Sábado 7 de
septiembre, 20.00hs, dentro de la Temporada de Conciertos del Coliseo.
Repertorio y artistas españoles. (Exquisita e inteligente) retransmisión de
Sintonía Media para el Teatro de La Zarzuela.
El concierto estará
presidido por el ministro de Cultura y Deporte, José Guirao, en una gala
dirigida por el Maestro Óliver Díaz al frente de la orquesta titular del Teatro
de la Zarzuela, la Orquesta de la Comunidad de Madrid.
Como glosa la
información del propio Teatro,
“Hace
ahora casi un año, el 6 de octubre de 2018, el mundo de la cultura amanecía con
la triste noticia del fallecimiento en Barcelona de Montserrat Caballé, sin
lugar a dudas una de las grandes figuras de la lírica internacional de todos
los tiempos. Dueña de una voz y una responsabilidad artística fuera de lo
común, mujer humana y carismática, afable donde las haya y maestra e
inspiración irremplazable para varias generaciones de extraordinarios
cantantes, dejaba así un vacío imposible de salvar.
Los intérpretes, que participaron de forma desinteresada en el
concierto, son algunas de las voces más destacadas de nuestra lírica y todos
ellos, siguiendo los pasos de Caballé, embajadores de la música española en el
mundo”.
MONTSERRAT CABALLÉ Y EL TEATRO DE LA ZARZUELA EN NÚMEROS
Colaboró con el
Teatro de la Zarzuela en 29 ocasiones a lo largo de casi 30 años; de 1964 a
1992. Cantó en 24 títulos líricos y en 5 conciertos. Y actuó en 91 ocasiones,
entre títulos líricos y conciertos (cuatro de ellas en producciones de La
Zarzuela programadas fuera de Madrid: una en Gantes y tres en Sevilla).
PROGRAMA
PRIMERA PARTE
El acto dio comienzo
con unas palabras referidas a la querida y recordada soprano catalana, por
parte del director del Teatro de La Zarzuela, Daniel Bianco igual que había
hecho en la rueda de prensa, acompasada y tranquila, el día anterior, con la
presencia del director musical, Oliver Díaz y la directora del INAEM, Amaya de
Miguel, a sugerencia del Ministro Cultura en funciones.
En el homenaje
estuvo presente la familia de la artista, a la que se le dedicará un palco en
el coliseo madrileño, igual que a Plácido Domingo y Terensa Berganza, que ya cuentan
con uno.
Un escenario sobrio,
con una foto de una Montserrat Caballé sonriente, una de sus características de
personalidad, al fondo y una butaca del teatro donde cada participante en el
acto iba depositando una rosa blanca en recuerdo a la soprano.
A continuación
comenzó la Gala con el Preludio de La Torre del Oro
Gerónimo Giménez
(1852-1923). La orquesta bajo la dirección del maestro Díaz tuvo sus momentos,
algunos más brillantes que otros. En todo caso, el director estableció un
excelente vínculo de concertación con cada uno de los cantantes, que solo
ofrecieron romanzas y actuaciones individuales por razón de tiempo y de
ensayos.
MARINA MONZÓ ofreció
la Polonesa: «Me llaman la primorosa» de El barbero de Sevilla, con la que se
lució sin fisuras. De G. Giménez y Manuel Nieto (1844-1915) Libreto de
Guillermo Perrín y Vico y Miguel de Palacios.
AIRAM HERNÁNDEZ
defendió muy bien una partitura que le escuchamos muchísimas veces a Plácido
Domingo, el tenor ahora cuestionado por su comportamiento privado con
compañeras de actuación. Consultado sobre el tema en la rueda de prensa del
viernes, Daniel Bianco expresó que respetaba las denuncias pero que se atenía a
una máxima jurídica habitual, la de la presunción de inocencia. Domingo cantó
en muchas ocasiones también con la diva y en el propio teatro madrileño. La Romanza
«¡No puede ser! Esa mujer es buena» de La tabernera del puerto P. Sorozábal
Libreto de Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw, dejó en buen lugar al tenor.
VIRGINIA TOLA,
elegante, con un vestido con el cuerpo bordado, cantó con soltura: «Como nací
en la calle de la Paloma» de El barberillo de Lavapiés Francisco Asenjo
Barbieri (1823-1894) Libreto de Luis Mariano de Larra.
