Ranulph Fiennes, el
mayor explorador vivo según el libro Guiness, y el actor Joseph Fiennes recrean
en una serie documental el viaje del primero en 1969 a las fuentes del Nilo
PATRICIA TUBELLA
Quizá no todas las
personas, pero sí muchas llevan dentro a un aventurero en potencia. Ese fue el
acicate del canal National Geographic a la hora de convencer al oficial del
Ejército británico retirado sir Ranulph Twisleton-Wykeham-Fiennes, "el
mayor explorador vivo", según el libro Guinness de los récords, y familiar
de los actores Ralph y Joseph Fiennes, para que volviese al Nilo 50 años
después de una de sus más conocidas expediciones.
Fiennes se ha
enrolado en la aventura egipcia como mentor de un viajero más joven e inexperto
que, además, ejerce de actor británico en Hollywood: su primo tercero Joseph,
también conocido como el Shakespeare de Shakespeare enamorado. Ambos realizan
un recorrido geográfico, histórico y también familiar hilvanado en la serie
Egipto con los Fiennes, que National Geographic estrena en España el martes 9
de abril (22.00).
"Lo único que
siempre he lamentado es no haberme detenido en algunos momentos para disfrutar
de la ruta histórica por Egipto. Tenía demasiada prisa por llegar al lago
Victoria", confiesa hoy sir Ranulph, de 75 años, sobre aquella expedición
de 1969 en la que remontó el Nilo en un aerodeslizador desde el puerto de
Alejandría hasta sus quien ha sido productor de la serie. El intérprete
considera "un sueño" participar en la aventura junto a "un
hombre cuya historia es más extraordinaria que la de cualquier papel" que
él pudiera realizar como actor.
Apenas se conocían,
admiten ambos, salvo en el cónclave que el nutrido clan Fiennes organiza una
vez cada 10 años en la mansión familiar de Broughton Castle, enmarcada en la
campiña de Oxfordshire (sureste de Inglaterra). Joseph creció, sin embargo,
escuchando los relatos sobre las gestas de este primo, el primer hombre que
cruzó los polos norte y sur utilizando solo medios de transporte de superficie
o que, ya cumplida la edad de jubilación, hizo cima en el Everest.
El programa que los
reúne cuestiona si Joseph comparte la madera de explorador de su familiar. Este
último le entrena, desde la arribada a la mediterránea Alejandría, para
conducir un todoterreno entre las tormentas del desierto o enfrentarse a
serpientes y arañas. Le enseña a mantener la calma cuando ambos reptan por una
claustrofóbica tumba recién descubierta en Al Minya, nunca antes filmada. Ese
es uno de los regalos de la ruta que recogen las cámaras de National Geographic,
junto al interior de la Gran Pirámide de Giza, en la que ambos pernoctan.
En una de las noches
del desierto, los Fiennes rememoran la historia familiar. Está su árbol
genealógico, que ha conseguido trazar 41 generaciones y, sobre todo, el pasado
militar que tiene en el padre de sir Ran, un héroe de la Segunda Mundial
fallecido sólo cuatro meses después del nacimiento del hijo. El aristócrata
(heredó una baronía de su progenitor), y emparentado de forma lejana con la
familia real inglesa, explica durante la entrevista que siempre tuvo que
buscarse la vida por sí mismo. Hoy tiene un currículo impresionante, sí, que
incluye haber circunnavegado el mundo a lo largo de su eje polar o cruzado a
pie la Antártida, o el "fracaso" de no haber culminado en el ejército
británico una carrera que emulara la de su padre. Cuando abandonó sus filas
(antes estuvo también al servició del sultán de Omán) decidió volcar en el
mundo civil la experiencia adquirida en desafíos físicos y que sólo podía
financiar con el apoyo de patrocinadores. "Para conseguirlos, necesitas
una cobertura mediática de las expediciones", alerta.
Además de
aventurero, es escritor (lleva una veintena de libros de ficción y no ficción)
y sufraga con conferencias el sustento del gran explorador, que ha dedicado los
réditos de sus aventuras a ONG, en especial la Marie Curie de lucha contra las
enfermedades terminales. Ya lleva recaudados 18,5 millones de libras, que serán
más si logra culminar su próximo proyecto: cruzar a pie las 5 millas que separan
Robben Island (la isla que alojó la cárcel de Nelson Mandela) y Ciudad del
Cabo, a lo largo del lecho marino y sin medios de propulsión.
Lo cuenta recién
llegado de la expedición por Egipto y satisfecho porque Joe ha hecho justicia
al ADN aventurero de los Fiennes. "Cualquiera que vea la serie",
resume su joven primo, "la conectará con algún pariente al que admira,
porque estoy seguro de que, al igual que la nuestra, cada familia tiene su
propio Indiana Jones".
https://elpais.com/cultura/2019/04/03/television/1554289125_339386.html
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