miércoles, 22 de octubre de 2014

NUEVE 'DOS DE PECHO' HISTÓRICOS. JAVIER CAMARENA LOGRA EL HITO EN 'LA HIJA DEL REGIMIENTO', MESES DESPUÉS DE ARRASAR CON LA MISMA ÓPERA EN EL METROPOLITAN

RUBÉN AMÓN Madrid
Javier Camarena (Veracruz, 1979) no tiene miedo a los nueve dos de pecho que jalonan el aria de 'Ah, mes amis'. Los considera un problema resuelto. Y lo demostró anteanoche en Madrid, columpiándose a su antojo en la montaña rusa de 'La fille du régiment' ('La hija del regimiento'), cuyo estreno en el Teatro Real redunda en un arranque de temporada con enfoque de 'clásicos populare's y en la estela de 'Las bodas de Figaro'.
Donizetti sustituye a Mozart y, en cierto modo, Javier Camarena sustituye a Juan Diego Flórez, pues el montaje escénico de Laurent Pelly, estrenado en 2007 (Londres), fue concebido para el lucimiento del tenor peruano. También estaba hecha a su medida 'La Cenerentola' de Rossini en el Met, pero una indisposición de última hora el pasado mes de abril permitió a Javier Camarena reemplazarlo. Y entonces sobrevino "el acabose".


Lo dice Camarena, "el acabose", en alusión a los clamores que suscitó el aria capital de la ópera rossiniana. Tantos clamores, tantos, que Camarena se conmueve al evocarlos, buscando una escapatoria con la mirada entre los escondites de su propio camerino. Tantos clamores, tantos, que el público metropolitano le obligó a 'bisar' el aria sin opción de escapatoria.
"Mi referencia es Alfredo Kraus, fue muy inteligente en saber dónde estaban sus límites"
No había sucedido nunca en la historia del nuevo edificio (1967), con las únicas excepciones de Pavarotti y, precisamente, de Juan Diego Flórez. Camarena se incorporó al triunvirato con su fraseo, su calidad y su descaro en las notas 'superiores'. Alcanzó un re natural. Es decir, un escalón por encima del mítico do pectoral, de forma que los nueve consecutivos de 'Ah, mes amis' los observa Camarena no desde abajo, sino desde... arriba. "Todavía tiemblo cuando evoco aquellas funciones de Nueva York. Se creó una tensión positiva, notaba que los espectadores me empujaban. Me arrodillé sobre el escenario para agradecer esa impresionante respuesta. Aquello no era un teatro. Aquello era un estadio".
Abrumaba el Met al tenor mexicano, pero Camarena supo controlar las emociones. "Las emociones nunca deben llegar al extremo de controlarte. No pueden interferir en tu trabajo. No deben desvirtuar tu canto. Lo digo porque me ha sucedido, pero la experiencia, la técnica y la profesionalidad te van proporcionando recursos para superar esos momentos emotivos", afirma a EL MUNDO. Emotivos como los que le proporcionó anteanoche el público del Teatro Real. Y no es fácil conseguir que se caliente la platea madrileña, entre cuyas expresiones de orgullo siempre ha figurado la tradición de fusilar a los tenores.
Le sucedió a José Cura en sus tiempos de plenitud. Le ocurrió traumáticamente a Giuseppe Sabbatini, pero Camarena ha convertido su debut madrileño en un expediente urgente de adopción.
"Las emociones nunca deber llegar al extremo de controlarte"
"Sabía que el público del Real es muy exigente. Y notaba mi responsabilidad, pero desde el principio percibí que había una comunicación perfecta con el otro lado del escenario. Nos entendimos muy bien. Hubo un ejercicio de recíproca generosidad". Camarena es alumno de Francisco Araiza y forma parte de la inagotable cantera de tenores mexicanos. No es un cantante oscuro como el cuate Rolando Villazón, ni un lírico ortodoxo como Ramón Vargas, pero tampoco se le puede definir en los término de un tenor ligero, por mucho que el repertorio belcantisa lo exponga a ciertas proezas olímpicas.
"Mi modelo de referencia sería Alfredo Kraus, respecto al repertorio que él cantaba. Fue muy inteligente en saber dónde estaban sus límites. Sabía que era el mejor en aquello que cantaba. Y pienso que ése es un buen criterio. Me impresiona de Kraus su dominio técnico, su expresión corporal, más allá de la serenidad y la clase con que se mostraba en el escenario". Viene a cuento el homenaje porque se cumplen 15 años de la muerte del mito canario y porque Camarena es una suerte de epígono, como lo prueba, entre otros papeles, el personaje protagonista de 'La fille du régiment'.
"Tiene gracia lo que sucede con esta ópera, porque el aria verdaderamente difícil no es la de los nueve do de pecho, sino la del segundo acto, aunque el público no tiene esa percepción. Sospecho que acuden a ver al tenor subido al trapecio. Y creo que se exagera la importancia de las notas agudas. A veces ocurre que un fallo en una de ellas malogra toda una interpretación o toda una velada, más o menos como si el público apreciara menos la línea de canto, el fraseo o la implicación artística que el momento de la estocada".
Se ha instalado en Suiza Camarena. Vive en Zurich como referencia del teatro local -y vaya teatro- y consciente de que su prestigio como cantante le ha permitido ofrecer a sus dos hijos pequeños una solución a los problemas de violencia en México, más allá de una educación cosmopolita. "Amo a mi país, lo extraño, pero en México no me puedo permitir que mis niños jueguen en la calle. Y en Suiza puedo ofrecerles un porvenir mucho más franco", concluye Javier Camarena.


http://www.elmundo.es/cultura/2014/10/22/54469dac22601ded7d8b458f.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario