REBECA YANKE
Fachada de la Universidad
Pompeu Fabra, en Barcelona. JORDI SOTERAS
La Universidad Pompeu Fabra
de Barcelona aparece en el puesto 239 de la clasificación, seguida de 10
centros españoles más
La universidad española es
invisible para el mundo
El ojo ha de descender
hasta el puesto 239 para encontrar una universidad española en el Ránking de
Shanghai, una de las clasificaciones mundiales más reconocidas en lo que a
excelencia universitaria se refiere y cuyo total asciende a 500. Casi en la
mitad de la tabla se asienta la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona y le
siguen otros 10 centros españoles, algunos muy cerca de la cola, como la
Universidad del País Vasco (492) y la Universidad de Valencia (495). También se
pierde fuelle desde un ángulo más general pues, si en 2015 fueron 13 las
universidades españolas dentro de este ránking, en 2016 pasaron a ser 12 y,
ahora, son 11, al salir de la lista la Universidad Rovira i Virgili.
La realidad numérica dice
que, en 2016, la Universidad de Barcelona alcanzaba el puesto 175, la Autónoma
de Madrid el 202 y la Autónoma de Barcelona el 301. ¿Vamos de mal en peor?
Responde aludiendo a la "rigidez del sistema universitario español"
Federico Morán, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid y actual
director de la Fundación para el Conocimiento Madri+d. "Nuestras universidades
son generalistas y esto no favorece su inclusión en los ránking", señala
quien también fue Secretario General de Universidades entre 2012 y 2015.
"No estamos haciendo nada para cambiar las cosas así que estos datos no me
sorprenden porque, además, es muy difícil lograr cambios de un año a
otro", añade. Este Ránking Académico de las Universidades del Mundo (ARWU,
por sus siglas en inglés), que se publica desde 2003 y toma forma en la
Universidad Jiao Tong de Shanghai, mantiene en el primer puesto desde su inicio
a la misma universidad, la de Harvard. Es más, entre los 15 primeros centros
más prestigiosos, además de centros estadounidenses, sólo dos son de otra
nacionalidad: la Universidad de Cambridge y la Universidad de Oxford. "Los
indicadores en los que se fija este ránking responden a la excelencia, es
decir, al número de premios Nobel, por ejemplo, que una universidad tenga pero
esto no significa que tengamos malas universidades. Somos excelentes en algunas
áreas pero no tenemos universidades en su conjunto que cumplan los indicadores
que miden los ránking», prosigue Morán. Así se observa, de hecho, en el propio
Ránking Shanghai cuando este se desglosa por ramas de conocimiento. Entonces,
en Matemáticas, donde la número uno es la Universidad de Princeton, aparece, en
el puesto número 45, la Universidad de Sevilla. Morán confirma: "Muchas de
nuestras universidades, por áreas de conocimiento, están entre las 50 mejores
del mundo pero es verdad que no estamos haciendo los cambios adecuados para ir
a mejor". En el escenario europeo, destaca el Instituto de Tecnología de
Zürich, en Suiza, que se sitúa en el puesto 19, y también la entrada, en el
puesto 145, de la Universidad de Lisboa, en Portugal. Sobre este hecho, Moran
destaca precisamente la flexibilidad portuguesa que, 10 años atrás,
"permitió cambiar el sistema de gobierno de las universidades".
"Un ránking es una carrera, España puede mantenerse en la misma marca
pero, si otros mejoran, como es natural, se pierde la posición. Hay
universidades, como es el caso de la de Lisboa, que han desarrollado políticas
concretas de mejora en los ránking. Pero la norma general, en España, no
permite a las universidades contratar con libertad o hacer este tipo de
reformas".
http://www.elmundo.es/sociedad/2017/08/15/5992ce6de5fdea5d6b8b4595.html
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