EL VATICANO ACOGE UNA INSÓLITA MUESTRA DE LOS TESOROS RELACIONADOS CON LAS
ESCRITURAS DE UNA FUNDACIÓN DE EE UU
PABLO ORDAZ Roma
El Papiro Bodmer XIV-XV, el
texto más antiguo que recoge el Nuevo Testamento.
PABLO ORDAZ Roma
La joya indudable es el Papiro Bodmer XIV-XV, el
texto más antiguo del Nuevo Testamento, escrito a comienzos del siglo III, pero
es posible que a algunos de los que se acerquen a la exposición Verbum
Domini II –abierta hasta el 22 de junio en el Brazo de
Carlo Magno, las galerías situadas bajo la columnata de la plaza de San
Pedro—les pueda llamar más la atención la Biblia Lunar, un chip de cuatro
centímetros cuadrados que el astronauta Edgar Mitchell llevó en 1971 a la Luna
durante la misión Apollo 14. El viaje de la Biblia de un
extremo a otro del tiempo y el espacio –de los confines del pasado a los del
universo—marca el sentido de una exposición promovida por la Green Collection,
una fundación protestante de Estados Unidos, y patrocinada por el Vaticano a
través de la Biblioteca Apostólica y del Pontificio Instituto Bíblico.
Su rector desde 2008, el jesuita español José
María Abrego de Lacy, fue el primero en recibir, hace ya cuatro años, la
propuesta de la fundación Green para organizar en el Vaticano una exposición
que explicara el viaje de la Biblia por el mundo. “Ya hicimos una exposición
hace dos años”, explica el padre Abrego, “que contaba la forma en que la Biblia
se ha ido conservando a través de todos los accidentes, el fuego, las
inundaciones e incluso las guerras. La fundación Green fue creada por el
presidente de Hobby Lobby, una compañía estadounidense dedicada a la
compraventa de artesanía, y desde hace años se dedica a coleccionar textos
bíblicos y todo tipo de objetos relacionados con la Biblia. Ya cuentan con
40.000 piezas, algunas de un valor incalculable. Ellos son protestantes, pero
buscan siempre el entendimiento con todos. Ahora están haciendo una exposición
en Israel y ya hicieron otra en Cuba a la que tuve la oportunidad de asistir.
No sé cómo se las arreglaron, pero organizaron, nada menos que en La Habana,
una exposición sobre la Biblia promovida por una fundación de Estados Unidos.
El caso es que se hizo y tuvo una gran acogida. A mí me maravillan estas
cosas”.
La Biblia Lunar de la
misión 'Apollo 14'.
De los 200 manuscritos antiguos y documentos
bíblicos que se muestran en la exposición –que toma su nombre de la exhortación
apostólica Verbum Domini de Benedicto XVI--, el padre Abrego elige uno sin
dudarlo: “Hay una serie de piezas que son de enorme valor. Unas pertenecen a la
fundación Green y otras han sido aportadas por la Biblioteca Vaticana, que, por
ejemplo, ha prestado para la exposición una auténtica joya, el Papiro Bodmer
XIV-XV, que es el texto más antiguo que tenemos del Nuevo Testamento. Es de
comienzos del siglo III e incluye el final del Evangelio de Lucas y el
principio del Evangelio de Juan. Eso nos permite saber que ya en el doscientos
y algo estaban los evangelios escritos y en orden. No hace mucho, ese papiro
[el más antiguo de los 22 descubiertos en Egipto en 1952 y comprados por el
bibliófilo suizo Martin Bodmer] iba a ser subastado por sus propietarios para
superar ciertas dificultades económicas, pero Frank Hanna, un hombre de
negocios de Atlanta (EE UU), logró comprarlo –no sabemos por cuánto-- y se lo
regaló en 2007 a Benedicto XVI. Ese papiro es sin ninguna duda la joya de la
corona de esta exposición”.
Pero hay más. “Otra pieza que también es muy
impresionante”, continua el padre Abrego, “es el Códice Vaticano, el más
antiguo que existe en el mundo de la Biblia completa, del siglo IV. Todo el
códice –se llama así a los libros anteriores a la invención de la imprenta—está
suelto y se exponen dos páginas del original y un facsímil del códice completo.
Pero a mí también me impresiona mucho un palimpsesto [manuscrito antiguo que
conserva las huellas de una escritura anterior] que contiene una carta de Calixto
en siriaco, pero escrita sobre un trozo de la Biblia en arameo, que ahora con
los medios actuales se puede leer perfectamente. Antes era muy común. Tenían un
papiro viejo con algo que no interesaba o no se entendía, se borraba y se
escribía encima”. El rector del Instituto Bíblico Pontificio se refiere al
Codex Climaci Rescriptus. La capa superior del texto contiene algunas obras
teológicas del monje del siglo VI Juan Climaco que fueron copiadas en siriaco
en el siglo IX. Sin embargo, el texto subyacente está compuesto de porciones de
ocho manuscritos diferentes, dos en griego y los otros seis en arameo palestino
cristiano.
Pero además se puede contemplar uno de los 13
rollos originales de la Torá –Biblia Hebrea— de la sinagoga china de Kaifeng,
abandonada en 1810 tras la muerte del último rabino chino de aquella comunidad
judía. O un facsímil de la Piedra de Rosetta, descubierta en 1799, producido
por el Museo Británico. O la Biblia indígena del clérigo inglés John Elliot, la
primera impresa en América entre 1660 y 1663. O, barriendo para casa, la
primera edición completa de la Biblia en imprimirse en hebreo, arameo, griego y
latín. Se trata de una Biblia multilingüe producida por eruditos en la
Universidad Complutense entre 1514 y 1517 y que fue de enorme valor para los
primeros traductores bíblicos.
El país Cultura.com
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