Una serie biográfica
se detiene en la relación personal y profesional del director de ‘Cabaret’ con
una de las grandes bailarinas de Broadway
Esta serie, de HBO, que recoge la tradición de Bob Fosse, vida, obras y amores, no aguanta de ninguna manera la comparación con la cinta anterior sobre estos temas, ni las propias realizaciones coreográficas de Fosse en las diferentes películas donde participó.
Falta química entre los actores, nervio, pasión y, justamente, jazz y espectáculo. La película "All that jazz"sigue siendo, en cambio, emocionante, los números de baile, geniales. Las actuaciones, inmejorables.
Alicia Perris
El coreógrafo y bailarín Bob Fosse, en una imagen de 1980. JACK VARTOOGIAN GETTY IMAGES
ELSA
FERNÁNDEZ-SANTOS
Algunas personas se
creen indestructibles y el coreógrafo, bailarín y cineasta Bob Fosse era una de
ellas. Fosse fumaba hasta cuatro y cinco cajetillas diarias de tabaco rubio,
bebía, esnifaba cocaína y alargaba sus días sin descanso gracias al poder de
las dexedrinas. Ignoró los primeros avisos de avería de su corazón y en 1987, a
los 60 años, falleció. Entre tanto había revolucionado el cine musical, ese
género genuinamente americano al que aportó un nuevo sex appeal. Pero en
aquella escalada a la cima no estuvo solo. Fosse/Verdon, la serie de ocho
capítulos de FX que estrena mañana HBO España, rescata la historia de su
matrimonio y colaboración con la bailarina Gwen Verdon, amante primero, esposa
después y, harta de sus infidelidades, la mujer que lo dejó huérfano de un
hogar apto para su excesiva personalidad.
Interpretada por dos
grandes —Sam Rockwell en el papel del cineasta y Michelle Williams en el de
Gwen Verdon—, la serie está hecha a la medida de los amantes del musical y de
los mejores culebrones de Hollywood. También del movimiento #MeToo. El perfil
de irredento mujeriego de Fosse (casi siempre encaprichado con chicas que
trabajaban en sus montajes) lo convierte a ojos del presente en un personaje
sospechoso y quizá por eso se ha planteado la serie desde la óptica de la mujer
que contribuyó al éxito de su carrera.
‘FosseVerdon’, empieza el
espectáculo
Basada en la
biografía de Sam Wasson Fosse, la serie, con una estructura que fragmenta la
cronología para saltar entre décadas, recuerda que la pareja se conoció en 1955
en la producción de Broadway Malditos yanquis, donde contrataron a Fosse como
coreógrafo y le impusieron a Verdon como protagonista. Durante los ensayos que
él exigió para ver si ella encajaba en el papel empezó un idilio profesional y
sentimental que acabó con el segundo matrimonio del coreógrafo. Malditos
yanquis fue un éxito, ambos lograron un Tony y en 1958 Stanley Donen firmó la
versión cinematográfica con Gwen en el mismo papel protagonista. La
colaboración entre ambos alcanzó uno de sus momentos estelares gracias al
musical Chicago, estrenado en 1975, cuando ya estaban separados.
Pero el principal
telón de fondo es el nacimiento de un mito: Cabaret (1972). Basada en una
adaptación muy libre de Adiós a Berlín, novela de Christopher Isherwood, la
película protagonizada por Liza Minnelli recogía la tradición del expresionismo
alemán y de Bertolt Brecht para acercarlo al teatro de variedades
transatlántico, donde Fosse se había curtido desde niño y donde, según su
biografía, algunas strippers le habían iniciado de forma traumática a la vida
sexual. En el centro de todo, la hija de dos leyendas del musical de Hollywood,
Vincente Minnelli y Judy Garland.
El actor Sam
Rockwell, en la serie 'Fosse/Verdon'. CRAIG BLANKENHORN FX
Pero la visión del
cineasta no era fácil de tragar para los estudios, que solo veían una película
excesivamente sombría. El choque fue inevitable, él quería hablar de la
sinrazón del nazismo (además del aborto o la homosexualidad) con las armas de
un género que no entendía de dramas. La mano de Verdon fue providencial para
que ambas partes se entendieran y su marido lograse su libertad creativa. El
resto es historia: gracias a Cabaret Liza Minnelli se convirtió en un icono de
la cultura popular y Fosse logró un hito que sigue sin batirse: en un mismo año
se llevó, por Cabaret, el Oscar al mejor director (su contrincante principal
era Coppola por El Padrino); el Tony por la dirección del musical de Broadway
Pippin y un Emmy por Liza with Z. Mientras la estrella de Fosse crecía, Verdon
entraba en arenas movedizas para una intérprete y bailarina: la mediana edad.
Pero quizá el mejor
atajo para conocer a fondo su excesiva personalidad es contemplar su propia
obra al respecto: All that jazz, en España titulada Empieza el espectáculo.
Estrenada en 1979, logró la Palma de Oro de Cannes. La película, implacable
autorretrato de un famoso y lascivo coreógrafo al que su corazón no le da más
treguas, cumple las leyes de las profecías autocumplidas. Una película
premonitoria y extraordinaria, paso obligado para adentrarse mejor en las claves
de esta nueva serie.
UNA SORPRESA DE
ÚLTIMA HORA
Cuando Bob Fosse
falleció en 1987, dejó su fortuna a su exmujer, Gwen Verdon, y a la hija de
ambos, Nicole Fosse, nacida en 1963. En su testamento había otra sorpresa:
legaba un cheque a 70 amigos y tres millones de pesetas de entonces (18.000
euros) para que organizaran una gran fiesta de despedida en su nombre y a su
cargo. Entre las invitados estaban Dustin Hoffman, Neil Simon, E. L. Doctorow,
Janet Leigh, Buddy Hackett, Ben Gazzara o Jessica Lange, actriz que
interpretaba a la muerte en All that jazz y que, según algunos, fue quien
provocó la separación definitiva entre Fosse y Verdon.
https://elpais.com/cultura/2019/04/08/television/1554736318_871009.html
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