miércoles, 16 de abril de 2014

ALFREDO GARCIA, BARÍTONO, EN UNA ENTREVISTA ACTUALIZADA (PRIMAVERA DE 2014)



¿Qué cosas pasaron, cómo transcurrió para ti este tiempo entre la anterior entrevista  que hicimos y ésta, en lo personal, en lo profesional especialmente?
Parece que todo lo que dijimos en la anterior entrevista tomó vuelo por sí mismo. Se interesó por ella Opera World que la publicó. También recibí muchos comentarios en los que parecía que el ambiente de café y preverano en que la habíamos realizado se dejó caer más allá de lo musical. En poco tiempo me llamaron de Radio Clásica para hacerme otra entrevista, en el programa La Dársena que se emite por las mañanas y  la revista Ritmo me hizo otra más recientemente.
En lo profesional grabé un CD con la ORCAM y el maestro Encinar, canté Il Segreto di Susanna en el Auditorio Nacional,  tuve la oportunidad de cantar en Los Angeles con Los Angeles Philharmonic, en Toronto  y en Colombia y en el medio pude hacer un Mesías de Händel, un recital de Schubert y me dio tiempo a hacer otra actuación con la BBC Philharmonic. Así que tuve un periodo bastante entretenido y viajero.

¿Qué experiencias como cantante has tenido en España y en el extranjero? l
Ha sido un privilegio para mi representar a la música española en varias ocasiones en muy diversos países, aunque viví de un modo algo más relevante cuando en la ciudad de Viena se programó la zarzuela "El Barberillo de Lavapiés" en la Wiener Kammeroper  y después de unas audiciones que se prolongaron tanto en España como en la propia Viena, fui seleccionado para el rol protagonista.
Pero algo aparentemente tan cotidiano como es la representación de una obra en un teatro, tenía una lectura que aún hoy me sigue pareciendo que tiene un valor  histórico para nuestra música. Y es que se trataba de la primera zarzuela que se interpretaba íntegramente en español y además en la misma ciudad en la que se perdía Schubert paseando, en la que Beethoven se cambió de casa tantas veces. La ciudad en la que desarrollaron parte de sus vidas Mozart, Haydn, Wagner y  Mahler y en la que se alzó el dodecafonismo de Schönberg . Una pequeña ciudad sin la cual, no podríamos entendernos tal y como somos en lo musical.  
El mismo lugar en donde nuestra música y un género como la zarzuela había estado ausente de esa historia, invisible y silenciada.
Así que cuando estrenamos, con unos compañeros magníficos, todos nos sentimos emocionados por el honor de representar a nuestro país en una ocasión que se había hecho esperar lustros. Es una batalla que ganamos, aún inacabada y que deseo que otros continúen escribiendo con el mejor de los resultados.
 
¿Cómo transcurrió el concierto en el Auditorio Nacional con los compañeros cantantes, los músicos
Fue un trabajo intenso y entregado por parte de todos y realizado en un tiempo muy breve. Ya en anteriores ocasiones habíamos tenido la oportunidad de colaborar , así que de algún modo se trató de un reencuentro en el que intentamos decirnos cosas nuevas  través de la música y creo que finalmente lo conseguimos.
Tuvimos un ambiente muy amistoso en el que además pudimos compartir conocimientos, bromas y hasta alguna cerveza al final de los ensayos.
Una de las óperas que pusimos en marcha, El Segreto di Susanna de Wolf-Ferrari es una obra poco conocida a pesar de que tiene unas frases que no puedes sino llevártelas  puestas después de cantarlas y como las buenas cosas, te dejan un rastro, una huella que puede acompañarte siempre en lo musical.
El argumento es bien sencillo, una pareja que acaba de iniciar su vida de casados comienza a vivir escenas de celos. Ella fuma sin que lo sepa el marido, y éste al percibir el perfume del tabaco en su casa lo atribuye a un amante  con el que se ha enredado su mujer, sin caer en que ella es quien pisando la modernidad de lo que será el siglo XX, reclama espacios de libertad a través del acto de fumar, en tiempos en que estos gestos solo se esperaban de los hombres. Todo aderezado de un tono de comedia que no debería hacernos olvidar  que hay muchas partes del mundo en el que estas historias siguen sucediéndose. La libertad de una parte de nosotros no termina de completarnos si no es extensible a quienes caminan a nuestro lado. Formar parte de este recorrido en el que construimos nuestra ética y hacerlo cantando es un modo de felicidad que llena plenamente.

