martes, 29 de abril de 2014

EL FALSO LINAJE DE LUIS NAPOLEÓN

El sobrino y heredero político del emperador de Francia no tenía su sangre, según un estudio científico que niega el parentesco entre ambos

LORETO SÁNCHEZ SEOANE

"¡No tiene usted nada de Napoleón!», le dijo Jerónimo Bonaparte a Napoleón III. "Desgraciadamente sí, tengo su familia", le contestó él. La frase del único presidente de la II República francesa, y el último monarca que reinó en Francia, adquiere ahora más sentido que nunca.
Gérard Lucotte ha realizado un estudio, por encargo del Instituto Napoleón, que tira por tierra el vínculo familiar entre Bonaparte y Napoleón III, (que le convirtió en heredero legítimo de los derechos dinásticos tras la muerte de su tío, Napoleón II, y de su hermano mayor).
Los cromosomas Y del primero son del haplogrupo 'corsosardo', mientras que los del segundo son del tipo caucásico, lo que imposibilita cualquier vinculación sanguínea, según publica el diario francés Le Figaro. "No es otro de los numerosos rumores que han circulado en torno a esta familia, sino una prueba científica", aclara el mismo periódico. Lucotte ya había trabajado hace dos años con el ADN de Napoleón I, confirmando su origen italiano. De esta forma, la descendencia de uno de los estrategas militares más importantes de la historia habría acabado con la muerte, por tuberculosis, de su hijo Napoleón II. "La historia se repite siempre pero en clave de farsa", aseguró Karl Marx en su libro 18 de brumario, en el que comparaba la forma de gobernar de ambos.


"No nos ha cogido por sorpresa"
"El descubrimiento enseña mucho sobre la psicología de Napoleón III y sus consecuencias políticas. Puede explicar por qué el Segundo Imperio francés no fue en absoluto una continuación del Primero", declara Jacques-Olivier Boudon, presidente del Instituto Napoleón.

"No nos ha cogido por sorpresa, documentos de la época insinuaban la falta de parentesco entre ambos", ha añadido. Según publica el mismo diario, los resultados fueron comunicados a unos pocos miembros del Instituto el pasado mes de diciembre.

La prueba de ADN se habría realizado gracias a un mechón de pelo que data del 6 de marzo de 1871 y que se encontraba en manos de un coleccionista belga "que se caracteriza por la autenticidad de sus reliquias", asegura Boudon.

La falta de parentesco ha llevado al Instituto Napoleón a plantear dos hipótesis. La primera es que Napoléon III no era hijo de Luis, rey de Holanda, por lo que su madre, Hortensia de Beauharnais, hija de la emperatriz Josefina, habría engañado a su marido. Otra de las posibles causas de los resultados del ADN es que el propio Luis no fuese hijo de Charles Bonaparte, por lo que su madre María Letizia no lo habría concebido dentro del matrimonio. Boudon se inclina por "la falta de Hortensia" sobre la que siempre "circulaban rumores de mala conducta marital".
Éric Anceau, doctor en Historia, ha comentado al mismo medio que aunque los rumores sobre el parentesco de Napoleón III eran constantes él no fue consciente hasta después de llegar al poder. "Descarto la falta de honradez para llegar a reinar" comenta. Ahora, los historiadores están a la espera de la exhumación de Luis, padre de Napoleón III, para poder confirmar en que momento se perdió "la sangre napoleónica".

Los golpes de Estado de Napoleón III
La historia del, hasta hoy, sobrino del emperador para conseguir llegar a reinar en Francia es digna de la familia Bonaparte. Pese a su linaje no había vivido en Francia a causa del exilio de sus padres, y la primera vez que pisó tierras francesas en la edad adulta fue en el primer intento para hacerse con el Gobierno, en 1836. Napoleón III intentó llegar al poder dando dos golpes de Estado, ambos resultaron fallidos y le llevaron a prisión en 1840. Durante su encarcelamiento escribió una serie de ensayos que destacarían por la defensa del tradicionalismo y de la civilización católica .
Seis años más tarde, en 1846, ataviándose con la ropa de un carpintero consiguió huir a Reino Unido, donde permaneció hasta la caída de Luis Felipe I, en 1848, y tras la proclamación de la II Republica francesa. El sobrino del emperador se presentó a las elecciones, las primeras con sufragio universal masculino de Francia, y fue elegido por una mayoría aplastante. Le votaron más de cinco millones de los siete millones de franceses registrados. Esta amplia victoria se debió al voto de los agricultores y obreros que veían en Napoleón III la estela de su tío.
Antes de acabar su legislatura y tras una fuerte presión de la Asamblea Nacional -que restableció el sufragio censitario excluyendo a la clase baja del país-, Napoleón III da su tercer golpe de Estado, el definitivo. En diciembre de 1852 se proclama el Segundo Imperio francés y Napoleón III, sin saberlo, se convierte en el último rey que gobernó en Francia.

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