MARIOLA CANTARERO
fue de las más aplaudidas de la velada, con la Romanza: «Yo quiero a un hombre
con toda el alma» de El cabo primero Manuel Fernández Caballero (1835-1906)
Libreto de Carlos Arniches y Celso Lucio.
ANDEKA GORROTXATEGI
puso uno de los dos toques vascos, en euskera de la función, con la sentida y
potente«Mirentxu, barka nazazu» de Mirentxu
Jesús Guridi
(1886-1961) Libreto de Jesús María de Arozamena y Alfredo Echave. Andeka tiene
un chorro de voz, como siempre.
MARÍA BAYO, vestido
rojo y marcando un cintura muy conservada, evocó los sones y ritmos caribeños con «¡Sí, yo soy Cecilia
Valdés!» de Cecilia Valdés
Gonzalo Roig
(1890-1970). Libreto de Agustín Rodríguez y José Sánchez-Arcilla. La desarrolló
con gusto y estilo en una actuación muy bonita.
CELSO ALBELO, ya es
un valor internacional de la marca España y seguro que corrió para llegar a
tiempo a la actuación porque gira de una parte a otra del planeta. Como es
habitual, su «Mujer de los negros ojos» de El huésped del Sevillano, de Jacinto
Guerrero (1895-1951) Libreto de Juan Ignacio Luca de Tena y Enrique Reoyo,
venció y convenció sin lugar a dudas.
SABINA PUÉRTOLAS,
siguió la estela de su compañero anterior con otra canción en euskera, tierna,
dulce y afinada, la romanza: «Goizeko eguzki argiak» de Mirentxu, de J. Guridi.
Con libreto de J. Mª de Arozamena y A. Echave
CARLOS CHAUSSON
conquistó a un público entregado con su estilo, que recuerda al escénico de
Arturo Fernández. Hizo honor a su apellido de origen francés, con una buena
dicción española y francesa, una voz maravillosamente conservada, moreno y
vestido a la perfección. Recibió una ovación, muy merecida. “Es un dandy…comme
il faut”, como él mismo se definió en el
vals: «Caballero de
Gracia me llaman» de La Gran Vía. De Federico Chueca (1846-1908) y Joaquín
Valverde (1846-1910). Libro de Felipe Pérez y González.
Para los que tuvimos
la precaución de volver a las retransmisiones la mañana siguiente del
concierto, muchas, que emitieron la Gala, (en directo a través de Facebook, YouTube la página web del Teatro y
Radio Clásica), en el intervalo, Juan Marchán Burriel, aportó un plus
inesperado. Periodista responsable de prensa del Teatro, se le iluminaba el
rostro entrevistando a algunos de los cantantes. En un modo distendido y ágil,
nada acartonado, fresco, fueron pasando varios de ellos para recordar a la
Caballé, que definieron como un referente para la historia de la lírica
española e internacional.
Allí estuvieron con
Marchán, María Bayo, Mariola Cantarero, Sabina Puértolas, que expresó que la
conoció con el primer vinilo que tuvo, junto a Pilar Lorengar y otra gloria, la
también soprano Victoria de los Ángeles. También fue entrevistado Carlos
Chausson, que cantó con ella varias veces y recordó especialmente el Julio
César que hizo con Caballé en el rol de Cleopatra, en la Salle Pleyel de París.
Celso Albelo extendió los halagos en su intervención, al igual que Yolanda Auyanet, que cantaría después y Nancy Fabiola Herrera, que recordó que la primera vez que la vio actuar fue en un Andrea Chénier con Josep Carreras.
SEGUNDA PARTE
Dio comienzo con DAVID
MENÉNDEZ con la romanza: «Luche la fe por el triunfo» de Luisa Fernanda, de F.
Moreno Torroba Libreto de F. Romero y G. Fernández-Shaw. Suelto y expresivo.
MAITE BEAUMONT
continuó con el Tiempo de zapateado: «La tarántula é un bicho mu malo» de La
Tempranica, de G. Giménez y libreto de de Julián Romea
JOSÉ LUIS SOLA
estuvo esta vez muy acertado con «Por el
humo se sabe» de Doña Francisquita Amadeo Vives (1871-1932) Libreto de F.
Romero y G. Fernández-Shaw.
PILAR JURADO,
también compositora, con un vestido rojo muy sugerente, se explayó con el vals:
«No sé qué siento aquí» de Château Margaux. De M. Fernández Caballero y libreto
de José Jackson Veyán.