¿Para cuándo un cambio de repertorio, Alfredo? Sé que tienes preparado unos próximos Beethoven y Mozart? ¿Para cuándo la ópera italiana, francesa? Los papeles legendarios de Verdi, de Puccini?
En breve me espera un recital con canciones de Beethoven organizado por la Comunidad de Madrid. Se trata de las Folksongs inspiradas en temas populares Irlandeses y escoceses pasados por la mano de Beethoven y volcados  para piano, violín, cello y voz con el resultado que consiguen los grandes chefs, transformando melodías sencillas en algo tan grande como el tamaño de su genio. Apenas se han hecho en nuestro país y para mi es una nueva oportunidad de prestar mi voz a lo que imaginó musicalmente una de las mentes más luminosas. También Mozart me espera en el 2015 con el Réquiem que es una obra capaz de conmoverte en los  cimientos más profundos, de hacerte perder el pie ante tanta belleza. Y aunque tengo otros muchos conciertos por delante, estoy deseando encontrarme especialmente con Verdi, que estoy seguro me espera a la vuelta de la esquina.


¿Te sientes cómodo cantando lieder? ¿Cuáles son sus posibilidades?
Creo que las posibilidades dependen generalmente de la voluntad del propio intérprete, ya que hay  lieder para todo tipo de voces, desde las más livianas hasta las más densas y voluminosas. Lo esencial es que la necesidad de expresarse a través de ese género debe sentirse como un ímpetu. Es algo que a mí me alcanza en ocasiones y le doy salida en recitales. Supone también no renunciar a un lado de la música repleto de obras espléndidas.

¿Te gustaría componer? Antes de que yo me imaginase a mi mismo como cantante y de que algunas de mis maestros alentasen el desarrollo de lo que ellos consideraban una voz extraordinariamente bien dotada, mi pasión estaba volcada en la composición. Aún hoy me sigue pareciendo algo lleno de fascinación. Pero la voz tiene algo de caudaloso que arrastra con todo lo que se encuentra en el horizonte. Yo lo viví como un tsunami personal y de alguna manera la voz se me llevó por delante. Todavía hoy sigo nadando en esa corriente y me encuentro muy bien en ella.
Supongo que en esta baraja vital en la que estamos inmersos uno está construido finalmente de decisiones, de momentos en los que hemos elegido  ser nosotros mismos en una versión que tal vez no hubiésemos imaginado pero en la que son posibles muchos desarrollos, como en los relatos escritos. En mi caso desembocó en el canto, creo que afortunadamente.

¿Con qué idioma te identificas mejor para cantar y para hablar, aparte del español?
Yo me acercaría a cualquier obra que despertase en mí una emoción sincera para interpretarla. El canto debe tener algo de sanguíneo y  pasional y un idioma ajeno debería suponer un sobreesfuerzo abordable.
Más allá de esto, el italiano por sonoridad, cercanía con el español y por las obras tan extraordinarias que nos han dejado tantos  grandes compositores, es el que siento casi como propio. El alemán, y después de haber estudiado más de seis años en Viena, me resulta tremendamente familiar, no solo se trata de la lengua en la que estudié durante un largo tiempo, sino  del idioma con el que tuve mis vivencias personales y cotidianas en aquella época y eso es algo que inevitablemente imprime una cierta naturaleza.

¿Cómo ves la situación en nuestro país y en general en el mundo desde el punto de vista económico, social, político?
Parece que en todas las fechas de la historia se escuchó hablar y quedó escrito cómo sus protagonistas tenían un sentimiento de excepcionalidad sobre el sufrimiento que les había distinguido en su paso por el mundo. Debe ser una constante de todas las generaciones sentirse más agraviado que el resto de los que han venido antes y de los que están en la cola del tiempo y por llegar.
A nosotros creo que nos ha tocado el turno de sentirnos vacíos de valores, impactados por la facilidad que tiene la falta de honestidad para convivir en el tejido social, y no es algo propio de la política, sino  que alcanza todos los ámbitos. Las personas en gran medida nos estamos tratando a nosotros mismos como una marca. La tecnología, de la que yo soy un intenso usuario, nos ha dado el regalo de acortar las distancias, de casi tocar a la familia cuando estás en un aeropuerto al otro lado de la curvatura del mundo, y también nos ha sumergido en un inmenso océano sin libro de instrucciones, en el que no sabemos muy bien cómo debemos mostrarnos y relacionarnos. Así que posamos en las fotos como actores, buscamos el mejor ángulo para nuestra imagen, la frase más impactante para que tome vuelo a través del océano de  internet y rodo esto sucede en un universo inmediato, pero también nos ha despertado un hambre de sinceridad, un hastío por la difusión a gran escala y creo que un ansia de autenticidad, un amor por lo primigenio.
La música no es ajena a esta vorágine en la que conviven concursos de talentos fugaces que se forman en pocas semanas y en que el impacto y el espectáculo entendido como urgencia televisiva parece llevarse por delante, como si de un atropello se tratase,el trabajo de años que realizan los músicos profesionales en los conservatorios y que después continúa de por vida hasta su final.
Escuchar un poco de verdad entre tanto ruido, a través de tantos luminosos y escaparates de cartón no es fácil, es un ejercicio de agudeza,  pero como siempre ha sido, esa verdad nos está esperando para encontrarse con todos.
  
