domingo, 5 de octubre de 2014

EXCELENTE ESTRENO DE LA COMPAÑÍA NACIONAL DE DANZA EN LOS TEATROS DEL CANAL


 (Foto: José L. F. Liz)
Compañía Nacional de Danza y Orquesta Filarmónica Mediterránea dirigida por Fernando Álvarez. Obras: Allegro Brillante (Balanchine/Tchaikovsky), Delibes Suite (José Carlos Martínez/Leo Delibes), Raymonda Divertimento (José Carlos Martínez sobre Petipa y Nureyev) e In the middle. Somewhat elevated /Forsythe/Willems). Bailarina invitada: Mathilde Froustey. Pianista invitada: Vessela Pelovska. Teatro del Canal.  Viernes 3 de octubre, 2014.
  Como todas las noches de estreno, se respiraba un perfume de expectación entre el público y de sentimientos encontrados, a mitad de camino entre el sobreesfuerzo y el temor al no estar suficientemente a la altura, entre los bailarines de la Compañía Nacional de Danza, que festeja su 35 cumpleaños. Una historia vivida.
Pero ocurrió el milagro y la función deparó alegrías y éxito a los bailarines que fueron muy compensados con el aplauso del público y muchos “bravi”.

Una velada en que estaba radiante su primer director, Víctor Ullate, que comenzó la andadura en 1979, con el nombre de Ballet Nacional de España Clásico. María de Ávila y Maia Plisetskaya también fueron responsables del conjunto, así como Nacho Duato durante veinte años, desde 1990 hasta 2010, cuando fue nombrado José Carlos Martínez (el muy premiado integrante de la Ópera de París), nuevo director del elenco. Entre sus intereses, el fomento y la difusión del arte de la danza y su extenso repertorio, reservando un espacio amplio a la nueva creación española y a los coreógrafos más actuales.
La programación de este ballet se enmarca dentro de la enorme proyección de los Teatros del Canal, que, con una propuesta variada y para todos los gustos y públicos, intenta desde sus comienzos y en especial estos últimos años (muchos), ampliar las fronteras del arte y la cultura en Madrid.
La velada comenzó con un  calentamiento en el Allegro Brillante, que marcó un evidente crescendo hasta llegar al desarrollo visual y plástico, tan elegante, de Raymonda, con un vestuario precioso y un adecuado despliegue expresivo y técnico de todos y cada uno de los bailarines.
La Suite Delibes tiene una gracilidad que permitió el lucimiento de la Compañía, que contó además con la delicadeza y el rigor de la bailarina invitada francesa, Mathilde Froustey, (en el Allegro y Raymonda) cada vez más asentada en su trabajo a medida que discurría la noche y de la coreana Yae Gee Park, potente y enérgica, que descolló especialmente en el anticlímax contemporáneo de In the middle.
Esta coreografía permitió apreciar también las posibilidades de la danza en otro ámbito, evocado por “dos cerezas doradas que penden del centro del escenario y que sirven como una minúscula reflexión sobre el vasto interior de la Ópera de París, espacio donde fue creado el ballet”.

 (Foto: José L. F. Liz)
Hay que destacar junto con la disciplina del conjunto a Anthony Pina en el Delibes Suite y en el exigido cuadro final y de Moisés Martín Cintas. En general, muy jóvenes los bailarines sobre todo y muy aguerridos, con lo cual se podría pensar que tienen una prometedora carrera por delante.
Todos en general esforzados y dando lo mejor de sí mismos la noche del estreno, porque eso siempre se percibe y se palpa. La Compañía Nacional de Danza, sin olvidar el impensable lujo de contar con una orquesta y una pianista en el foso, cuando estamos acostumbrados a disfrutar (no del todo) de ejecuciones de ballet con grabaciones.
Muy apropiada y entusiasta la dirección orquestal del maestro argentino del Conservatorio Nacional de Música Carlos López Buchardo de Buenos Aires (un condiscípulo) Fernando Álvarez y ajustada y muy en su papel en el contexto la pianista invitada, Vessela Pelovska.
La prueba de fuego superada la noche del estreno, se organizó además una exposición de treinta y cinco figurines de vestuario escénico en el propio teatro, que fue escogida por el Director José Carlos Martínez, que lleva a cabo una destacada labor al frente del conjunto, como director, coreógrafo y alma de la Compañía y su equipo de vestuario, “haciendo hincapié en las colaboraciones de los diseñadores más relevantes y aquellos que lucieron las principales figuras de la Compañía” a lo largo de un proyecto cuidado durante las últimas décadas, que tiene duende y que tiene futuro. 

Alicia Perris

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