miércoles, 1 de octubre de 2014

EL LIBRO, ANTE EL ESPEJO CÓNCAVO DE GOOGLE

MATíAS NÉSPOLO Barcelona


La pregunta elíptica que sobrevuela es qué sentido tiene una tradicional y estática feria para profesionales en la era de las pantallas, cuando la información viaja a lomos de fibra óptica y los negocios editoriales se realizan durante todo el año a golpes de ratón. Nuevas coordenadas que desde hace años vienen cambiando la naturaleza y la función tanto de la Feria de Frankfurt -la mayor cita internacional del mundo del libro, a cuyo volumen de negocio sólo se acerca la Feria de Londres-, como la larga lista que viene detrás: Guadalajara, Buenos Aires, Santiago de Chile... entre otras, que se definen más por su carácter masivo y un apretado programa de actividades.
Ése es el contexto que obliga a reposicionar Liber, la feria organizada por la Federación de Gremios de Editores de España entre Madrid y Barcelona. "Liber tuvo en su día mucha relevancia para la edición española y latinoamericana pero, con las nuevas tecnologías, cumple poco a poco un papel más bien protocolario. Funciona como antesala de Fráncfort; ya no hace falta esperar a octubre para cerrar operaciones. La venta de derechos es casi nula", reconoce Santos Palazzi, directivo de la división digital del Grupo Planeta.
De allí los cambios introducidos al salón, que ya en la edición 2013 dejó a un lado su carácter estrictamente profesional y abrió sus puertas al público. Liber 2014 (del 1 al 3 de octubre, en Fira de Barcelona) refuerza esa línea ampliando sus actividades literarias, con la presencia de medio centenar de autores, y un programa en el que destaca el homenaje a la escritora Ana María Matute, conferencias, mesas redondas y los Premios Liber a la trayectoria y el fomento de la lectura, que distinguen al presidente del Grupo Planeta, José Manuel Lara, a Antonio Muñoz Molina y a la Librería Machado.
"Se profundiza la presencia de autores y la apertura al público con la intención clara de disputarle a Guadalajara el punto de encuentro de la edición hispánica", resume Daniel Fernández, presidente del Gremio de Editores de Cataluña. Si "en cuanto a mercado de derechos Fráncfort y Londres son imbatibles", como reconoce el editor Emili Rosales, la opción sensata que le queda entonces a Liber es reforzar también su vieja función de salón para la exportación del libro español orientado a bibliotecas, instituciones, librerías y saldistas de América Latina.
Lo cierto es que mientras el salón se esfuerza en encontrar su lugar dentro del circuito internacional y en no perder su cuota de negocio del libro en papel, las principales inquietudes de la industria no son analógicas, sino digitales. Eso evidenció el seminario Los retos de la edición digital, organizado por la Universitat Oberta de Catalunya el pasado jueves en Barcelona.
El impacto de nuevos dispositivos y aplicaciones, el futuro del papel y la transformación de la lectura en las pantallas o la construcción de un nuevo tipo de lector social a través de las redes fueron algunos de los temas de discusión. Pero sin duda la irrupción de los grandes operadores tecnológicos es lo que más preocupa. De allí que La polémica sobre Google Books fuera la mesa redonda más caliente, protagonizada por el director de Google Books en España y Portugal Luís Collado; la catedrática de propiedad intelectual Raquel Xalabarder; Patrícia Riera, de la sociedad de gestión de derechos CEDRO, y el catedrático de Ciencia Política Joan Subirats.
Para Collado, lo que está en juego es el supuesto "dominio público", la "orfandad de derechos" de los más de 200 millones de títulos publicados desde Gutenberg (sólo un 25% accesibles hoy en día y apenas un 10% bajo el régimen de copyright). De momento, existen diferentes legislaciones internacionales al respecto y un precedente: el fallo de la justicia americana de noviembre de 2013 favorable al buscador frente a la demanda de autores y editores sobre la llamada doctrina del 'fair use' (uso justo), que complica las cosas. "Google no se mueve por altruismo en este tema", puntualizaba Riera, mientras se preguntaba: "¿Es razón suficiente la utilidad social para hacer caer los derechos de los titulares de las obras?». Mientras que Subirats se preguntaba si «la acumulación de recursos y contenidos de Google, que está construyendo una suerte de monopolio, ¿no responderá a fallos de lo público?". "Me gustaría ver una especie de Wikipedia Books y no el patrimonio universal en manos de una corporación", arremetió el catedrático. El debate sigue abierto.
"Google Books no pretende convertirse en la Biblioteca de Alejandría, sino una nueva forma de acceso al conocimiento", asegura Luis Collado, director de Google Books en España, haciendo hincapié en la universalidad y la utilidad social del proyecto. El buscador ya cuenta con 30 millones de títulos digitalizados en más de cien países y en más 400 idiomas. Los profesionales de la industria, por su parte, mantienen recelo y desconfianza frente a la agresiva política del gigante. "La falacia de Google es que sea un ente benéfico al servicio del lector universal", resume el editor de Edhasa y también presidente del Gremio de Editores de Cataluña, Daniel Fernández. "Busca el negocio y para ello necesita cada vez más contenidos y más vistas. Cuando hablan de obras huérfanas también están atentando contra los derechos del editor, que es el que paga un estudio preliminar, la fijación de un texto y las notas, por ejemplo, de un clásico. No hay nada realmente gratis, siempre alguien paga por ello", alerta. "Es necesario legislar, pelear y pleitar para que reconozcan los derechos de autores y editores", concluye. / MATÍAS NÉSPOLO.


http://www.elmundo.es/cultura/2014/09/29/542920ede2704e4a528b4578.html

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