Zarzuela en cuatro actos, a
partir de la opéra-comique de Ludovic
Halévy y Henri Meilhac
basada en la novela CARMEN (1845) de Prosper
Mérimée
Música de Georges Bizet. Viernes 10 de
octubre de 2014.
Edición de Robert Didion (Schott Musik
International)
Versión a cargo de Saúl Aguado y Ana Zamora, a partir de las traducciones históricas en castellano (Eduardo de Bray, 1890). Estrenada en el Teatro de la Zarzuela, el 2 de noviembre de 1887. Primera recuperación desde su estreno
Nueva producción del Teatro de la Zarzuela.
Versión a cargo de Saúl Aguado y Ana Zamora, a partir de las traducciones históricas en castellano (Eduardo de Bray, 1890). Estrenada en el Teatro de la Zarzuela, el 2 de noviembre de 1887. Primera recuperación desde su estreno
Nueva producción del Teatro de la Zarzuela.
Ficha Artística
Dirección musical:
Yi-Chen
Lin
Dirección de escena:
Ana
Zamora
Escenografía:
Richard
Cenier
Vestuario:
Deborah
Macías
Iluminación:
Pedro
Yagüe, Miguel Ángel Camacho
Asesor de verso:
Vicente
Fuentes
Asesor de movimiento
coreográfico:
Javier
García Ávila
Diseñador de vídeo:
Álvaro
Luna
Reparto
CARMEN
María
José Montiel
MICAELA
Sabina
Puértolas
DON JOSÉ
José
Ferrero
FRASQUITA
Isabel
Rodríguez García
MERCEDES
Marifé
Nogales
ESCAMILLO
Rubén
Amoretti
EL DONAIRE
Javier
Galán
EL REMENDADO
Mikeldi
Atxalandabaso
ZÚÑIGA
Francisco
Tójar
MORALES
Gerardo
Bullón
ANDRÉS
Alberto
Rios*
CURRO FLORES
José
Vicente Ramos
UN GUÍA
Juan
Pedro Schwartz
VENDEDORA DE NARANJAS
Isabel
González*,
*
Miembros del Coro del Teatro de la Zarzuela
FIGURACIÓN
Omar
Azmi, Nacho Castro, Rafael Delgado, Héctor Gómez, Óscar Hernández, Fermí
Herrero, Iván Luis, David Martín, José María Rueda, Carlos Seguí, Roberto Da
Silva, Juan Viadas
ORQUESTA DE LA COMUNIDAD DE
MADRID
Titular
del Teatro de La Zarzuela
CORO DEL TEATRO DE LA ZARZUELA
Director:
Antonio
Fauró
PEQUEÑOS CANTORES DE LA JORCAM
Directora:
Ana
González
Cuando en la temporada
1887-1888 el director musical Gerónimo Giménez y el empresario Felipe Ducazcal
decidieron programar Carmen, arreglada a la escena española como una
zarzuela en cuatro actos, sobre la trama de una novela de Prosper Mérimée y con
música del maestro Georges Bizet, tomaban una decisión valiente para la época.
Acababan de realizar un acto
de apropiación de una figura, la de Carmen, que en breve pasaría de ser una
sencilla búsqueda de la couleur locale, propia del exotismo francés de
mitad del siglo XIX, a convertirse no solo en uno de los grandes mitos musicales,
si no del Arte del siglo XX.
Hoy, volver a representar Carmen
como zarzuela significa, recuperar la primera versión que se escenificó en
España en este mismo teatro con los diálogos hablados y reconocer que la
Zarzuela no es un género aislado si no que, al contrario, siempre se ha nutrido
de musicales de otros
países.
Prototipo de la mujer española, o mejor dicho, de uno de sus caracteres
más lozanos y atrevidos, porque hay otros paradigmas, la sumisa, la beata, por
ejemplo, en el siglo XIX, la noche del estreno el Teatro de La Zarzuela bullía
de animación. Media capital estaba allí, entre otros muchos, conocidos
ministros y ex responsables del Estado, críticos musicales consagrados, público
habitual de otros teatros importantes de Madrid y curiosos, críticos,
sobrevenidos, los que intuyeron que podía ser una propuesta diferente esta
zarzuela con perfume francés, intenso, conocido y primigenio.
Paolo Pinamonti, director del Teatro de La Zarzuela, salió a saludar y
dirigir unas palabras a los presentes en una noche que recuerda un aniversario
destacado para la sala con más solera de Madrid en el repertorio de lied,
zarzuela y ópera, cuando todavía no se había instituido el Teatro Real como
“oficial” para representaciones de gran fuste.
Tal vez lo que más sorprenda en esta versión sea la utilización del
español cuando estamos acostumbrados a una Carmen en francés, un discurso entre
lo popular y la dicción y el vocabulario que nos retrotrae a las obras
teatrales del Siglo de Oro, tan familiares y tan representadas siempre.
Ana Zamora, la directora de escena, recrea en su estilo esta presencia que
va desde la tropa y los mandos de un ejército sevillano hasta una banda de
contrabandistas, con quien colabora Carmencita y a quien atrae a Don José,
obligándolo prácticamente a dejar la milicia.
El vestuario de Deborah Macías parece soñado en la India, por sus sedas
salvajes y sus tafetanes y el color irreal y siempre solar de los uniformes y los
vestidos. Aunque no se ajuste estrictamente a la realidad de la época, convence
porque es luminoso y positivo. Bonito.
El movimiento escénico es ágil y el segundo acto antes del entreacto
finaliza con una evocación a los milicianos de la Guerra Civil que habrá
sobresaltado a más de uno de los responsables del gobierno actual. Una cierta
nostalgia de “La libertad guiando al pueblo”, de Delacroix, uno de los iconos
más preciados del Museo del Louvre y de la concepción de la revolución de 1789.
Para la batuta, la responsabilidad de Yi-Chen Lin, la directora taiwanesa que
después de sus comienzos en Lisboa y Pesaro se presenta en Madrid con un
auténtico desafío: hacer creíble y audible una representación con una de las
mujeres con más arraigo en la literatura feminista internacional.
Tal vez le hayan faltado más casticismo y más entraña hispánica aunque
sonó con corrección.
Muy bien los Pequeños Cantores de la Jorcam en sus intervenciones,
dirigidos por nana González y también muy ajustado y brillante el Coro de la Comunidad
de Madrid y de la Zarzuela del cual es responsable Antonio Fauró.
María José Montiel tiene una voz adecuada y aterciopelada, aunque le faltó
sensualidad porque Carmen es mucha Carmen y por momentos a la mezzosoprano
lírica le sobra delicadeza y le falta más desparpajo en la actuación, aunque
convenció porque además tiene una estupenda presencia escénica.
Como el enamorado Don José la noche del estreno, estuvo el tenor lírico
José Ferrero, que tiene un papel difícil que defendió con soltura. Y Escamillo
convenció en la voz del bajo Rubén Amoretti, aunque le hubiera venido bien una
dosis extra-también- de galanura y arrogancia, en ese complejo ámbito de
resonancias cargadas de dramatismo y excesos
que parece ser el de los toreros y la fiesta nacional.
La Micaela de Sabina Puértolas sonó divinamente y supo expresar con gusto
los entresijos de una co-protagonista que la convierten en la otra cara de la
moneda de Carmen: la mujer entregada, casta y honesta antes que todo. La que
tiene una idea de la familia y de la fidelidad en los afectos. Una delicia.
Javier Galán, Mikeldi Atxlandabaso, Francisco Tójar, Alberto Ríos, José
Vicente Ramos, Juan Pedro Schwartz e Isabel González contribuyen con elegancia
y suficiencia a completar un elenco esforzado y competente. El programa de
mano, exhaustivo y completo. Una maravilla.
El día 12 de octubre, en que se festeja la Fiesta de la Hispanidad, la
función se transmite en directo por Radiotelevisión Española, y el Museo
Thyssen- Bornemisza, siempre a la última, ha puesto a disposición de los
interesados, de forma libre y gratuita, un conjunto de obras que se pueden
visitar sobre la figura y la representación pictórica de la famosa figura de
Carmen.
El público, interesado y dispuesto, desde el comienzo de la velada,
aplaudió un proyecto que esta vez ha acercado aún más la versión francesa a la
idiosincrasia y el folklore de un país- España- que siempre ha asumido como muy
suya la estampa de esta mujer libre y universal.
Alicia Perris
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