martes, 14 de octubre de 2014

UNA “CARMEN” ESPAÑOLA SE ESTRENA EN EL TEATRO DE LA ZARZUELA


Zarzuela en cuatro actos, a partir de la opéra-comique de Ludovic Halévy y Henri Meilhac basada en la novela CARMEN (1845) de Prosper Mérimée
Música de Georges Bizet. Viernes 10 de octubre de 2014.

Edición de Robert Didion (Schott Musik International)
Versión a cargo de Saúl Aguado y Ana Zamora, a partir de las traducciones históricas en castellano (Eduardo de Bray, 1890). Estrenada en el Teatro de la Zarzuela, el 2 de noviembre de 1887. Primera recuperación desde su estreno
Nueva producción del Teatro de la Zarzuela.

Ficha Artística

Dirección musical:
Yi-Chen Lin
Dirección de escena:
Ana Zamora
Escenografía:
Richard Cenier
Vestuario:
Deborah Macías
Iluminación:
Pedro Yagüe, Miguel Ángel Camacho
Asesor de verso:
Vicente Fuentes
Asesor de movimiento coreográfico:
Javier García Ávila
Diseñador de vídeo:
Álvaro Luna

Reparto

CARMEN
María José Montiel
MICAELA
Sabina Puértolas
DON JOSÉ
José Ferrero
FRASQUITA
Isabel Rodríguez García
MERCEDES
Marifé Nogales
ESCAMILLO
Rubén Amoretti
EL DONAIRE
Javier Galán
EL REMENDADO
Mikeldi Atxalandabaso
ZÚÑIGA
Francisco Tójar
MORALES
Gerardo Bullón
ANDRÉS
Alberto Rios*
CURRO FLORES
José Vicente Ramos
UN GUÍA
Juan Pedro Schwartz
VENDEDORA DE NARANJAS
Isabel González*,
* Miembros del Coro del Teatro de la Zarzuela
FIGURACIÓN
Omar Azmi, Nacho Castro, Rafael Delgado, Héctor Gómez, Óscar Hernández, Fermí Herrero, Iván Luis, David Martín, José María Rueda, Carlos Seguí, Roberto Da Silva, Juan Viadas
ORQUESTA DE LA COMUNIDAD DE MADRID
Titular del Teatro de La Zarzuela
CORO DEL TEATRO DE LA ZARZUELA
Director:
Antonio Fauró
PEQUEÑOS CANTORES DE LA JORCAM
Directora:
Ana González


Cuando en la temporada 1887-1888 el director musical Gerónimo Giménez y el empresario Felipe Ducazcal decidieron programar Carmen, arreglada a la escena española como una zarzuela en cuatro actos, sobre la trama de una novela de Prosper Mérimée y con música del maestro Georges Bizet, tomaban una decisión valiente para la época.

Acababan de realizar un acto de apropiación de una figura, la de Carmen, que en breve pasaría de ser una sencilla búsqueda de la couleur locale, propia del exotismo francés de mitad del siglo XIX, a convertirse no solo en uno de los grandes mitos musicales, si no del Arte del siglo XX.

Hoy, volver a representar Carmen como zarzuela significa, recuperar la primera versión que se escenificó en España en este mismo teatro con los diálogos hablados y reconocer que la Zarzuela no es un género aislado si no que, al contrario, siempre se ha nutrido de musicales de otros países.

Prototipo de la mujer española, o mejor dicho, de uno de sus caracteres más lozanos y atrevidos, porque hay otros paradigmas, la sumisa, la beata, por ejemplo, en el siglo XIX, la noche del estreno el Teatro de La Zarzuela bullía de animación. Media capital estaba allí, entre otros muchos, conocidos ministros y ex responsables del Estado, críticos musicales consagrados, público habitual de otros teatros importantes de Madrid y curiosos, críticos, sobrevenidos, los que intuyeron que podía ser una propuesta diferente esta zarzuela con perfume francés, intenso, conocido y primigenio.

