EL MICRÓFONO DE ALICIA PERRIS – Simone Veil nació el 13 de julio de
1927 en Niza, Alpes Marítimos, con el nombre de Simone Annie Jacob, hija de un
arquitecto judío. En marzo de 1944 fue deportada, junto a su familia, al campo
de concentración nazi de Auschwitz, donde permaneció hasta su liberación el 27
de enero de 1945. Ella y sus dos hermanas, Milou y Denise (una resistente que
fue deportada a Ravensbrück), fueron los únicos supervivientes de su familia.
Su madre murió de tifus en Auschwitz, y su hermano y padre fueron asesinados en
Lituania.
En el 2005 se conmemoró el 60º aniversario de la liberación del
campo de concentración nazi de Auschwitz-Birkenau. En este acto, Veil realizó
un discurso de homenaje a las víctimas y de denuncia de los horrores de la
guerra. Era la primera vez que volvía después de su liberación. Aquel mismo año
fue galardonada con el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional
por la defensa de la libertad, la dignidad de la persona, de los derechos
humanos, la justicia, la solidaridad y el papel de la mujer en la sociedad
moderna. En 2008 ganó el Premio Carlos V, otorgado por la Fundación Academia
Europea de Yuste en honor a «sus reconocidos méritos en la lucha por el avance
de la igualdad de las mujeres» y muchos otros reconocimientos y condecoraciones
internacionales. Se preocupó también por la situación de los prisioneros árabes
de la guerra por la descolonización de Argelia, maltratados y ajusticiados en
ocasiones por el gobierno francés, entre otros muchos asuntos humanitarios de
los que formó parte activa, sin importarle las críticas ni los riesgos para su
propia vida o su carrera política.
Entre 1974 y 1979 también fue ministra de Salud, Seguridad Social y
Familia en los gobiernos de los primeros ministros Jacques Chirac y Raymond
Barre, donde toma abiertamente partido por los derechos a decidir sobre la
maternidad de las mujeres, por lo que fue muy criticada tanto por las
jerarquías católicas como por las judías.
Un año después de su muerte (1 de julio, 2018), acompañada por la
Marsellesa cantada por Barbara Hendricks, entra a formar parte junto a su
esposo, de las personas ilustres de Francia que descansan en el Panteón,
símbolo laico por excelencia de la Nación francesa.
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