Ópera de salón en un acto. Música de Manuel García y libreto de Pietro Metastasio.
Fundación Juan March: estreno el lunes 9 de enero de 2017
Coproducción de la Fundación Juan
March y el Teatro de la Zarzuela
Dirección musical y piano: Rubén Fernández Aguirre
Dirección de escena: Bárbara Lluch
Es una gran satisfacción para todos
los que están en el métier y los melómanos y público en general ver cómo interactúan las instituciones de Madrid, algunas públicas otras privadas, para
dar lo mejor de sí mismas. Es el caso de la flamante colaboración del Teatro de
la Zarzuela y la Fundación Juan March en la capital, para coproducir la ópera
de salón “Le Cinesi”, de Manuel García, famoso músico, maestro y compositor y
conocido padre de dos grandes cantantes y creadoras del siglo XIX: María
Malibrán y Pauline Viardot.
La rueda de prensa que
fue muy grata y relajada como las que suelen ofrecerse en el Teatro de la
Zarzuela, contó con las sopranos, el director musical, Barbara Lluch, la
responsable teatral y el director de la sala, Daniel Bianco.
En medio de amigos, más que de
periodistas, porque ellos siempre saben provocar ese clima de “nonchalance” tan
suyo, Bárbara Lluch, nieta e hija de famosas figuras ligadas a la escena
española (Nuria Espert y Alicia Moreno, respectivamente), manifestó lo feliz
que estaba con este trabajo. Y eso no es frecuente, en una época en que todo se
lleva a cabo cada vez con menos amor y más de oficio.
Lluch estaba encantada, por lo que
había conseguido y por el proyecto que se presentaba. Cada uno de los
participantes lo vivía de otra manera, una de las cantantes, por ejemplo, ya
estaba habituada a las representaciones de otras óperas del maestro afincado en
París.
El dossier de prensa fue una especie
de gran colección de documentos preciosos, de una factura preparada con mimo,
para ilustrar en todo detalle las características de la obra de un compositor,
que ya había traído a escena en un mítico concierto Cecilia Bartoli, cuando
ofreció con un brío del que solo ella puede hacer gala, la aplaudida aria de El
contrabandista.
Entre la información aportada por
las instituciones productoras de Le cinesi, se explica que “El arte vocal del
primer Romanticismo tuvo en Manuel García su intérprete más destacado. Reputado
profesor de canto, recorrió el mundo haciendo gala de un estilo de gran virtuosismo, indisolublemente asociado a las óperas de Rossini.
Además, encabezó una
larga saga de cantantes, entre los que destacan, como expresamos antes, María Malibrán y Pauline Viardot, autora de la opereta de salón Cendrillon, representada en 2014 en esta misma sala para inaugurar esta serie de Teatro Musical de Cámara.
El extenso catálogo de García está
conformado por unas 150 composiciones e incluye una abundante producción
teatral, con un valioso corpus de cinco óperas de salón al parecer compuesto en
París en torno a 1830. Este ramillete singular de genuinas óperas de cámara
está encontrando, en los últimos tiempos, su lugar en los escenarios, como
demuestran las recuperaciones de L’isola disabitata y Un avvertimento ai
gelosi, en temporadas pasadas.
Posiblemente compuesta para ser
interpretada por sus alumnos como parte de
su formación profesional, Le cinesi
de García fue la última de las 14 óperas documentadas sobre el libreto exitoso
y centenario que escribiera Metastasio en 1735.
Esta producción, conforma la sexta
edición del formato Teatro Musical de Cámara, proyecto desarrollado
conjuntamente por la Fundación Juan March y el Teatro de la Zarzuela con la
vocación de recuperar un extenso repertorio teatral que por su dimensión y
naturaleza no suele tener cabida en los teatros de ópera convencionales.”
Le Cinesi
Movimiento escénico: Rafael Rivero
Diseño de escenografía: Carmen Castañón
Diseño de vestuario: Gabriela Salaverri
Diseño de iluminación: Fer Lázaro
Jefa de producción: Celia Lumbreras
Ayudante de dirección, escenografía
y utilería Cristina Martín
Realización de vestuario: Luis
Fernando Dos Santos
Pintura textil: Marina Salaverri
Realización de escenografía: NEO
Escenografía.
Técnicos de iluminación: Enrique
Chueca y Francisco Morcillo
Técnico de sonido: María
Rodríguez-Mora
Realización de vídeo: Mario
Domínguez Sobretítulos Raquel López y Francisco Andreo
Edición musical (inédita): James
Radomski
Reparto
Lisinga, soprano Marina Monzó
Sivene, soprano Cristina Toledo
Tangìa, mezzosoprano Marifé Nogales
Silango, tenor José Manuel Zapata
Estrenada en una velada privada en París c.
1831
Representaciones
9 de enero, 19:30 h
11 de enero, 19:30 h
14 de enero, 12:00 h
15 de enero, 12:00 h
Son de agradecer con vistas a la formación de nuevas generaciones de
melómanos e intérpretes y artistas, las funciones que se darán a colegios e
institutos los días 10, 12 y 16 de enero, 11:30 h (funciones didácticas).
Otras versiones musicales de la
historia (selección)
Le cinesi de Antonio Caldara (1735)
La festa cinese de Nicola Conforto
(1751)
Le cinesi, componimento drammatico
de Christoph Willibald Gluck (1754)
La festa cinese de Luis Misón (1757)
Le cinesi de Niccolò Jommelli (1765)
Le cinesi (componimento drammatico
che introduce a un ballo) de David Perez (1769)
Todavía ayer, "casualmente", me
encontré con una versión muy bonita y bien ilustrada de El Libro de las
maravillas de Marco Polo, en una librería bastante alternativa cercana al
Instituto Francés. La revisé y me sonreí pensando cuánto hemos fantaseando los
occidentales con oriente y viceversa y cómo la representación del otro que
fabricamos todos, el diferente o el desconocido, pocas veces responde a la
realidad y más bien a nuestro deseos y ensoñaciones, por no mencionar sentimientos más oscuros.
