Cuando la prohibieron casarse con
16 años, metió la cabeza en el horno
La gran revelación de la autora son
las relaciones lésbicas del mito galo
Retrato promocional de Brigitte Badot en
1960 GTRES
RAQUEL VILLAÉCIJA
En la Historia ha habido pocas
mujeres como ella: conquistadora hasta el exceso, un huracán de mirada rubia y
arrebatadora. Musa de la libertad sexual en los años 60, atrapó en sus redes a
directores de cine, estrellas de música, empresarios y artistas. El mito
erótico de Brigitte Bardot, la actriz gala más global de la Historia del país y
que acaba de cumplir 80 años,
se ha alimentado durante décadas.
Torbellino sensual y provocativo, vivió y amó como
nadie, con una intensidad incomparable. Disfrutó de su libertad sexual
como pocas en su época. Exprimió cada segundo de romance. La propia Simone
de Beauvoir, intelectual feminista, compañera de Jean Paul Sartre y autora del
libro El segundo sexo, señaló que Bardot era «al mismo tiempo depredadora y
víctima de sus depredadores».
La pasión era su razón de ser y cuando el amor se
agotaba, buscaBa, sedienta, un nuevo sorbo del elixir que siempre la mantuvo
viva. No entendía de rutinas. No amaba, adoraba; no actuaba, conquistaba.Empalmó
maridos y amantes. Más de 100, según Ginette Vincendeau, profesora de
cine en el King's CollEge de Londres, que acaba de publicar una biografía sobre
la actriz.
El tomo revela que la joven que soñaba con ser
bailarina y que nunca se vio especialmente guapa se casó cuatro veces, tuvo un
centenar de idilios, incluso estuvo con alguna mujer e intentó suicidarse
varias veces, la mayoría por amor. La ecuación sale a más de una pareja
por año, si se tiene en cuenta que Bardot cumplió hace poco los 80. Aunque
quizás la mayor novedad sea que entre ese nutrido currículum de amantes también
se colaron algunas féminas. Esta novedad no extrañará a aquellos que recueden
cómo Bardot describía su primer encuentro con Marilyn Monroe en
1952 con motivo de una recepción real en Londres. «Marilyn era una rubia
extremadamente bella. Parecía tan fresca y natural como si se acabara de
levantar de la cama. Tú querías besarla apropiadamente».
Vincendeau retrata en su obra a aquellos que
compartieron cama con la diva y trata de arrojar detalles hasta ahora
desconocidos. Su primer marido fue el director de cine Roger Vadim, el hombre
que descubrió el potencial de su melena rubia. La francesa tenía 16 años. Tras
el flechazo la pareja quiso pasar por el altar. Cuando los padres de la joven
se lo impidieron (Bardot era menor de edad), la enamorada no dudó en meter la
cabeza en el horno como amenaza.
Se unieron cuando ella cumplió la mayoría de edad.
Tras años de matrimonio, dejó a Vadim por Jean-Louis Trintignant,
con quien compartió reparto en la cinta dirigida por su marido 'Y Dios creó a
la mujer'. «Sabía lo que estaba pasando. Siempre preferí tener a mi lado a este
tipo de mujer, aún sabiendo que me es infiel, que tener a otra que me amase
sólo a mí», reconoció el engañado, según el citado libro.
Poco maternal
Tras Trintignant, con quien vivió dos años de
relación, se enamoró del cantante Gibert Bécaud, también casado, y después del
artista Sacha Distrel, hasta que conoció al actor Jacques Charrier, su
segundo marido y padre de su único hijo. Charrier asumió la custodia
del menor, pues Bardot siempre reconoció que nunca estuvo programada para ser
madre.
También tuvo relaciones con el cantante Nino
Ferrer, el escultor checo Mirollav Brozek, el actor uruguayo Gustavo Rojo, el
músico brasileño Bob Zagury, el actor Warren Beatty o el cantante Serge
Gainsburg. Romances fugaces previos a su tercera boda, esta vez con el
'playboy' alemán Gunter Sachs. Se casaron en las Vegas y volvieron al glamour
de Saint Tropez bajo una lluvia de pétalos de rosa. Entonces Bardot inició su
carrera como cantante y después, en 1972 dejó el cine, empachada de cámaras, a
los 38 años.
A los 40 se casó por cuarta vez, con el
empresario Bernard d'Ormale, asesor de Jean Marie Le Pen y con quien
aún comparte su vida. Desde 1992 la diva vive retirada en su mansión de Saint
Tropez, rodeada de animales, su otra gran pasión tras los hombres. En 2003
prometió que no volvería a conceder una entrevista y cuando se le pregunta por
los romances que más le han marcado afirma no se queda con ninguno. Cada uno
ocupó un lugar especial.
En los últimos años su halo de glamour ha tornado
en cierta excentricidad: ha sido condenada varias veces por incitación al odio
por sus comentarios sobre los musulmanes y los homosexuales y no oculta su
simpatía por la líder del Frente Nacional, Marine Le Pen. Ahora vive para su
asociación en defensa de los animales. «Le di mi juventud y mi belleza a los
hombres, ahora le doy mi sabiduría y mi experiencia, lo mejor de mí, a los
animales».
http://www.elmundo.es/loc/2014/10/18/54415a41268e3e65718b4581.html
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