 ¿Cómo influyen estas circunstancias en el mundo del canto, en ser cantante?
No hay una actividad que no se alimente de los valores éticos de la sociedad en que le ha correspondido desarrollarse. El canto, la música, las artes pueden tener  una gran sensibilidad para impregnarse de esta atmósfera y en ocasiones puede desorientar a quienes participan de ella, pero también el arte y la cultura tienen una voz fibrosa que habla en nombre de todos y que puede ser luminosa y plena de coraje, que nos recuerda de qué estamos hechos y lo que somos.
Quiero pensar que ese modo de decir de las artes, de quienes estamos inmersos en ellas, es un caudal de sonido constante, una memoria sólida que nos preserva y nos llena de futuro y que en estos momentos es capaz de denunciar la trivialización y la nadería a la que algunos se empeñan en abocarnos.

¿Qué opinas de cómo se ha sobredimensionado la puesta en escena en el mundo de la ópera, de la posible tiranía de los directores de escena, frente al segundo plano que muchas veces en los montajes actuales se relega a las voces?
No creo que haya muchas cosas más complicadas que un montaje de ópera, una vez que está todo cocinado el resultado parece ofrecerse en una unidad al público, sin embargo ha sido el resultado de la colaboración de artes muy diferentes que  deciden fusionarse para crear por un breve espacio de tiempo el espectáculo de la ópera.
Detrás de esa imagen que a veces se muestra tan sólida, se han tenido que poner en común acuerdo las ideas de diversos creadores, de artistas con maneras y sensibilidades diversas para entender  la radiografía de una historia, su modo de narrarla. En ocasiones y en el trayecto que conduce hasta el estreno puede producirse mucho ruido, gritos, roces, desencuentros. El tiempo también sitúa en una posición algo más privilegiada a una parte de esos artistas en un equilibrio que no es inamovible y que como las mareas responde a las tensiones gravitatorias de tanto esfuerzo creativo. Pero si los artistas, con todas nuestras fragilidades, vanidades y grandezas, somos capaces de entendernos para que el telón se levante el día de la función, es difícil comprender cómo todavía coexisten con nosotros los conflictos armados, las guerras, los exterminios. Alguien debería decirles a los chicos de la ONU que monten un taller de ópera como ensayo para arreglar el mundo.

Montserrat Caballé dijo una vez en una entrevista que “cantaba hasta con el útero? ¿Con qué cantas tú, Alfredo?
Yo procuro cantar con todo aquello de lo que estoy hecho y sin concesiones, sin tiempo para ser otra cosa que no forme parte de mi naturaleza y con la pasión que tengo por la vida, que es densa y ramificada y con el sentido del humor que tanto me ayuda a disipar los días que vienen mal encarados. Me recuerdo constantemente la promesa de ser sincero y mostrarme veraz y a darlo todo, que es el modo de no quedarse sin nada..Y desde luego si tuviese útero, lo añadiría a este gazpacho.
 
Ya sé que es todo muy reservado, pero podrías hablar de tus técnicas de canto, de tu estudio para conseguir desempeñar bien un papel desde lo vocal y desde lo interpretativo también?
Todo lo que atraviesa nuestra voz para ser cantado tiene un contexto, una escritura y una historia en la que siempre es aconsejable sumergirse, estirar lo que conocemos de una obra tiene siempre un resultado generoso en la interpretación porque nos amplía y ensancha como artistas en aquello que queremos decir, nos construye y nos  da la capacidad de preguntar a la propia obra sobre qué podemos contar de ella.
La naturaleza de un intérprete debe constituirse  más en la búsqueda que el hallazgo; la esencia de un cantante es la reflexión y el pensamiento crítico y por lo tanto el estudio es una constante sin fin. He tenido la suerte de contar a mi lado siempre con artistas inteligentes y generosos que han compartido conmigo parte de su talento y sin los cuales yo sería otro. Y siempre estoy atento al trabajo que hago con otros músicos, directores y compañeros que tanto me aportan a veces sin que ellos mismos lo sepan.