Oriente y sobre todo China, existe
para nosotros desde que el veneciano comenzó sus batidas por su imperio multisecular, continuando la antigua ruta de la seda que ya habían inaugurado los
nabateos y tantos otros pueblos.
La visión que se da aquí de la mujer aristócrata china es de alguien privado de ideas propias, de una vida monocorde falta de estímulos o de agradables sobresaltos. La pasión no se conoce ni la excitación de los sentimientos. A lo largo de la acción, asistimos a una especie de despertar de las jóvenes, gracias a la llegada de un personaje familiar masculino que les trae noticias del mundo exterior. Un modesto camino iniciático hacia la luz. Pero, no cabe aquí en esta ocasión hacerse planteamientos forzados o fuera de contexto sobre esto.
Teniendo en cuenta cómo está el
estado de la cuestión feminista o femenina a día de hoy en nuestro país y otros,
podríamos pensar en un texto políticamente incorrecto, donde las mujeres son
meros reflejos inanes de una vida que se les escapa, lejos, ahí fuera.
Pero se trata de un juego, de un
divertimento juguetón, de una excusa que García encontró para sacar lustre a la capacidad
vocal y artística de su familia y de sus alumnos. No hay que enfadarse pues y sí
disfrutar de las declaraciones entre homéricas y Raciniana de la Andrómaca de
una de las protagonistas y sus compañeras, buscando como pueden el hilo de
Ariadna de una vida más exultante y apasionada. Algo que sea real.
Estamos en China, en el periodo de
la dinastía Qing. Explican las fuentes de documentación: “En el interior de una
casa aristocrática, tres doncellas chinas (Lisinga, Sivene y Tangía) son presas
del aburrimiento (Introducción: “Si direbbe con raggione”). En ese momento irrumpe
Silango (Recitativo: “Dirò, ninfe, ancor io”), hermano de Lisinga, que acaba de
regresar de un viaje por Europa. El joven presume de su cosmopolitismo y
contrasta la opresión en la que viven las mujeres chinas con la libertad de la
que gozan las europeas (Cavatina: “Non v’è miglior piacere”).
Los cuatro personajes discuten
entonces qué hacer para matar el aburrimiento y su compenetración va
progresando como en un juego de matrioskas. Finalmente deciden interpretar
escenas dramáticas de distinto género: trágico, cómico y pastoral. Tangía amaga
con comenzar su interpretación, pero su timidez le incita a ceder el primer
lugar a Lisinga, quien toma las riendas de la situación (Recitativo: “E non
perdiam più tempo”) e interpreta un aria trágica (Aria: “Prenditi il figlio…”)
que logra conmover a los asistentes ! Silango insta luego a Sivene a representar
su escena pastoral (Recitativo: “Ah, non finir sì presto”). Sin embargo, Sivene
reclama el concurso de un pastor para poder interpretarla en dúo, por lo que
Silango asume entonces el rol de Tirsi. El coqueteo entre los dos pastores de
la escena, reflejo de la atracción real entre Silango y Sivene, se ve
interrumpida por Tangía, celosa, y es finalmente enjuagada por Sivene (Arietta:
“Non sperar, non lusingarti”). Un breve diálogo entre Silango, Lisinga y Tangía
(Recitativo: “Che amabil pastorella!”) da paso a la intervención de Tangía. Y
hacía continúan los personajes cantando y bailando en un ambiente festivo hasta el cierre (Finale: “Voli il piede in lieti giri”).”
Refrescante la dirección de Bárbara
Lluch, brillante la dirección musical y la ejecución pianística de Rubén
Fernández Aguirre, desde un instrumento
aislado del escenario con tino, para dejar más espacio escénico disponible.
Esforzada la labor de las sopranos,
Marina Monzó y Cristina Toledo, con momentos excelentes e inspirados, gracia y
un saber estar en escena, incluso cuando por momentos, la propuesta podría
haber derivado en la pantomima y la astracanada. Nada de eso, por otra parte, la mezzosoprano Marifé
Nogales tiene poso y base y escuela y se maneja muy bien en una partitura que
para todos, parece de fácil abordaje pero que “tiene bemoles”.
Si hay algo que no se le puede negar
al tenor José Manuel Zapata es la devoción incondicional que pone a sus papeles
y a sus representaciones. Podría mejorar algunos pasajes, pero teatralmente va sobrado
y hay que tener en cuenta además, que las noches de un estreno son difíciles y
con muchos nervios.
Bien todos y entregados, además, una
afluencia masiva de público a la Fundación March, una cobertura extensa en los
medios del acontecimiento, al que asistieron famosas figuras y conocidos
representantes de ópera vecinos de Madrid, como el director artístico del Real,
Joan Matabosch, en una manifestación de buena vecindad o el propio director de
la Fundación March, que llegó como debe hacerse en estos casos, bien acompañado, con mucho
tiempo, discreción y tranquilidad.
Críticos musicales y acompañantes,
vecinos del barrio de Salamanca, amigos de los artistas y una labor hercúlea de
la responsable de Prensa de la Fundación, Victoria Senén,
para intentar que nadie se quedara fuera de este proyecto conseguido, una verdadera
joyita, una fiesta.
Alicia Perris
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