El Festival de Pascua recuerda
al compositor en el 150º aniversario de su nacimiento
Los cantantes Thomas Hampson y Renée Fleming, en un
momento de 'Arabella', en Salzburgo. / EL PAÍS
El compositor Richard Strauss ha tomado
el relevo en 2014 de Giuseppe Verdi
y Richard Wagner en 2013.
Es una consecuencia de la política cultural de los aniversarios. Strauss nació
hace 150 años y el mundo musical lo celebra. En Salzburgo con más motivo, si
cabe, pues el compositor nacido en Múnich fue uno de los fundadores del
Festival de Verano, empeño en el que le acompaño Hugo von Hoffmansthal, con el
que realizó seis óperas, la última de las cuales fue precisamente Arabella, ahora estrella del
Festival de Pascua, en una coproducción con la Semperoper de Dresde, ciudad
donde se estrenó, al igual que otros títulos del compositor. Strauss era un
mozartiano empedernido, lo que ha propiciado que en esta edición los conciertos
del festival propongan un diálogo permanente entre Mozart y Strauss, al que se
ha sumado Wolfgang Rihm. Se recuerdan asimismo en la programación los 25 años
del fallecimiento de Herbert von
Karajan, director artístico del Festival de Pascua de 1967 a 1989, y
se tiene en el programa de mano una mención especial para Claudio Abbado, director
artístico de este festival de 1994 a 2002 y fallecido el pasado enero. Los tres
máximos responsables del festival, con Thielemann a la cabeza, expresan en un
emocionante artículo compartido su admiración por el maestro milanés,
reconociendo no solamente el alto nivel de sus realizaciones artísticas sino su
carisma y la “combinación ideal de emoción e inteligencia”.
En su segundo año al frente del Festival de Pascua Christian Thielemann ha
escogido un título de Strauss, como era de esperar, más todavía al contar con
la orquesta de la Staatskapelle de Dresde, straussiana donde las haya, y tener
al alcance de la mano la musa ideal para el personaje que da título a la obra.
Con la soprano estadounidense Renée Fleming,
Thielemann tiene una compenetración especial. Ella, además, es una straussiana
de pura cepa, como demostró el sábado de principio a fin de la representación
en una lección de estilo vocal adaptado a la música de Strauss verdaderamente
asombrosa.
Thielemann ya había obtenido un triunfo arrollador en el
Festival de Verano de Salzburgo de 2011 con La
mujer sin sombra. Su identificación con Strauss es absoluta, tanto
desde el punto de vista tímbrico como en la dosificación de la tensión teatral.
Su dirección de Arabella
rozó la perfección. Su capacidad de seducción estuvo a la altura de la
componente analítica. Excepcional. Lástima que la puesta en escena de
Florentine Klepper tuviese tan poca chispa teatral como tuvo. Soberbia, como
hemos apuntado, Renée Fleming y también Hanna-Elisabeth Müller como Zdenka y
Daniel Behle como Matteo. Seguro como siempre Albert Dohmen y un poco limitado
en las zonas extremas Thomas Hampson. En general fue un reparto muy adecuado a
la obra.
Después de sus éxitos con Wagner y Strauss, Thielemann
anunció que para la próxima edición va a cambiar de tercio enfrentándose al
doblete verista Cavalleria
rusticana-Pagliacci, además del Réquiem
de Verdi, eso sí con Jonas Kaufmann en las tres obras.
http://cultura.elpais.com/cultura/2014/04/13/actualidad/1397389211_371423.html
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