JOSÉ BROS, fue muy vitoreado con su «De este apacible
rincón de Madrid» de Luisa Fernanda, de F. Moreno Torroba. Libreto de F. Romero
y G. Fernández-Shaw. Siempre es una apuesta segura Bros.
NANCY FABIOLA HERRERA
con la Canción: «Sierras de Granada» de La Tempranica de G. Giménez y Libreto
de J. Romea, lució un vestido con capa roa y fue muy recompensada por el
público. Ella siempre está “de Lope”, como decían en el Siglo de Oro español.
RUBÉN AMORETTI,
vestido y maquillado como para una representación, atildado y fino, dejó su «¡Cual
rayo que aniquila…!» de María del Pilar de
G. Giménez, con libreto
de Francisco Flores García y Gabriel Briones.
YOLANDA AUYANET,
dijo y cantó muy bien, enfundada en un traje muy chic negro con mantó. Su voz
sonó dulce y acertada en «Pensando en el que la quiere» de El carro del Sol de José
Serrano (1873-1941) con libreto de Maximiliano Thous.
ISMAEL JORDI siempre
conquista y está teniendo una carrera brillante en todas partes, pero le quedan
muchísimas noches de éxito, muchas. Sonó muy ajustada su «¡Adiós Granada, Granada
mía!» de Los emigrantes, Tomás Barrera (1870-1938) y Rafael Calleja (1870-1938)
.Libreto de Pablo Cases.
AINHOA ARTETA,
desenvuelta y cálida como suele, lució mantón de Manila, que lució arropando el
podio del director y cantó la canción:
«De España vengo» de El niño judío Pablo Luna (1879-1942). Libreto de Antonio
Paso y Enrique García Álvarez. Todo un clásico. Arteta forma parte siempre del
panorama de las galas benéficas o humanitarias. Y esta, que según Daniel Bianco
contó también con la colaboración de la SGAE (Sociedad General de Autores), lo
merecía todo.
NURIA ESPERT cerró
el homenaje a Montserrat Caballé, haciendo referencia a su amistad con la
soprano y a Terenci Moix, el talentoso y divertido escritor catalán, ya
fallecido, que las presentó y facilitó su frecuentación. Terminó, muy
emocionada, como la familia de la cantante desde su palco, con el recitado de
“Todas las mañanitas” de Don Gil de Alcalá, las únicas palabras que leyó.
Como han hecho todos
los organizadores y participantes en la Gala Homenaje, es de necesidad que
incluya yo también mis propias vivencias y recuerdos de Caballé. La vi cantar
en muchas ocasiones en España y en Buenos Aires (siempre con un repertorio
enorme, variado, en varias lenguas, de Wagner a Bellini, sin escalas ni
subterfugios), en el Teatro Colón, casi seguro que en los mismos años en que
descubríamos en el Teatro San Martín, a Nuria Espert, componiendo una Yerma
atlética y zigzagueante de Federico García Lorca, dirigida por Jorge Lavelli.
Recuerdo con claridad
la función en el Colón, en la que Montserrat Caballé compuso una Manon,
embarazada a término de su hija Montsita (siempre lo cuento…), presente en el
homenaje en La Zarzuela y una ocasión en que, en el papel de Salomé, tuvo que
bailar, “bailar”, no solo cantar, la Danza de los siete velos de la ópera
homónima de Richard Strauss. Hubo apuestas. Que sí lo haría, que era
impensable, que qué barbaridad, con ese vestido de tules multicolores a gajos.
Lo hizo y lo consiguió. La Danza erótica y provocativa de la hijastra de
Herodes le quedó genial. Y llovieron torrentes de aplausos y vivas. Y
Motnserrat aquella vez, con ese desafío, hizo historia de nuevo.
Fueron épocas
gloriosas. Alguien diría que porque todos entonces, estábamos vivos o éramos jóvenes.
Algunos más que otros. La búsqueda del tiempo perdido Proustiano…Nuria, Caballé,
Lavelli, el Colón de Buenos Aires, la ópera, el teatro, forman el reticulado
denso y orgánico de mi propia historia personal. Sin ellos, mi vida hubiera
sido otra, claro, más complicada aún y más oscura. Gracias a todos ellos.
Ottimo, grande!
Alicia Perris
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