la Comunidad de Madrid, pinares
centenarios, masas forestales irrecuperables en generaciones-.
Desalojadas 40
viviendas por el avance del incendio de Cadalso de los Vidrios
Incendio en Cadalso
de los Vidrios EFE
La misma noche en la
que se inició el incendio, el 28 de junio, se empezaron a lanzar convocatorias
por redes sociales para ir a salvar animales supuestamente en riesgo de morir
abrasados.
Vivo más de la mitad
del año en esta zona y esa noche estuve allí. Como la mayoría de los que
tenemos campo y animales, cogí una furgoneta con agua y herramientas y fui a
ayudar a los vecinos a los que les estaba llegando el incendio.
Rocío Puche escribía
hace pocos días en eldiario.es una tribuna plagada de inexactitudes y
gravemente injuriosa para quienes que habíamos sufrido esa tragedia.
Lo que sucedió fue
algo difícil de entender: mientras muchas personas sacaban a sus animales de
las zonas afectadas y los llevaban a lugares sin peligro, grupos de animalistas
se dedicaban a romper puertas de fincas en zonas alejadas del fuego, hacían
correr a los animales, los hacinaban en coches sin condiciones para su
transporte y se los llevaban a la fuerza. Una actitud agresiva y prepotente que
provocó enfrentamientos con la gente que salió a impedir esos robos.
El fanatismo que se
cuece en las redes sociales desde las que se hizo esta convocatoria puede verse
en los comentarios de dos de sus usuarias. Cristina Sevilla nos dedicaba a los
vecinos estos amables deseos: "Se merecen una bomba nuclear. España
profunda!!! Por mí como si se mueren todos. Menos mal que los animales sí se
merecían vuestra ayuda. Ojalá una vez estén todos fuera de peligro les pase
algo horrible a esa gentuza desagradecida". Y otra usuaria que firma como
Carmen Calpe Ocio vertía a continuación esta opinión: "Son pueblos de
paletos. A mí si se mueren personas de estos pueblos me alegra".
Teresa Caballero,
veterinaria de San Martín de Valdeiglesias con muchos años de experiencia en la
zona, acudió también esa noche por si era necesaria su ayuda y fue testigo
directo: "No se puede ir enfrentándose a los vecinos, rompiendo puertas y
actuando como delincuentes. Soltaban a los animales y pretendían llevárselos
delante de sus propietarios. En ese momento no había ningún peligro. Es
injustificable. No te puedes tomar una autoridad que no tienes."
Un ganadero es una
persona que se pasa todos los días del año pendiente de sus animales. No hay
domingos, no hay festivos. Llueva o haga sol, o incluso si están indispuestos,
atienden a sus rebaños. Les va mucho en ello. He visto a algunos amigos –Jesús
Ángel, en Rozas, Emiliano en Cenicientos- pasar noches en vela para sacar
adelante a una ternera con problemas. Puede haber propietarios que tienen a sus
perros o a otros animales en malas condiciones. Pero son una excepción. Hace
falta mucha ignorancia o mucha prepotencia para creerse salvadores a la fuerza
y "héroes anónimos" como les llama Puche, y mucha irresponsabilidad
para organizar "batidas" de rescatadores por fincas ajenas.
La burrita Severina
es un ejemplo del disparate al que puede llevar el fanatismo. Severina tiene 13
años. La esterilizaron tras un mal parto. Sus dueños son Julio Serrano y Alicia
Perris, una pareja que adora a los animales hasta el punto de que compraron una
finquita para ir recogiendo y cuidando a todo tipo de bichos en peligro. Perros
abandonados que habían encontrado en la dehesa de Rozas, un chivo que se rompió
las patas de pequeño, ovejas que ya eran demasiado viejas y habían rescatado...
Llegaron dos furgonetas, varios de estos "héroes anónimos" les rompieron
la puerta de la finca –que no se quemó ni llegó a tener cerca el incendio- y
arramplaron con todos.
"Recobrar los
animales que nos robaron ha sido rocambolesco", cuenta Julio Serrano, un
gestor deportivo a las puertas de la jubilación, junto a su mujer, la psicóloga
Alicia Perris. Contactaron con Fernando Sánchez, de Salvando Peludos. "Nos
dijo que nuestros perros, que se habían llevado a la fuerza de nuestra finca,
eran perros abandonados y nos exigió meter dinero en una cuenta y firmar un
contrato de adopción porque según él eran abandonados. Nos obligaron a aceptar
que los castraran". Solo aceptando estas condiciones humillantes pudieron
volver a verlos. A través del mismo Sánchez lograron recuperar las ovejas y el
cabrito. "Lo vuestro es un discurso basado en el conflicto y el odio. (…)
Devolvednos a Severina", exige Alicia en una carta abierta a los
animalistas. Paradojas de la vida: Alicia y Julio se sienten tan implicados con
el movimiento animalista que votaron a Pacma en las pasadas elecciones
europeas.
Deberíamos sacar una
lección de lo tristemente sucedido en Cadalso: la ayuda tiene que ser algo
organizado y civilizado; se trata de colaborar con vecinos que han sufrido una
catástrofe, no de lanzarse a robarles animales que no están en peligro. Cuidado
con las convocatorias descontroladas; llevan al caos y a causar mucho más daño
que beneficio.
Las redes sociales
son un instrumento maravilloso de democracia y de organización espontánea. Pero
ojo, también son un nido para el fanatismo más peligroso y despreciable.
PD: Dado el
protagonismo que según su artículo tuvo la veterinaria Rocío Puche en estos
rescates animales, desde aquí le emplazo cordialmente a que colabore con Julio
y Alicia y les ayude a recuperar a Severina. Esa sí será una buena acción.
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