Paolo Pinamonti, director del Teatro de La Zarzuela, salió a saludar y dirigir unas palabras a los presentes en una noche que recuerda un aniversario destacado para la sala con más solera de Madrid en el repertorio de lied, zarzuela y ópera, cuando todavía no se había instituido el Teatro Real como “oficial” para representaciones de gran fuste.

Tal vez lo que más sorprenda en esta versión sea la utilización del español cuando estamos acostumbrados a una Carmen en francés, un discurso entre lo popular y la dicción y el vocabulario que nos retrotrae a las obras teatrales del Siglo de Oro, tan familiares y tan representadas siempre.

Ana Zamora, la directora de escena, recrea en su estilo esta presencia que va desde la tropa y los mandos de un ejército sevillano hasta una banda de contrabandistas, con quien colabora Carmencita y a quien atrae a Don José, obligándolo prácticamente a dejar la milicia.

El vestuario de Deborah Macías parece soñado en la India, por sus sedas salvajes y sus tafetanes y el color irreal y siempre solar de los uniformes y los vestidos. Aunque no se ajuste estrictamente a la realidad de la época, convence porque es luminoso y positivo. Bonito.

El movimiento escénico es ágil y el segundo acto antes del entreacto finaliza con una evocación a los milicianos de la Guerra Civil que habrá sobresaltado a más de uno de los responsables del gobierno actual. Una cierta nostalgia de “La libertad guiando al pueblo”, de Delacroix, uno de los iconos más preciados del Museo del Louvre y de la concepción de la revolución de 1789.

Para la batuta, la responsabilidad de Yi-Chen Lin, la directora taiwanesa que después de sus comienzos en Lisboa y Pesaro se presenta en Madrid con un auténtico desafío: hacer creíble y audible una representación con una de las mujeres con más arraigo en la literatura feminista internacional.

Tal vez le hayan faltado más casticismo y más entraña hispánica aunque sonó con corrección.
Muy bien los Pequeños Cantores de la Jorcam en sus intervenciones, dirigidos por nana González y también muy ajustado y brillante el Coro de la Comunidad de Madrid y de la Zarzuela del cual es responsable Antonio Fauró.

María José Montiel tiene una voz adecuada y aterciopelada, aunque le faltó sensualidad porque Carmen es mucha Carmen y por momentos a la mezzosoprano lírica le sobra delicadeza y le falta más desparpajo en la actuación, aunque convenció porque además tiene una estupenda presencia escénica.

Como el enamorado Don José la noche del estreno, estuvo el tenor lírico José Ferrero, que tiene un papel difícil que defendió con soltura. Y Escamillo convenció en la voz del bajo Rubén Amoretti, aunque le hubiera venido bien una dosis extra-también- de galanura y arrogancia, en ese complejo ámbito de resonancias cargadas de dramatismo y excesos  que parece ser el de los toreros y la fiesta nacional.

La Micaela de Sabina Puértolas sonó divinamente y supo expresar con gusto los entresijos de una co-protagonista que la convierten en la otra cara de la moneda de Carmen: la mujer entregada, casta y honesta antes que todo. La que tiene una idea de la familia y de la fidelidad en los afectos. Una delicia.

Javier Galán, Mikeldi Atxlandabaso, Francisco Tójar, Alberto Ríos, José Vicente Ramos, Juan Pedro Schwartz e Isabel González contribuyen con elegancia y suficiencia a completar un elenco esforzado y competente. El programa de mano, exhaustivo y completo. Una maravilla.

El día 12 de octubre, en que se festeja la Fiesta de la Hispanidad, la función se transmite en directo por Radiotelevisión Española, y el Museo Thyssen- Bornemisza, siempre a la última, ha puesto a disposición de los interesados, de forma libre y gratuita, un conjunto de obras que se pueden visitar sobre la figura y la representación pictórica de la famosa figura de Carmen.

El público, interesado y dispuesto, desde el comienzo de la velada, aplaudió un proyecto que esta vez ha acercado aún más la versión francesa a la idiosincrasia y el folklore de un país- España- que siempre ha asumido como muy suya la estampa de esta mujer libre y universal.


Alicia Perris

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