miércoles, 25 de julio de 2018

UN ARTÍCULO QUE NUNCA DEBIÓ SER ESCRITO Y MENOS, PUBLICADO: "ESPEJO. VAMOS POR EL CAMINO DE ARGENTINA Y SI ALGUIEN NO LO REMEDIA PRONTO SEREMOS TAN CANÍBALES COMO LOS HIJOS DE PERÓN"

Es sorprendente que un escritor, premiado, condecorado con gestión pública español, profusamente publicado y reconocido, escriba un artículo como éste y se lo publique alguien.
Siempre le enseñe a mi hija que, "hay cosas que se pueden pensar, pero no se pueden decir...".
Insolidario, injusto, zafio, como si quien empuña la pluma como una escopeta de cañones recortados y dispara con ella, pero no tiene valor de pasar al acto físico.
Además, se ampara en el prestigio, este sí más cosmopolita del Nobel V.S.Naipaul, para retomar las diatribas contra Argentina, un país, que, a pesar de lo que él piense y escriba, alguna vez existió, existe y con grandeza. Como para que los Hijos de Perón (perdone, pero el presidente nunca tuvo "hijos" de ningún tipo y no hay que generalizar, además), le enviaran grano y provisiones a una España que comía mondas de patatas durante y después de su Guerra Civil. Y que todavía cojea de muchas incompetencias y desgarros entre sus propios pueblos y comunidades, a veces, llegando a la ferocidad.
Hasta donde se sabe, una lucha civil es una contienda "caníbal", como al escritor le gusta definir a los argentinos, que tienen solo 200 años de historia (mientras que España lleva mucho más y no siempre exultante, desde que la abandonaron los Romanos).
Puede que los argentinos no siempre lleguen a acuerdos razonables para su país, pero España hizo lo propio y fue mucho peor, porque exportó el modelo a todo un continente y más (a la antigua Flandes, por ejemplo, a Filipinas, a Guinea Ecuatorial).
Del patrón de conducta español vienen en gran parte las equivocaciones políticas, sociales y antropológicas de los argentinos. Probablemente el canibalismo se herede y resulte difícil corregirlo.
Espero que a El País, que rebeló este dislate protoliterario, informativo o lo que sea esto, le lluevan las críticas en las cartas a la directora, y que las publiquen, de verdad, para enjuagar esta vergüenza, escrita por un famoso escritor de una nación que todavía tiene enterrado a un golpista dictador en El Valle de los Caídos y al poeta Federico García lorca, desaparecido en una cuneta.

Alicia Perris


FÉLIX DE AZÚA

Cruce de calles en el centro de Buenos Aires. MARCOS BRINDICCI REUTERS

Fuera bueno en estas vacaciones emplear el ocio para mejorar el negocio. Hay libros que ayudan a elegir ese camino de espinas.
El primer premio Nobel del siglo XXI tiene dos nombres, el más común es el de V. S. Naipaul, pero sus aduladores le llaman sir Vidia porque, nacido en isla Trinidad, nunca olvida que es un producto colonial. A un ufano García Márquez que quiso compartir el orgullo de dos caribeños con el Nobel le respondió sir Vidia: “No, García, se equivoca, yo soy un súbdito de Su Majestad”.

Sir Vidia habla un español perfecto. Vivió años en Argentina y sobre ese país ha escrito páginas memorables. Siempre quiso ser el Diablo Cojuelo de las naciones fatuas. Ha levantado techos africanos, hindúes, latinoamericanos o yanquis con una agudeza despiadada. Acaba de publicarse un gran conjunto de reportajes bajo el título de El escritor y el mundo (Debate), donde Naipaul despelleja tres continentes. Su especialidad son las naciones fracasadas, como es el caso de Argentina, a la que dedica más de cien páginas en las que no sobra una coma. Esa nación inexistente donde pelean tenazmente los argentinos por ver si al fin se la quedan unos, matan a los otros, y comienzan a levantar un país que hasta ahora solo ha servido para asesinarse mutuamente.
Supongo que esta historia les suena. Vamos por el camino de Argentina y si alguien no lo remedia pronto seremos tan caníbales como los hijos de Perón. Razón por la cual les decía al comienzo que hay lecturas capaces de mejorar nuestro juicio acerca de nosotros mismos. A la vista del fracaso de Argentina para ser un país habitable, quizás nos percatemos de que las simplezas ideológicas y la guerra al talento, al trabajo, a la tenacidad, nos pueden convertir en una parodia del Cono Sur.

https://elpais.com/elpais/2018/07/23/opinion/1532335751_181883.html

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