En este ámbito hay que seguir estudiando toda la vida?
Casi te diría que en la otra también. Recuerdo una frase de Goya que con sesenta años y en una época en que esa edad no era una prolongación de la madurez, sino un estadio de la vejez, decía "aún aprendo". No podría expresarse  de un modo más breve e intenso.
¿Cuáles son tus referencias en el mundo del barítono?
¿Se da suficiente espacio a las voces españolas en el teatro de ópera o zarzuela actuales aquí y fuera de nuestro país?
Todos los grandes barítonos me han aportado el placer de escuchar cómo se enfrentaban cada uno de ellos a la verdad de su interpretación, también me han ofrecido lecciones llenas de hondura. El arte nunca defrauda el hambre de aprendizaje con el que hay que acercarse a la música. Sin embrago tengo una especial amistad sonora con Renato Bruson, por la franqueza y sinceridad en su modo de cantar, por la redondez  de su voz que se me antoja geométrica y planetaria.
Bastianini tiene algo de corsario abordando las obras como si se tratasen de un barco a la deriva, con un ímpetu y una energía solida y adolescente.
Dieskau canta disipando todas las durezas, todo en él es terciopelo y promesas, puedo escucharlo en cualquier época.
Y tengo que hablar de Plácido Domingo que es como una central nuclear sin residuos y  que no necesita de las palabras.
 
¿En qué teatros españoles o internacionales te gustaría cantar?

Siempre me siento impresionado por aquellos lugares que ocuparon artistas de sombras gigantescas y alargadas del pasado. Aun recuerdo cuando pisé junto a un elenco de compañeros, todos españoles, el escenario del Lincoln Center con la New York Philarmonic Orchestra, creo que se podría entender si hablamos de tocar un cuadro de Velázquez con la yema de los dedos y llevarse algo de los dibujos en el gesto.

Y en ese horizonte sería feliz en el Metropolitan o en la Scala de Milán, aunque es injusto no mencionar que el teatro más importante de todos es en el que me encuentro en cada momento de mis actuaciones junto a su público. No hay un espacio al que debamos prestarle nuestra mayor entrega y respeto que el lugar que hace de funda y armario de nuestra voz en esos breves instantes.

Planes para un medio largo plazo en el canto?
Tener una cita con Verdi sobre el escenario, que además tenía una voz natural de barítono y que viste la voz como un sastre.
  
¿Te gustaría escribir de tus experiencias o ensayo o novela?
Cualquier vida bien contada siempre tiene interés en lo humano, en realidad las cosas que nos suelen emocionar, las que conectan con lo más íntimo suelen ser las que encontramos cercanas y hablan el mismo idioma en el que se desenvuelven nuestras vidas. Así que si cualquiera con un poco de gracia literaria se pusiese a extender las costuras de sus vivencias escribiendo, el mundo sería una inmensa biblioteca. Tal vez algún día me dé el arrebato de colocar allí algunas palabras. 
 
 ¿Cuáles son tus aficiones
 cuando no cantas?
Me apasiona la astronomía, las dimensiones del universo, lo inabarcable del cosmos, todo lo que la ciencia nos dice de como es ésta maquinaria enigmática de la que  somos piezas ínfimas y en la que nos sentimos a pesar de todo, esenciales
También la  literatura y el teatro llenan las esquinas de mi vida. Leer es una aventura que nos humaniza y nos prolonga.
Y el tango con su decir trágico y desgarrado de las cosas,  procuro no ponerlo demasiado lejos, escuchándolo con frecuencia y el alguna ocasión bailándolo.
Y como a todo el mundo me gusta la charla con buenos tertulianos, a ser posible en una terraza animada por un buen café o una cerveza de tarde, el reencuentro con los amigos, un buen cine y el mar, que es de esas cosas que puedo mirar sin preguntas. 

¿Qué papel tiene la vida emocional en un cantante?
Las emociones son la estructura sobre la que descansa la arquitectura psicológica de un artista, es el motor con el que traducimos el mundo. Una interpretación amplia y honda debe estar teñida de las vivencias y emociones que como un inventario de la vida, hemos ido recogiendo a lo largo del tiempo. Lo fundamental es que ese recorrido no nos rompa, no nos quiebre la capacidad de decir. Una de las cosas más valiosas es la estabilidad y la tranquilidad emocional. Se puede cantar en un carrousel pero entonces la posibilidad de caer es más que real.
 ¿Crees que al margen de tu profesión la voz es uno de los instrumentos que tiene las personas para ser humanos, para comunicarse?
La voz no es único vehículo para integrarnos en el mundo pero si uno de los que tiene efectos más intensos. A través de la voz es como nos suele llegar el reconocimiento, el afecto, el rechazo, las promesas, las mejores y las más terribles noticias. La voz tiene un componente emocional que sin saber muy bien cómo, muestra sin traducciones lo más íntimo de nuestro modo de sentir. 
¿Qué papel tiene los silencios en un cantante?
El silencio es el big-bang del sonido, un lugar donde todo es posible, lleno de incertidumbre en el que habita el comienzo de las cosas y la esperanza.
 
¿Hay alguna cosa más que quisieras agregar?
Tal vez que la música nos habla sobre nosotros mismos de un modo inmediato y en un lenguaje que tan solo el sonido posee. Sin esa escucha, nos sentimos rotos, incompletos y desorientados. Todos estamos invitados a completar esta geografía.

Alicia Perris

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